Una calandria que espera,
mientras la tarde desangra;
y un callejón centenario
Que se ha vuelto viejo de tanto olvidarla.
Y un asomar de jazmines
que un sueño de luna desnudó en las ramas.
Entonces yo era la noche
que aprisionaba alboradas;
y un lloviznar de silencio.
carnal en tus labios; nos juntaba el alma.
Tímida flor de un verano,
que quedó en mi mano solo su fragancia.
((Estribillo))
¡Ay! pero nada quedó de entonces.
¡Todo es un sueño. ..Si todo pasa...!
Pero yo traigo de adentro
tu voz prisionera librándome el alma
y un callejón en la sangre
donde surca otoños alguna calandria.
La misma tarde de entonces.
La misma intensa esperanza.
Hoy con las manos desnudas
te nombro en el hueco vacío del ansia.
¡Callada barca de luna. .!
mis anclas te echaron raíces al alma.
Llegaste virgen de besos:
Mi boca mordió tu savia…
Tristísima compañera.
de la voz pequeña que tanto llenaba
Dónde andará la llovizna
de tus ojos tristes, para alzar mi zamba.
Letra: Raúl A. de la Torre
Música: Raúl y Hugo de la Torre
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