Villavicencio (Tonada)


I

Dónde poner el alma de los cogollos 
y la guitarra en gris de los que se fueron, 
dónde irán los cuyanos a echarse un trago, 
sin lagrimear un poco por los recuerdos. 
  
Qué será del perfume de las tonadas, 
que divulga nostalgias del guitarreros, 
en qué ventana aflojan las serenatas, 
con cada valsesito, querido Negro. 
  
En San Juan, una luna morena y mansa 
recupera tus manos en los arpegios, 
y nos vuelven de pena las madrugadas, 
un verano de sombras con tus silencios. 
Quedate amaneciendo con tu guitarra. 
Que no nos falten soles, Villavicencio.

II 
Sí se puede el remanso de tus acordes, 
Si la noble esperanza desde tus versos, 
Y es posible sentirse mucho más noble 
abrazado a un cogollo, como naciendo. 
  
Me parece escucharte desde los sauces 
que convocan zorzales entre los vientos 
y porfiar en acequias tu pulso herido, 
volviendo por tonadas que nos debemos. 
  
En San Juan, una luna morena y mansa 
recupera tus manos en los eneros, 
y nos crecen de sueños las madrugadas, 
un verano de luces con tus arpegios. 
Quedate amaneciendo con tu guitarra. 
Que no nos falten soles, Villavicencio.


Letra y música: Raúl de la Torre


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