Respetados por su conducta intachable y su laboriosidad. En el siglo XXI están al frente de la confitería, que es todo un símbolo y legado del trabajo de la familia y que todos los días abre sus puertas a jachalleros y visitantes.
En Jáchal, nadie duda que los Garcés son uno de los clanes más respetados por su conducta intachable, su seriedad y su laboriosidad. La historia de esta familia norteña, que hoy va por la cuarta generación al servicio de la comunidad, se remonta a finales de la década del 20,cuando don Salvador Garcés Sanchis, un valenciano nacido en 1879 y de profesión de carpintero, se instaló en Jáchal con el corazón repleto de ilusiones y sueños.
Inquieto y animoso, se asoció con un paisano de apellido Menendez para trabajar en toda la carpintería del Molino de don Felipe Aguado y don Salvador Arias, también paisanos suyos para luego intentar probar suerte en la actividad comercial: en 1928 instaló el "Hotel y Confitería Garcés" en la esquina de las calles Juan de Echegaray y San Martín donde rápidamente adquirió prestigio por su ambiente cálido y familiar.
En los años 40 el negocio se trasladó a calle Echegaray entre Florida y San Juan, sólo como confitería pero con una novedad; los bailables de los sábados, a los que luego se agregaron los juegos de azar y los productos regionales.
El emprendimiento siempre tuvo al frente a don Salvador y a su compañera de vida, doña Pilar Templado Navas. Ambos le imprimieron su sello particular de seriedad, calidez y respeto que convirtió al negocio en Patrimonio Cultural de Jáchal, cuando celebró sus 80 años de vida.
Los siete hijos del matrimonio ayudaron en la tarea diaria: Salvador, Vicente, Rafael, Pilar, Juan Bautista, Vicente y Felix,como en un ordenado panal, trabajaron a la par de sus padres.
Con el paso de los años y aún cuando la vida demarcó distintos caminos para los integrantes del clan, Salvador y Vicente continuaron con el negocio, tras el fallecimiento de los fundadores. La conducta comercial intachable siempre caracterizó a esta familia.Más tarde,José Luis Garcés y su hermana Silvia se convirtieron en los duenos administradores de la confitería, que es todo un símbolo y legado del trabajo de la familia y que todos los días abre sus puertas a los jachalleros y a los visitantes, para recibirlos con la cordialidad de siempre.
Fuente: Diario de Cuyo