Fue uno de los pilares del desarrollo de la astronomía moderna. Gracias a él decenas de científicos argentinos descubrieron el amor por el cielo. Aguilar es uno de los fuertes vínculos que la provincia tiene con las estrellas.
El ingeniero sanjuanino Félix Aguilar fue tal vez la persona más relevante de la historia en el desarrollo de la astronomía moderna en Argentina. Sólo un hombre antes que él había hecho algo por esa actividad en el país. Y había sido otro sanjuanino: Sarmiento.
El prócer introdujo a estas tierras de América los conocimientos astronómicos, que ya eran populares en Europa y Estados Unidos, y potenció su estudio. Por eso a ambos sanjuaninos se los considera padres de la Astronomía argentina. Al maestro, por traerla. A Aguilar, por desarrollarla.
Ninguno de los dos pudo imaginar que, con los años, la provincia se convertiría en uno de los referentes mundiales de la Astronomía, con un observatorio de primera línea como el Complejo Astronómico el Leoncito (CASLEO). Para el polvoriento San Juan de aquellos dos pioneros, donde el viento zonda, el desierto y las calles sin pavimentar cubrían todo de un capa constante de tierra, debe haber resultado imposible concebir que un sector de la provincia -Barreal- tenía uno de los cielos más limpios del mundo, como se descubrió luego y posibilitó instalar allí el observatorio.
Don Félix -tal como lo llamaban sus alumnos- creó en 1935 la Escuela Superior de Ciencias Astronómicas, dependiente de la Universidad de La Plata. Tal escuela fue la primera de Sudamérica y su creación aseguró la supervivencia de la investigación astronómica en Argentina. Con ese centro educativo, Aguilar continuó la obra de Sarmiento quien durante su presidencia, en 1871, estableció el Observatorio Nacional Argentino (ONA) en Córdoba.
En 1940 la escuela fundada por Aguilar comenzó a brindar sus primeros frutos con sucesivas camadas de astrónomos que pasaron a engrosar las filas del ONA.
Aguilar fue el primer director argentino del Observatorio Astronómico de la Universidad Nacional de La Plata. Hasta ese momento habían sido figuras del exterior. Se desempeñó dos veces allí: de 1919 a 1921 y desde 1934 hasta su muerte, en 1943.
Nació el 22 de mayo de 1884 en la ciudad de San Juan, donde hizo la primaria y la secundaria. A los 20 años, se fue a La Plata para estudiar astronomía y geodesia. Fue uno de los mejores alumnos y por eso le permitieron integrar el grupo de científicos permanentes de la universidad.
Luego fue elegido por la Asociación Geodésica Internacional para estudiar el movimiento de los polos planetarios y el gobierno nacional decidió becarlo para que se perfeccionara en Europa. Así cursó el doctorado de astronomía en La Sorbona (Francia) y consiguió esposa: En Italia conoció a Catalina Golden con quien se caso y volvió a Argentina en 1913.
También efectuó dificultosas mediciones geodésicas como miembro de las comisiones de límites con Chile y Bolivia. En 1918 se incorporó al Instituto Geográfico Militar, donde estuvo 14 años y llegó a ser jefe de la División Geodesia.
San Juan en el pecho
Aguilar llevaba a San Juan en el corazón: a su despacho de La Plata llegaban estudiantes sanjuaninos a los que aconsejaba con paternal devoción. Fue en aquella ciudad donde murió un 28 de septiembre de 1943. Diez años después se inauguró en Chimbas el observatorio que lleva su nombre.
Fuente: Diario de Cuyo. 13 de junio de 2007