La calle que lleva su nombre está en Villa Krause. Fue intendente de Pocito y perteneció a una familia de italianos que llegó al país con la idea de progreso metida en los huesos.
Fortunato Devoto era italiano, vivía en Buenos Aires y llegó a San Juan muy joven. No hay documentos ni libros que cuenten su historia. El único punto de partida era el dato de que había sido intendente de Pocito.
Por suerte, un nieto suyo, también llamado Fortunato Devoto, aun vive y está radicado en la provincia. El fue quien contó la historia del hombre por quien bautizaron a una de las calles más conocidas de Villa Krause.
Devoto era hijo de un italiano emprendedor -también llamado Fortunato- que en 1888 trajo al país una colonia de piamonteses y fundó el pueblo que lleva su nombre en Córdoba.
El Fortunato que hizo historia en San Juan llegó a la provincia a cumplir un mandato de su padre: Tenía que administrar una estancia que la familia había adquirido en Pocito, donde hoy está el INTA, incluído el predio contiguo donde se asienta la bodega.
Esos años de trabajo en Pocito le sirvieron para conocer esas tierras como a la palma de su mano, y de ahí a la intendencia había solo un paso.
Durante la intendencia de Devoto, Pocito tuvo un gran crecimiento al punto que durante su gestión, en 1911, se decidió dividir el departamento y fundar Villa Krawse un par de años después.
Fortunato terminó de echar raíces en la provincia cuando se casó con María Villegas. "Ahí decidió quedarse, además le gustaba mucho San Juan", contó su nieto, que vive en Albardón. El Fortunato de la actualidad además de nieto era ahijado del otro, y lo recuerda muy bien: "Un italiano bajito, muy tranquilo, dedicado a su trabajo. Invertía su dinero comprando cuadros y barcos, porque también tenía propiedades en las islas del Tigre, en Buenos Aires. Viajaba mucho", recuerda.
Después de hacer florecer la finca de Pocito, Devoto la vendió y compró al Banco de Italia una propiedad de 418 hectáreas en Albardón, sobre la calle La Laja, donde aún se conserva la casona que hizo construir, en madera y fibrocemento, después del terremoto del '44.
En esa zona organizó la Villa Ampacama y a pedido de su esposa, donó el terreno para la escuela que hoy se llama Ejército Argentino.
"Mi abuelo tuvo un papel protagónico en La Laja, donde tuvo en condominio un terreno con baños termales, que estaba a la entrada de las canteras y quedaron tapados con el terremoto, porque a él le gustaban mucho los baños termales", dijo su nieto.
Pero además su finca albardonera marcaba los precios de la uva de mesa de exportación, ya que de ahí salían las uvas más tempranas del país.
Devoto logró ocupar un lugar importante en la actividad pública de la provincia y llegó a ser elegido diputado nacional.
Murió a los 81 años, en Río Hondo, donde había ido a disfrutar los baños termales.
Gustos en vida
Fortunato Devoto llegó a San Juan a administrar una finca de su padre; pero le gustó la provincia, se casó y se asentó acá. Viajaba permanentemente a Buenos Aires, ya que la familia tenía allá varias propiedades. Amante de las aguas termales, tuvo sus propios baños cerca de La Laja, pero quedaron enterrados después del terremoto del '44.
Fuente: Diario de Cuyo. 13 de Junio de 2007