En el nombre del padre

Desde la muerte de su padre, Santiago, se dedica a recordarlo con veneración. No solo conserva sus cosas o rescata trabajos. También ha filmado videos recopilatorios de la obra del famoso pintor. En esta nota, Susana cuenta la vida de los Paredes.

Es una  casa sencilla, con un pequeño zaguán en la entrada y profusión abrumadora de objetos, cuadros y recuerdos desde la entrada. Una decoración abigarrada plena de eclecticismo. La casa parece lo que su actual dueña parece siempre y parece también, que se moverá por siempre, la única hija mujer de un pintor singular de los sanjuaninos: Santiago Paredes. Con Susana nos conocemos por compartir los avatares de una profesión elegida casi sin pensar y en la que se sigue a pesar de las desilusiones: la docencia.

Susana Delia nació en el Hospital Rawson, un 5 de marzo de 1948. Susana, por Susana Freyre y Delia, por Delia Garcés, las dos actrices argentinas de moda por aquel entonces y que gustaban a sus padres. Los primeros estudios fueron en la escuela Narciso de Laprida, el secundario en la Normal, donde se recibió de Maestra y de allí al viejo Instituto del Profesorado para recibirse de Profesora en Geografía. Más tarde homologaría el título en la naciente Facultad de Filosofía de la UNSJ.

Como toda niña mimada que se precie, estudió piano y se recibió incluso, en la Academia Juan Sebastián Bach, pero nunca ejerció. Sin finalizar hizo también con su único hermano, inglés, francés y declamación con Teresita Gallac de Sarmiento, cuando por entonces era casi una obligación y un orgullo que los niños supieran recitar y hablar con una dicción casi perfecta.

Susana tiene un único hermano. Santiago Lisandro, nacido un 8 de marzo de 1954, médico radiólogo, casado dos veces y con tres hijos, los únicos nietos de don Santiago: María Valeria (19), Rodrigo José (14) y María Belén (9).

Susana reparte sus horas fuera de la casa que la atrapa y la envuelve, entre el Liceo Santa Rosa de Lima, en 25 de Mayo; la Escuela Normal San Martín y la Diego de Salinas en Rivadavia.

Su hobby, su mayor entretenimiento, es realizar videos de carácter biográfico, fundamentalmente sobre su padre, del que atesora una verdadera colección.

En esta casa atiborrada de objetos queridos y remotos nos reunimos una tarde para compartir un té con rosquillas y la charla recurrente sobre la figura de su padre. Y ésta es mi intención: conocer a Don Santiago a través de su hija y su devoción casi diría, desmesurada.

Santiago Antero (tal cual) Paredes, nació un 3 de enero de 1916 y falleció un 28 de agosto de 1992. Su esposa, Berta Nilda Acosta, fue nacida un 27 de noviembre de 1922 y ambos fueron anotados, curiosamente, el 8 de febrero. Falleció el 26 de julio de 1986: cuando mueren las grandes mujeres, agrega su hija recordando a Eva Duarte.

-Para el cumpleaños de mi padre, llegaban infaltablemente a esta casa a cantarle serenatas, sobre todo su amigo Lionel Castro Costa, que no faltó nunca a la cita y también lo hacía el Chango Chilecito. Los padres de mi padre, mis abuelos; no vieron nunca con agrado que se dedicara a pintor pero ya en el 34’, él había mandado a “Noticiero Informativo”, un diario porteño; una serie de dibujos con caras de Gardel, jugadores y artistas conocidos como Fangio, Gálvez y tuvo una muy buena repercusión.  También hacía historietas que se publicaban. Hizo la primaria en las escuelas Pellegrini y Del Pino, pero llegó hasta cuarto grado por la situación económica de la familia. Más tarde, en 1960, terminó sexto grado muy alentado por Abenhamar Rodrigo que lo llevó a la nocturna Pellegrini de Santa Lucía y lo sacó, como él decía bromeando: “nicasio”, porque llegó a abanderado!. No pudo completar el secundario y siempre se sintió relegado por el medio universitario porque no era uno de ellos.

-¿Hasta dónde llegó en el secundario?
-Fue tres  años a la escuela obrero del Porvernir, también iban Genovese, Parada Torres, Ramet y Vela. Allí aprendió en forma sistemática, dibujo y pintura con el profesor Rodrigo. Luego seguiría solo su camino.

- ¿Por qué la pintura?
- Empezó como aficionado al dibujar las caras que te decía, de futbolistas y otros. De muchacho se juntaba en la “avenida de las carreras” (hoy avenida Rawson), donde se hacían carreras pedestres y de caballos; allí se reunía con el “Colorado” Ariza, los hermanos Nievas y tenían un equipo de fútbol con José Alcoba. Papá era el arquero y le llamaban a “tenaza humana”.

 Santiago Paredes dedicó su vida al arte. Su esposa, en cambio fue el pilar económico de la familia. Era enfermera diplomada de la Cruz Roja. Desde que se casaron, en 1944, don Santiago sólo pintaba y moría con 57 años de pintura y 76 de edad.
-Las primeras exposiciones fueron en Buenos Aires y se presentó después del terremoto del 44. Enviaba sus obras a la revista “El purrete”, de Buenos Aires y al “Zonda Sports” y “Tribuna”, acá en San Juan. Mi padre tuvo un mecenas extraordinario y a la vez, su padre espiritual: Carlos Dubós, con su nombre bautizó su atelier, en los fondos de la casa.

-¿De quién es esta casa?
-Del padre de mi padre que era el único hijo varón. Llegaron a un arreglo con mi madre, por el que se comprometía a pagar el lote a cambio de darles a mis abuelos alimentos, vestido, medicamentos y santa sepultura llegado el momento. Así figura en la carta documento que firmaron.

-¿Qué actitud tenía tu madre hacia tu padre?
- Mi madre le tenía muchísimo respeto y su trabajo en el atelier era sagrado. Ella me llamaba para que no lo turbara y me ponía a leer mientras planchaba.

Susana no ha parado un minuto a lo largo de la charla. Va y viene por toda la casa trayéndome recuerdos infinitos, con una memoria precisa y atosigándome con datos y detalles sin fin. Me muestra una serie de acuarelas preciosas que reflejan la cotidianeidad de su madre rescatada para siempre por las pinceladas mágicas y coloridas de su padre, sorprenden y maravillan.

-¿Por qué esta veneración por tu padre?
-Porque he visto como gozó y sufrió cada uno de los logros que iba obteniendo, ya fueran materiales o espirituales. Toda la vida mi mamá nos acostumbró a venerar a papá.

 Intempestivamente comienzan a sonar un sinnúmero de relojes, pasión de Don Santiago que llena toda la casa y hace pensar en una relojería por la musiquilla de los carrillones.

-¿Cómo se te ocurrió el tema de los videos?
- Caí enferma y tuve todo el tiempo del mundo durante dos años. Así que me puse a hacer un inventario de la obra del papá y me propuse al mismo tiempo hacer películas para la televisión, pero a esto no pude llegar. Así que me compré una casetera de video, un mezclador de sonidos, tres caseteras más y tres televisores y empecé a hacer numerosas reuniones con colegas y amigos del papá, para difundir lo que yo llamo: “San Juan visto por Paredes y Paredes visto por San Juan”. A estas reuniones, don Abenhamar Rodrigo las bautizó “las tardes de Paredes”. Hice doscientos videos de media hora cada uno y allí reflejo la vida y la obra de mi padre. La obra está separada por temas: “San Juan colonial”, “San Juan de hoy”, “Costumbres y tradiciones”, “Vendimias”, “Nevada del 76”, “Gobernadores e interventores de la provincia de San Juan”- Después lo completé con “Vida y obra de colegas”, de una hora y cuarto de duración, que en los últimos quince minutos se refieren a Don Santiago como amigo, como hombre y como artista. Participaron Marina Suero, Fernando Mó, Miguel Angel Sugo, Alfonso Terranova, Benedo y Leónidas Nivas, Vicenta Sastre, Juan Victoria, Jorge Leónidas Escudero y Vicente Genovese.

- Y este bagaje, ¿para qué?
- Sueño con que mi casa, así como está, sea un museo, sea una biblioteca de arte impresionista (mi padre coleccionó dos mil de estas obras) y con videoteca propia además de una importante colección de cinco mil fotografías de la vida, obra y acontecimientos.

- ¿Por qué esta profusión de objetos repujados que decora la casa?
-A los dieciséis años, mi papá trabajó de aprendiz en una herrería artística. Hacía dos o tres herraduras y el resto para el arte. Durante veinticinco años coleccionó rejas, balcones, adornos de cama, de lámparas, aldabones de puertas; la mayoría en bronce, cobre y hierro. De todo esto surgieron lo que ves: más de doscientas piezas en las que él trasmitió el amor al mate por ejemplo, que consideraba la unión de la familia. También hay transicionales braseros sanjuaninos y enormes teterones…

-Habláme del premio anual que instituíste tu misma.
- María del Carmen Reverendo fue siempre mi aliciente y un constante ejemplo, al igual que Fanny Grossmann de Larrea junto a Estela Genovese de Putelli. Ellas me apoyan para que siga adelante con mi eterna idea. María del Carmen, siendo rectora del Colegio Diego de Salinas, en Rivadavia, me permitió que otorgara un premio con el nombre de mi papá, desde 1987. Es un premio al mejor promedio, al mejor promedio en Geografía, al alumno destacado en plástica y uno más a la honorabilidad. A éstos, se ha sumado el de la solidaridad, desde el año pasado. Esto surge a raíz de mi enfermedad cuando Rosario Díaz Reverendo, se encargó de organizar turnos para mi cuidado, con alumnos y colegas. Estos premios los reciben también las otras escuelas donde trabajo. Consisten en medallas de plata y salen del bolsillo de Susana (risas).

-¿Por qué ese gusto de tu padre por los sacos de estridentes colores?
-Tengo tres amigas modistas:  Susana y Pepín Moragues y la señorita Becerra; que me cosían a mi y a papá se le ocurrió que le gustaban ciertas telas de mucho colorido con botones naranjas o fucsias, en combinaciones realmente anacrónicas y comenzó a hacerse camisacos primero. Un hermano de Alfonso Terranova, Juan, que es sastre; es que comenzó a hacerle los sacos, chalecos y pantalones a medida en llamativos colores, que lo hicieron característico al verlo por las calles de San Juan. Recuerdo que la Sombrería Pereyra se las veía verdes para conseguirle los sombreros de paja o de fieltro, según la estación, que él quería en colores o a cuadros. Todo esto lo conservo en una vitrina.

-Te veo triste…
-Sí La muerte de mi padre trajo aparejado un sinnúmero de problemas relacionados con esta casa y su herencia. No debimos llegar nunca a esto porque nos criaron unidos… Pero no quiero hablar de esto, espero que todo se solucione… A mi papá le gustaban mucho los gatos, ¡Tenía 19! Y fíjate, dejaron de venir cuando falleció…

-Me comentaste sobre los mecenas que protegieron a tu padre.
- Sí. Al morir Carlos Dubós, quedó Chakib Madcur como mecenas. Ellos se ocuparon de comprar las obras de mi padre con cierta perioricidad y de ésta forma mi padre obtenía ciertas entradas en momentos urgentes. Así es como pudimos estudiar con mi hermano y asistir a congresos nacionales e internacionales en nuestras especialidades.

- Don Santiago, ¿viajó alguna vez?
- En 1970 viajó solo a España, ayudado por el Círculo de Damas del Club Español que organizaron una monumental exposición que se vendió prácticamente toda. Al regreso trajo cien pinturas con temas españoles, principalmente del sur y también, se vendieron todas excepto dos que conservo. Una de ellas pienso donarla al Club Español precisamente.

- ¿Qué piensas hacer con la obra de tu padre que todavía queda en tu poder?

- Mi idea es enmarcar cuarenta cuadros para que todas las municipalidades de San Juan tengan una obra de mi papá. Porque yo lo considero el creador  del “sanjuaninismo”, por la exaltación que siempre hizo de los personajes, arquitectura, paisajes y rincones de San Juan. La otra de mi padre no se confunde con la de ningún otro…

GALERIA MULTIMEDIA
¿Quién no recuerda esta imagen? Don Santiago Paredes recorría las calles de San Juan con el colorido único de San Juan con el colorido único de su ropa y el andar campechano que lo convirtieron en un personaje de este San Juan.
Susana Delia Paredes
Don Santiago Paredes gustaba de coleccionar trabajos de orfebrerìa. En la foto de abajo se lo ve con su esposa tomando mate utilizando elementos con complicados repujados. Esos son los que hoy adornan la casa que, con gran cariño, conserva los recuerdos de Susana, la hija.
Erab tradicionales las fiestas en casa de los Paredes. Susana, con apenas 18 años, baila con su padre.
1986. Al cumpleaños de Don Santiago acudían infaltables, sus amigos de siempre, como Lionel Costa que llegaba para homenajearlo con una serenata. Si se observan los muebles y la herrería en el amplio patio, fueron hechos por Don Santiago.
En marzo de 1983 durante un cumpleaños de Susana y una de sus facetas: cantar.
Susana Delia Paredes