Barrio Del Bono

Del Bono, como lo imaginó Bartolomé, sigue teniendo ese toque de exclusividad y jerarquía que le imprimió cuando esos terrenos eran sólo viñedos.

Un barrio residencial como Palermo, en Capital Federal, eso quería Bartolomé Del Bono. Con terrenos amplios: unos 1.000 metros cuadrados. Con divisiones de cerco vivo: sólo ligustros o grateaus en los perímetros (algunos aún se conservan). Y casas ubicadas a 6 metros de la vereda, con techo a dos aguas y tejas, al estilo californiano. Con electricidad y agua corriente. Las rigurosas pautas urbanísticas de cómo debía ser ese moderno complejo de viviendas de "jerarquía", las marcó el mismo Bartolomé Del Bono cuando encargó la construcción de las primeras 6 o 7 viviendas allá por 1938, cuando incursionaba en el negocio inmobiliario, recuerda ahora su nieto homónimo, Bartolomé Del Bono. "Fueron unos 150 lotes y le llamó Villa Nueva Palermo. Se ubicaba entre las calles Hermógenes Ruíz, Juana Manso, Del Bono e Ignacio de la Rosa por entonces llamada Cereseto (paralela a las vías del tren). Con el tiempo, mucho después del terremoto del 44 la gente empezó a llamarle barrio Del Bono", precisa el nieto, orgulloso. En la actualidad, según los mapas de la Dirección de Geodesia y Catastro, el Barrio Del Bono aparece como un pequeño triángulo al Norte de Juana Manso, entre calles Del Bono y Angel D. Rojas.

 

¿Cómo surgió la idea de la Villa Nueva Palermo? Según Bartolomé nieto, el barrio fue el tercer emprendimiento inmobiliario de su abuelo, quien ya había construido casas para sus empleados cerca de la "Esquina Colorada", en Rivadavia, y también la Villa Lanteri, en la zona del actual Parque de Mayo. El negocio inmobiliario fue una de las aristas comerciales de Bartolomé, surgidas tras una división familiar de bienes cuando la bodega Del Bono ubicaba sus vinos en los mercados más importantes, por entonces Rosario, en Santa Fe, y Buenos Aires.

 

Aquella venta a la cervecera "La Germania" se hizo para darle la mitad a su hermano Carlos y obligó a Bartolomé a partir con su familia a Europa en 1895, porque en el contrato de traspaso se incluyó la maliciosa cláusula de no meterse más en operaciones vitivinícolas. Pero al cabo de 2 años, comprendió que su destino estaba en San Juan y volvió.

 

Se afincó con un nuevo proyecto vitivinícola en Las Casuarinas, 25 de Mayo, y su resurgimiento incluyó la diversificación: comenzó a comprar terrenos y a lotear para barrios, construyó un hotel, un banco y hasta fue senador en la Legislatura provincial. En 1910 se hizo el famoso chalet Del Bono y tiempo después, en 1938, compró los terrenos con viñedos al Norte de Ignacio de la Rosa (al Oeste de Paula A. de Sarmiento) y allí construyó la Villa Nueva Palermo con casas tan resistentes que soportaron intactas el terremoto del 44.

 

Luego de aquella tragedia que enlutó a la provincia, Del Bono pavimentó el barrio y le puso recolección de residuos a domicilio. Y fue entonces que la mutual del personal de la Universidad de Cuyo, ubicó allí a sus docentes, como el profesor de Artes Plásticas José Carrieri (89 años, creador de un símbolo sanjuanino: el conocido monumento al deporte), que llegó de Mendoza en 1955 cuando el barrio estaba ocupado en un 50 por ciento y se quedó para siempre.

 

Hoy, el barrio es ocupado por aquellos antiguos vecinos y por gente de dinero: las empresas mineras ubican allí a su personal de jerarquía. Y el barrio, como lo imaginó Bartolomé, sigue teniendo ese toque de exclusividad y jerarquía que le imprimió cuando esos terrenos eran sólo viñedos.

 

Fuente: Diario de Cuyo.

 

GALERIA MULTIMEDIA
Infografía del barrio. Fuente: Diario de Cuyo.
Una de las casas del barrio Del Bono en cosntrucción. Fuente: Diario de Cuyo.
Las pautas de cosntrucción que imaginó don Bartolomé le dieron a los terrenos de las casas una gran superficie y amplios jardines. Fuente: Diario de Cuyo.