Esta historia comienza en España, con Cristóbal Parra y su mujer, Mariana Ramírez, que llegaron a Argentina y sembraron la semilla para que sus hijos y nietos se destacaran como personas emprendedoras y de trabajo, y que encontraron en el rubro de la carne esa posibilidad de desarrollo.
Cuando se habla de los Parra en San Juan es casi inevitable referirse al negocio de la carne, a lo largo de más de cincuenta años ellos se han convertido en importantes abastecedores para toda la provincia. Lo que hoy es un importante emprendimiento, tiene sus orígenes en una historia de mucho esfuerzo, que no siempre estuvo acompañada por las mejores circunstancias, incluso desde sus raíces.
De Málaga a Córdoba
Los Parra son oriundos de Málaga, España. Vivían en Parauta, un pueblo montañés, se dedicaban a la agricultura y trabajaban en tierras que estaban ubicadas a más de 100 kilómetros de su vivienda. La familia estaba integrada por Juan Parra, su mujer Ana y cinco hijos. Uno de ellos era Cristóbal, con el comienza esta historia. Él se casó con Mariana Ramírez y, en 1916, emigraron a Argentina.
En Córdoba, en la zona de Argüello, ya estaba viviendo el suegro de Cristóbal, así que allí fue la joven pareja. Una vez instalados, el español se desenvolvió como jardinero y uno de sus trabajos lo realizaba en la casa del gobernador de esa provincia, Rafael Núñez. Tuvieron once hijos, los dos primeros fallecieron antes de cumplir los dos años y el resto fueron: Cristóbal, Francisco “Paco”, Ana, Juan, Mariana “Ñata”, Diego, Dolores “Lola”, Antonio y María “Mony”.
Entre la crisis y la oportunidad
Cuando la más pequeña tenía apenas once meses, Cristóbal padre falleció de neumonía. Esa partida tan repentina complicó la situación económica de la familia y los varones tuvieron que empezar a trabajar. El mayor, Cristóbal, fue el que continuó con el oficio de jardinero, los demás hacían otras tareas: salían a pastorear animales a las sierras, vendían entradas en el cine y el más chico, Antonio, con ocho años, vendía diarios.
En esa situación, surgió la posibilidad de venirse a San Juan, donde vivían los primos Villanueva, que eran familiares por parte de su madre. Estos parientes tenían un lavadero en Rawson. Los Parra decidieron irse definitivamente de Córdoba después de que Francisco Parra, que era técnico constructor, falleciera al caer desde un andamio en una obra, en 1948.
Una vez instalados en San Juan:
» Dolores, que es la única de los hermanos que aún vive, se casó con Francisco Valverde, que se dedicaba a la venta de semillas para la agricultura. Tuvieron a: Daniel, ingeniero agrimensor y vive en Córdoba; Susana, Cristian, comerciante en el rubro automotriz y Marcela.
» Juan se casó con Elena Gelusini y tuvieron a: Estela, Juan Carlos, fallecido, fue quién primero se incorporó de esta generación al trabajo en la empresa familiar; Nora, Marcelo y Andrés, ambos son contadores, tienen su estudio y además trabajan en la firma de la familia.
» Mariana se casó con Mario Ruiz, ellos tuvieron el tradicional puesto de churros de la feria de la Capital y fueron padres de: Graciela, fallecida; Mario, comerciante y Alejandro, fallecido.
» María se casó con Francisco Ruiz, que se dedicaba a la agricultura. Ellos tuvieron tres hijas: Victoria, secretaria en consultorio médico; Myriam y Mónica, comerciante.
» Diego se casó con Claudina Rodríguez y tuvieron cuatro hijos: Oscar, contador y también dedicado al rubro de la carne; Betina, cardióloga y vive en Miramar; Raúl, dedicado al rubro de la carne y Gustavo, tiene un supermercado en La Rioja.
» Antonio se casó con María Isabel Muñoz (Ruca) y tuvieron a: Roxana, maestra jardinera, Adriana, psicóloga y Antonio, contador; los dos menores trabajan en la empresa familiar Carnes Parra.
» Ana fue madre de Myriam Parra, que está radicada en Córdoba.
Los inicios en el rubro de la carne
En la provincia Diego tuvo un corralón y almacén. La familia de su mujer se dedicaba a la venta de carne y lo animó a que incorporara carnicería en su negocio. A su vez, Antonio, alentado por su suegro, Pedro Muñoz, histórico abastecedor de la provincia, comenzó a trabajar en la compra de hacienda en pie, en la faena y también en la comercialización de la carne. La familia Muñoz también tiene una importante vinculación con la carne, han sido propietarios del frigorífico Control y otro de los parientes es el dueño de El Vasco.
En 1963 Antonio y Diego primero, y más tarde junto a sus hermanos Cristóbal y Juan formaron la firma “Parra Hermanos S.R.L”. Diego se ocupaba de la comercialización y distribución y Antonio era el encargado de las compras de hacienda para su posterior faena. Por otra parte, Cristóbal y Juan trabajaban en la distribución de la carne y, al principio, la hacían en carreta; cubrían Rawson, Pocito, llegando hasta Carpintería. La familia se repartía entre la empresa y también los momentos de reunión social. Los carneos eran una oportunidad de encuentro, solía ser un fin de semana de trabajo para los más grandes y de diversión para todos los primos.
La llegada de las nuevas generaciones
Diego y Antonio no se limitaron al trabajo dentro de su empresa, también tuvieron una importante tarea social, estuvieron entre los fundadores del Rotary Club de Rawson. Además, Antonio fue presidente del Club Boca Junior de Rawson, antecedente del Club Unión, fue presidente de la Cámara de Abastecedores de San Juan, vicepresidente de la Asociación de Matarifes y Abastecedores de la República Argentina. Aparte fue militante del MID (Movimiento de Integración y Desarrollo), fue cercano al gobernador Américo García y con 27 años fue director de la Caja de Acción Social.
Además de trabajar con la carne, incursionaron en el rubro de la vitivinicultura, comenzaron a producir uva para vino bajo la firma BACO S.A.C.I.F.I.A, en Santa Lucía. Aunque ese emprendimiento no prosperó, siguieron trabajando y creciendo en su rubro y de a poco comenzó a entrar la segunda generación. Para adaptarse a ese cambio, decidieron que Diego siguiera trabajando junto con sus hijos con la firma original, mientras que Antonio y Juan formaron una nueva sociedad “Carnes Parra”, en la que hoy trabajan sus hijos Antonio (h) y Adriana y sus primos Marcelo y Andrés, que vende carnes a prácticamente todos los departamentos de la provincia.