Investigación Histórica: El juicio que inició Sarmiento contra quienes lo acusaron de ofrecer " trompadas" a sus alumnas

En el Archivo Histórico del Poder Judicial de San Juan se encuentra el expediente del juicio que inició Sarmiento en junio de 1840 por calumnias e injurias contra una mujer que lo había acusado de insultar a sus hijas y ofrecerles trompadas. Juan Carlos Bataller Plana nos cuenta una historia que pinta al máximo prócer sanjuanino.

Seguramente fue la comidilla social en el San Juan de 1840: que se dijera que el joven director del colegio de señoritas insultara y ofreciera “de trompadas” a sus alumnas. Quien lo acusó fue la madre de las chicas Oro, doña Petronila Maurín de Oro. El acusado, Domingo Faustino Sarmiento, quien a los 29 años era el director del primer colegio para mujeres, el pensionado de Santa Rosa de América.
Teniendo en cuenta esto, la acusación realizada contra Sarmiento le podía ocasionar un daño irreparable, que el director del colegio amenazara con dar trompadas a sus alumnas no era un tema que se tolerara en el San Juan de esa época. La respuesta de Sarmiento no se hizo esperar y ante el juez de Segundo Orden inició una causa por calumnias e injurias contra “doña Petronila Maurín de Oro y sus cómplices”.

El expediente completo de ese juicio se encuentra en el archivo histórico del Poder Judicial. En exclusiva, El Nuevo Diario accedió a los originales en donde se encuentran los escritos de puño y letra del prócer sanjuanino y es uno de los tantos documentos históricos de incalculable valor que deberían ser digitalizados.

El problema se originó por la queja que dirigió por escrito Doña Petronila Maurín de Oro a Domingo Faustino Sarmiento. Según los dichos de la señora, Sarmiento había reprimido a sus dos hijas, alumnas del Colegio Santa Rosa, tratándolas duramente e incluso les habría amenazado con darles trompadas.
En la presentación del juicio que inició Sarmiento contra Doña Petronila, lo explica claramente:
“Habiendo dispuesto Doña Petronila Maurín retirar a sus hijas del establecimiento que dirijo me hizo saber por la persona encargada de este acto, que lo hacía por las violencias y desmanes que había cometido yo con ellas, tales como haberlas ofrecido de trompadas y otros cargos de expresiones insultantes, a todo lo que contesté una sucinta esquela manifestándole mi sentimiento de que antes de darse por agraviadas no se hubiera tomado el trabajo de saber si eran ciertos los dichos en que fundaba su agravio: si exponía las dificultad de poner así claro los hechos cuando ella estaba interesada en la verdad de sus hijas, y dándole algunas explicaciones sobre los supuestos insultos, concluía indicándole que todo lo ocurrido había pasado ante las Srtas del Colegio que ellas podrían informarla de la verdad…”

El mismo Sarmiento explica los motivos que tiene para iniciar el juicio:
“Convencido de las funestas consecuencias que el error de esta Señora podría acarrearme, aleccionado por la experiencia de un año, de la falta de tino y de criterio en la generalidad, y de la avidez con que los enemigos del establecimiento que dirijo se apoderan de todas estas pequeñeces para hacerlo odioso y desconceptuarlo, resolví escarmentar en esta Sra la maledicencia de otras presentándome ante los tribunales para desmentir sus infamantes asertos; pero antes de hacerlo quise prevenirla, a cuyo fin, me personé a su casa…”

Cuando Sarmiento fue a la casa de doña Petronila, habló con Manuel Maurín y una de las alumnas Oro y creyó haber solucionado el tema ya que la estudiante le habría confesado que no fue amenazada por Sarmiento.
Pero en el medio se entromete Manuel Julián Frías, quien comienza a mostrar la carta de Doña Petronila acusando duramente a Sarmiento a gran parte de la sociedad, llegando incluso a hacerlo al gobernador Nazario Benavides. Así lo explica Sarmiento:
“Aquella carta que yo había tenido la generosidad, la buena fe, la indiscreción diré más bien de dejar en poder de otra Señora, esta carta dijo se hacía circular en el publico como conteniendo hechos ciertos, y presentándola a la primera autoridad de la Provincia, para que juzgase por ella del estado del establecimiento que yo dirijo y la conducta que yo guardaba en él. Horrorizado de este procedimiento tan infame é instruido, por otra parte por las madres de familia y multitud de personas que el público se ocupada vivamente de este acontecimiento que no solo estaba persuadido de que le había ofrecido de trompadas sino que estaba muy valido que he dado de patadas a una de ellas, he querido en fin poner a cubierto de los tiros que enemigos cobardes y ocultos asestan contra mi reputación”.

En la carta de Petronila Maurin de Oro, la mujer afirma que Sarmiento le dijo a una de sus hijas que era guasa y ser de la pulpería y le dijo que no iba a aceptar “que se les haga tanto vejamen tratándolas como al más vil esclavo. Ellas fueron a educarse, no a que las ultrajen por cualquier cosa, pudiendo enmendar, correjir, y reprehender con moderación”.

¿Quién era Manuel Julián Frías y por qué ese encono con Sarmiento?
Según se desprende de una carta enviada desde Chile por Sarmiento a Manuel Quiroga Rosas, fechada el 9 de abril de 1840, el joven director de escuela insinúa que tuvo un romance con Tomasa Sánchez, quien se había casado tiempo antes con el mencionado Frías.
“Le comunicaré ahora lo que me escriben de San Juan, que me arrancó un grito de sorpresa indignación, placer e ira á más no poder á leer esto que sigue “La Tomasa se caso ante noche con un C..a..t..a..m..a..r..queño!!! aquel catamarqueñito estirado que vino con la vieja. Solo el diablo podía imaginarse cosa más graciosa. Imagínese como será nuestro primer encuentro con la tal Tomaza… Muy salado sin duda… de pensarlo solo me fino de risa” contó Sarmiento si bien Frías era de Santiago del Estero.
En otra carta a Quiroga Rosas fechada el 30 de junio de 1840, le escribe Sarmiento “Tal es la aciaga su erte de nuestra buena amiga que se casó poco ha. El tal Santiagueño es un miserable brutal infatuado, que la ha llenado de amarguras, y va a emponzoñar para siempre la vida de esa cuitada mujer. No ha muchos días que por celos recíprocos, se mudó a vivir á otra parte este tuno; con el escándalo que V. puede presumirse y la novedad. Ella la infeliz no le quedó otro apoyo que su antiguo amigo…”

¿Cómo termina la historia?
En el expediente que se encuentra en el Archivo Histórico del Poder Judicial, consta las declaraciones de los testigos pedidos por Sarmiento en donde queda claro que hicieron circular la carta de Petronila Maurín de Oro para desacreditarlo. Pero no hay sentencia judicial. Y no consta en algún documento que se haya condenado a Doña Petronila o a Frías, el celoso esposo de Tomasa Sánchez.

Un colegio histórico

El pensionado de Santa Rosa de América se inauguró en un acto público el 9 de julio de 1839. Con la presencia del gobernador Nazario Benavides, su ministro general Timoteo Maradona y el obispo José Manuel Eufrasio de Quiroga Sarmiento, se dejaron inauguradas las instalaciones del internado que tuvieron a Domingo Faustino Sarmiento como su primer director y principal impulsor, Tránsito de Oro de Rodríguez como regente y Bienvenida Sarmiento era la preceptora de la casa. En su discurso de ese 9 de julio, Sarmiento explicó los motivos que lo llevaron a crear el colegio: “Nuestras señoritas, las respetables matronas, y en fin todos los miembros del amable sexo han manifestado a porfía un interés demasiado vivo, para no creerlo hijo del convencimiento más íntimo. Dificultades personales, y la afección maternal, que obra de un modo instintivo sobre el corazón de la mujer, que le apega al objeto de su ternura, no han bastado a entibiar el ardor que las impulsa, sobreponiéndose a todo a desprenderse temporalmente de sus predilectas, para que participen de las ventajas que se les preparan…” “…que debe prepararos para volver al seno de vuestras familias, a desempeñar con acierto los dedicados deberes, que la naturaleza y la sociedad han impuesto a vuestro sexo”.
Según escribe Horacio Videla en su obra Historia de San Juan, entre las asignaturas que se impartían, se dictaba lectura, escritura, aritmética, gramática, ortografía, geografía, dibujo, inglés, francés, religión, moral, urbanidad y conversación, música instrumental, canto, industria, cocina, tintura, costura, tejido, jarabes, perfumes, jabones, juegos de salón, de destreza y de ingenio.
El colegio se desenvolvió con normalidad durante un año y medio hasta el 19de noviembre de 1840. Los roces de Sarmiento con Benavides y el exilio del futuro prócer a Chile fueron determinantes para que se llegara a tal situación. Se terminó clausurando en agosto del año siguiente.
En 1851, el gobernador Benavides decidió que el colegio volviese a abrir sus puertas y desde 1876, en la misma sede, funciona el Colegio Santa Rosa de Lima a cargo de las hermanas dominicas de Santa Catalina de Siena.


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En el Archivo Histórico se encuentra el juicio original con las presentaciones realizadas de puño y letra por Domingo Faustino Sarmiento.
La foto muestra la esquina de la casa de Fray Justo Santa María de Oro, hoy funciona el Colegio Santa Rosa de Lima.
Parte de la documentación que se conserva sobre este juicio.