Orlando "Pato" Palacio: Un economista con alma de cantor y artista

La siguiente es una entrevista al Contador Público Nacional y licenciado en Ciencias Económicas y que ya jubilado, dedica sus mayores afanes a la música y la fotografía, realizada por Juan Carlos Bataller, en el ciclo “Qué hiciste con tu vida”, a fines de 2017.

—"Pato” Palacio, ¿Porque Pato?
—Viene de los tiempos de juventud. Era por la forma de caminar que tenía, un poco arrastrando los pies. 

—Pocos saben que te llamas Orlando…
—Claro, Pato se fue identificando con la persona. No me molesta en lo más mínimo

—¿Vos naciste en Trinidad?
—Sí, nací en la calle Alvear. Entendía como si me hubieran robado la calle cuando abrieron la avenida Rioja, parece que eso desapareció. En la adolescencia regresé a Trinidad nuevamente, a la calle  Abraham Tapia y General Acha. 

—Ahí estaba la bicicletería de Palacio
—Sí, Domingo Palacio era mi papá. 

—Hablame de él
—Yo debo haber heredado algunas cosas de él evidentemente, aparte de tener los ojos medios verdes, mi carácter y muchas cosas. La afición por la guitarra me viene de mi padre.  Tenía un conjunto que salían para animar reuniones. Música típica, las características, los corridos, los pasos dobles, valses, etc. Sin embargo se dedicó al ciclismo, hizo algo de fútbol, se vinculó con el club Los Andes en aquellos tiempos. Mi padre fue campeón de velocidad, de resistencia. 

—¿Y cómo era como padre?
—Lo recuerdo y valoro muchas cosas de él. Un tipo amante y respetuoso del trabajo. Era exigente conmigo. Yo lo ayudaba en el taller de la bicicletería. Me enseñó mucho, era divertido cuando se juntaba con sus primos, además una persona estricta para que yo cumpliera con mi trabajo. 

—¿Alguna vez te dio un coscacho?
—Sí, recuerdo una vuelta que por no pegarme, me pegó una patada por debajo. Yo andaba con alpargatas y a un dedo me lo dejo embromado (risas). Después me decía en tono de humor “vamos a ir a una tía que sabe curar los huesos pero no tenés que decir nada en casa” (risas). No quiso que yo fuera ciclista, lo entendí y me lo explicó. Mi padre quería que yo estudiara, que me orientara en la vida de otra manera. Yo lo vi a él sufrir bastante. 

—¿Qué recuerdos te dejó tu mamá?
—Mi mamá era laburadora también. Mi papá era valenciano y mi mamá hija de andaluces. Recuerdo una anécdota cuando mi papá hablaba en valenciano, a mi mamá le irritaba y nunca lo quiso aprender. Mis padres nunca le sacaron el cuerpo al trabajo.

—¿Qué deportes practicaste, Pato?
—Rugby, pero también hice fútbol. 

—¿A qué escuela fuiste a la primaria?
—Fui a la escuela Sarmiento, hice mi primer grado y mi maestra fue la señora Fany Lazo. 

—Eran los tiempos que nos acordábamos y sabíamos de memoria el nombre de las maestras. 
—Sí, ahí es donde yo empiezo a cantar, en primer grado. Yo le dije a mi papá que me enseñará a cantar algo para presentarme en un programa dedicado a las madres. Mi padre me respondió “yo te voy a enseñar a cantar un valsecito para las madres”. Me acuerdo que nos acostábamos en la cama y él empezaba a cantar “Lloré en mi vida solitaria, porque vida mía yo sentí tu amor...”, un vals muy viejo. Esta canción fui y la canté en Radio Sarmiento, fue mi primera actuación. 

—¿Hiciste toda la primaria en la escuela Sarmiento?
No, sólo primer grado porque mi hermano tenía problemas de asma y el médico le recomendó que nos fuéramos  a vivir hacia las afueras de la ciudad. Entonces nos fuimos a Rawson y la bicicleteria siguió hasta el terremoto del 44 en la calle Laprida. 

—¿Terminaste la escuela primaria en Villa Krause?
—Si, en la escuela Domingo F. Sarmiento de Villa Krause. En tanto la secundaria fui a la Escuela de Comercio. 

—¿Y un día te fuiste a estudiar a Mendoza?
—Sí, fui con mis amigos. Me tocó el servicio militar apenas terminé el secundario, en la base aérea de Mendoza. Aproveché para contactarme con amigos que ya habían arrancado la facultad, para hacer los parciales y prácticos.

—¿En esa época ya cantabas y tocabas la guitarra?
—Sí, cantaba pero sin tener el conjunto. Recuerdo que la banda la armamos en el año 57,  se llamó los Tulducos. Éramos 3 en un principio y surgió porque nos poníamos a ensayar en la siesta en el fondo de la bicicletería. Mi papa no podía dormir la siesta y me decía: “ustedes me dan más trabajo que los Tulducos”.  Los tulducos son unos conejitos que hacen pozos en la tierra. Y así quedó el nombre del conjunto. 

—Los Tulducos alcanzaron la fama justo al comienzo de la Televisión en San Juan
—Nos tocó actuar en la televisión, en canal 8, en una campaña publicitaria que hizo la marca Cavic para lanzar sus vinos. Cantamos “Buscando las siete modelos del 8”, era un programa y estábamos contentos ahí. Le decíamos a todas las modelos “vos merecés ganar”, aunque supiéramos que iban a perder. (risas)

—En esa época con los Tulducos, cantor y con pinta, debés haber cosechado muchas admiradoras.
—Lo necesario que se hace cuando uno es  joven. Uno se va encontrando con esas cosas, no porque las busqué (risas) Usted lo sabe porque también era jovencito en esa época y cargaba su pinta, Juan Carlos. 

—¿Ya estabas de novio?
—Sí, yo tempranamente cometí esa osadía de ponerme de novio. Yo vivía en el hotel Madrid en Mendoza y estábamos con unos amigos. De repente vi salir a una chica y pregunté quién era. Le pedimos al dueño del hotel hacer una milonga por la tarde en el patio e invitamos a todas las chicas. Resulta que vino esta jovencita y le canté una tonada que se llamaba Celos: “Sé que no debo dudar de tu purísima fe, sé que me adoras...”. La chica quedó impactada.

—¿Vos eras mucho mayor que ella?
—Casi 8 años mayor que ella. Tenía 14 años en ese momento y en su cumpleaños de 15 ya estaba presente como dueño de casa.  Con Edith estuvimos 9 años y medio de novios. 

—Pato,  en un tiempo te dedicaste a la política, eras el candidato de Nueva Fuerza. Recuerdo que estabas  arriba del escenario con una guitarra representando a un partido que no existía y sacaste más de 10 mil votos. 
—Sí, casi 11 mil votos. 

—¿O sea que el canto redituaba?
—Sí, me conocían. Desarrollé actividades muy diversas pero todas tenían que ver con la gente. Una vez salí en un diario de la provincia tres veces al mismo tiempo por actividades distintas que hacía. La docencia, era profesor de la UNSJ, además  funcionario, secretario de Hacienda del Gobierno e incursionaba en la política.

—El club los Andes fue una etapa muy  importante en tu vida, recuerdo que eras muy jovencito. Los bailes de carnaval de los Andes eran espectaculares, trajeron a Roberto Carlos una vez. 
—Sí, la vuelta que trajimos a Roberto Carlos, se acuerdan muy bien Mario Pereyra y Rony Vargas  (los competidores). Tuvimos que hacer una programación extraordinaria. Con amigos trajimos a Sandro, Los Iracundos, Palito Ortega, Joan Manuel Serrat. También contratamos a Roberto Carlos para el último domingo que cerraban los carnavales. Había que llenar la cancha de mesas y sillas para dar lugar a toda la gente que venía. En el mes de agosto hicimos en una conferencia de prensa en el ex Hotel Nogaro el anuncio del carnaval y vendimos bonos que eran para que la gente lo pudiera pagar de a poco. Toda la recaudación era lo que nos gastábamos para traer a  Roberto Carlos.

Yo no sé si era parte de la mitología popular o no, pero ¿Roberto Carlos hizo playback esa vez?
—Lo iba a hacer. Nosotros sabíamos que normalmente hacia playback en otros lugares y dijimos que con lo que estamos pagando para traerlo, lo único que vamos a ganar es el prestigio de los carnavales y las concesiones. Entonces cuando preparaban los equipos, nosotros teníamos un electricista y le dijimos que estuviera atento para sacar la conexión. En la noche cuando empezó a cantar, resulta que cortaron un cable y se quedó sin retorno, Roberto Carlos miró para la consola de ellos y no hubo caso de arreglarlo. No tuvo otra opción que cantar en vivo. A la noche cuando nos despedimos en el hotel, me dijo el representante: “no se hace eso, lo hicieron cantar al pobre Roberto Carlos como loco toda la noche”. Yo le respondí que con todo lo que le habíamos pagado tenía que cantar hasta en mi casa.

—Me llamó la atención que un día te fuiste de San Juan, ¿por qué?
—La carrera de contador nunca me llenó, no me sentía contador. Me interesaba la macroeconomía y la parte humana. También fui uno de los fundadores de OSSE. Ahí era gerente general y hubo un inconveniente más bien político.

—Dicen que hiciste algo que no le gustó a don Leopoldo
—Le pareció mal y yo también actué mal. En una reunión delante de todos los ministros no le acepté ser candidato. Él quería que yo hiciera política, y que si no aceptaba me sacaba de OSSE. Así que me fui a Buenos Aires aprovechando que unos amigos míos se habían ido a trabajar a la Secretaria de Minería.  Me invitaron y trabajé como director de Economía Minera.

—Después de esto entraste en la universidad de Belgrano
—Si entré como docente, unos años después di clases en la UADE hasta que regresé a San Juan.

—¿Por qué regresaste a San Juan?
—Primero, porque gané el concurso de director nacional de Servicios Públicos y luego fui director de presupuesto del Ministerio de Obras Públicas. También, cuando Gioja ganó la gobernación, me habló para formar parte de su equipo como secretario de Planeamiento que depende del Ministerio de Economía.

—Había que desarmar la familia, dejar parte en Buenos Aires, hacer una casa en San Juan
—Fue un cambio fuerte, mi señora en un principio como que no estuvo de acuerdo y dijo que se quedaba en Buenos Aires. Igual fue un tiempo y luego regresó a San Juan conmigo. Se me quedaron tres hijas en Buenos Aires y Karina Palacio vino con su esposo.

—¿Cómo hiciste para sobrevivir con tu mujer y cuatro hijas?  Karina, tu hija, siempre dice que vos sos como su mano derecha.
—A Karina, al ser la mayor, veía que le gustaba el deporte, la gimnasia. Me hacía acordar a mi juventud, era muy compinche, la veía siempre alegre. Tenía mucha inclinación hacia ella por el carácter. Entre las cinco incluida mi señora, yo me entretenía, pero tenía buenos roces porque eran muy celosas.

—El ciclo este se llama ¿Qué hiciste con tu vida? Es la época del resumen “Pato”, ¿repetirías tu vida, cambiarías cosas?
—Creo que si naciera nuevamente, yo sé que haría lo mismo.

—Hoy en día tus fotos tienen un sello distintivo, algunas fotos son espectaculares
—Sí, me doy cuenta. La veo a mi hija Vanesa que me siguió en los pasos de la fotografía y en la actualidad es fotógrafa del canal Encuentro. Ella ya me pasó con su nivel, se ha perfeccionado más.

—Para acompañar esta despedida, ¿cuál es tu canción?
—Hay una canción que me ha impactado, mucho la cante en el programa “La Ventana” y se llama “Mi pueblo azul” de Ramón Navarro. Es la canción que habla sobre el pueblo, el cerro, del caminito y es lo que me conectó a mí con San Juan y me hizo decidír volver.


 ORLANDO “PATO” PALACIO
*
Orlando “Pato” Palacio, 82 años, es uno de los históricos del folklore sanjuanino.

* Contador Público Nacional y licenciado en Ciencias Económicas, fue docente  universitario, funcionario público, candidato a gobernador por el partido Nueva Fuerza y secretario de Hacienda de la Provincia.

* Con 49 años regresó a San Juan por motivos laborales. Trabajó como secretario de Planeamiento del Gobierno.

* A los 67 años por indicación médica por estrés comenzó con clases de fotografía, una pasión que hasta la actualidad disfruta.

* Vive en Zonda, en Sierras Azules, junto con su esposa  María Edith Miranda. Tiene cuatro hijas, tres de ellas radicadas en Buenos Aires.

* En este último tiempo fue asesor del municipio de Valle Fértil y Zonda. Hoy, ya jubilado, dedica sus mayores afanes a la música y la fotografía, arte este donde ha realizado trabajos muy valorados.



Cómo lo vi
Orlando Palacio es un todo terreno. Uno lo puede imaginar como docente o como funcionario público. Como cantante o como fotógrafo. Como solista o integrando un conjunto. Pero siempre será “El pato”, un tipo querible, de pinta eterna, que sobrevivió a la nada fácil tarea de ser padre de cuatro mujeres y que alguna vez hasta ser animó a ser candidato en una campaña política y sacó más de 10 mil votos subiendo a un escenario sólo con su guitarra.

Siempre medido, gentil, afectuoso, compartir un asado con él y su familia en su rincón de las Sierras Azules, es ganarse el día. Tanto como puede ser escucharlo hablar de su vida en esta entrevista.
JCB


El perfil psicografológico
Por: Elizabeth Martínez. Grafoanalista

Posee una excelente distancia con sus situaciones del pasado. Es decir, habría logrado aprender de las experiencias vividas y seguir adelante sin quedar atrapado en ellas.

Es una persona muy sociable, dada, con facilidad de contacto.

Posee claridad mental, eso lo haría organizado. Se trata de una persona reflexiva, es decir que primero piensa, reflexiona y luego actúa, sin ser impulsivo.

Respetuoso de las normas y de las figuras de autoridad.

Posee un estado de ánimo estable, equilibrado pese a las situaciones difíciles fluctuantes.

Podría existir cierta situación inconclusa vivida con la figura paterna. Podría haberse tratado de un papá distante o con ideas rígidas que buscaba inculcarlas en su hijo. Esto habría generado como consecuencia el anclaje con ideales heredados, que fueron adoptados posteriormente por Pato.

Poseería así un Superyó (conciencia moral) severo, es decir sería una persona muy exigente al menos consigo mismo.


Entrevistas y textos: Juan Carlos Bataller
Edición para TV: Mariano Eiben
Mixer: Luciano Bataller
Diseño: Miguel Camporro
Cámaras: Nicolás Mercado
Grafología: Elisabeth Martinez
Caricaturas: Lucho Velazquez
Desgrabación textos: Joana Icazatti
Maquillaje: Charly Ramos


Nota realizada entre noviembre y diciembre de 2017

Nota publicada en La Pericana número 121 del 18 de agosto de 2018, en la edición 1830 de El Nuevo Diario
         

GALERIA MULTIMEDIA
Manuscrito de Orlando Palacio que permitió hacer el estudio grafológico a la profesional Elizabeth Martínez
Conferencia de prensa en el Hotel Nogaró, anunciando los Carnavales del Club Los Andes, y que actuarían figuras como Roberto Carlos, Sandro, Palito Ortega, Industria Nacional, Los Náufragos, Los Wawanco, Los Iracundos y otros. De izquierda a derecha: Hilario Morales, Carmelo Trícoli, Tori Salva , Orlando Palacio, entonces presidente del Club los Andes, el Intendente de la Capital Guillermo Barrena Guzmán, Tutin Laciar, Enrique Giménez, y Domingo Palacio
Orlando "Pato"Palacio, Maria Edith Miranda de Palacio, Vanesa con su hija Valentina, Macarena con Juan Cruz, Karina con su hijo Felipe, Sol, Ivana y Susana.
“Da gusto ver a estos paisanos que cargan la carretelita hasta el pico y van allí arriba sin temor a que toda la carga se les venga abajo. Es algo típico de nuestro campo y las costumbres de nuestros paisanos.”
Orlando Palacio participando como jurado del Concurso de Intérpretes de La Ventana, junto a Susana Castro, Mónica Cisella y miguel Angel Sugo
Hace varios años...Juan Antonio Muñoz (Payo) y Pato Palacio (con patillas) acompañado a una cantante muy jovencita, que es Karina Palacio, en el auditorio de Radio Sarmiento
La vista de la precodillera desde su casa en Zonda
Los Tulducos se formó a principios del 1960. Estaba formado por Raúl Plana; Carmelo Trícoli, Domingo Palacio y Orlando. Después se transformó en trío con su hermano Domingo y Victor "Gallito" Moyano, hasta que después de cantar en el 1er Festival de Jesús María y en el 6to. de Cosquín (1966) se disolvió el conjunto.
Los padres de Pato Palacio junto con sus hermanos Olga Victoria “Yuyi”, y Domingo Oscar
Orlando Palacio en una caricatura realizada por Lucho Velázquez
Orlando "Pato" Palacio fue entrevistado a fines de 2017 por Juan Carlos Bataller para el ciclo "Qué hiciste con tuvida".