El geriatra José Claros afirma que los ancianos deben estar integrados al grupo familiar, como antes, y que la jubilación a los 65 años hace que las personas se sientan inútiles cuando todavía pueden trabajar.
Fue uno de los primeros médicos geriatras de San Juan y es fundador de la Sociedad de Geriatría de Cuyo. Su vocación nació cuando, al poco tiempo de recibirse, obtuvo un puesto en el Hogar de ancianos, del que llegó a ser subdirector.
Con la experiencia que le dan sus 30 años como geriatra, José “Nino” Claros opina que faltan políticas sociales para los adultos mayores (desde rampas en la ciudad hasta medicamentos más accesibles), que es mejor que vivan en el seno del hogar que en un geriátrico y que no debería existir la jubilación a los 65 años, cuando la mayoría de las personas aún se siente útil.
—¿De qué se ocupa la geriatría y de qué la gerontología?
— La geriatría es una especialidad que se ocupa de los aspectos médicos de los pacientes adultos mayores o gerontes; y la gerontología se ocupa de los aspectos biológicos y sociológicos en que está enmarcada la vejez. Un gerontólogo puede ser un arquitecto que diseña un barrio para ancianos.
— Con el avance de la ciencia, la expectativa de vida aumentó, ¿se corresponde esta mayor cantidad de años con una mejor calidad de vida?
— Si, la ciencia progresó mucho con la medicación, y hoy se puede tener una expectativa de vida hasta los 100 años y que tenga una buena calidad de vida. Pero hay que cumplir algunos requisitos a partir de los 40 años (ver recuadro).
— ¿La gente tiene noción de que tiene que hacerse “cargo” de su vida para llegar a una mejor vejez, con mayor calidad de vida?
— No sólo hay que pensar en vivir más, si no en la calidad de vida que queremos. Si salimos a cenar todas las noches una parrillada y tomamos bebidas alcohólicas, no vamos a tener una buena calidad de vida. No vamos a llegar a los 90 años…
— ¿Esta búsqueda de la “vida eterna” tiene que ver con no aceptar la muerte, con la soberbia del ser humano que busca derrotar a la naturaleza?
— Partamos de la base que nadie se quiere morir. El avance de la ciencia también tiene que ver con los cambios de conductas. Nuestros trabajos tampoco tienen que ver con el de nuestros mayores, que se morían viejos a los 50 años. La medicina avanzó mucho en la parte farmacológica, pero también hay mejores condiciones laborales, más deporte.
— ¿Esta es la cultura de la juventud eterna?
—Sí, evidentemente. Pero yo quiero vivir 100 años con buena calidad de vida, si nó, no sirve.
— El alargamiento de la vida hace que hoy convivan cuatro generaciones: bisabuelos, abuelos, padre e hijos, pero no siempre esa convivencia es buena. ¿Cómo toman los ancianos esta situación?
— Cuesta, debido al trajín de la vida diaria, porque no les podemos brindar el tiempo que ellos necesitan. Esa es nuestra cuota pendiente. Debemos insertarlos en el grupo familiar.
Reconocer su sabiduría. Hoy se los trata como una cosa, los dejamos de costado y no nos llenamos de su riqueza.
— Es paradójico: se busca vivir más pero luego a los adultos se los excluye del sistema, a los 50 años ya son viejos para conseguir un trabajo, por ejemplo, y ni hablar de cuando cumplen los 65.
— Yo siempre propongo que esa persona debe seguir trabajando. Cuando nos sentimos jubilados, vivimos para contar enfermedades. Yo presenté un proyecto municipal para que se les diera trabajo a los jubilados mayores de 65 años, con un sueldo mínimo, pero que hicieran algún tipo de tarea. Es mucho lo que se gana, se evitan enfermedades que comienzan cuando uno siente que no sirve para nada.
—Incluso en la familia comienzan a evaluar si se los envía a un geriátrico…
—Me opongo terminantemente a que vayan a un geriátrico. Sí, son lugares que está bien que existan, pero nosotros tenemos que tener a nuestros adultos mayores en nuestras casas.
Debemos integrarlos a nuestra familia. Lo que hemos hecho ha sido sacarlos. Como no tenemos tiempo para cuidarlos, los dejamos en un geriátrico. Hay que crear lugares de recreación para que pasen su tiempo ahí y que luego vuelvan al núcleo familiar. Hay que darles tareas para que mantengan lúcido el cerebro, que es fundamental. No es justo terminar la vida en un geriátrico.
— A pesar de los avances, a los ancianos aún les cuesta darse “permiso” para distraerse, salir, disfrutar de su sexualidad. ¿Eso lo plantean en la consulta?
— Si, eso fundamentalmente lo noto más con las mujeres. Los hombres vienen a pedir alguna pastilla que los ayude. Esa capacidad no se pierde jamás, que te guste alguien, que te hagan una caricia. Hay que ponerlo en práctica; es necesario, eso da vida. Estoy en contra de la soledad. Los seres humanos tenemos que estar en pareja. A veces les cuesta; el tiempo sólo hace que se duerman, pero los sentimientos siempre están. En personas de 80 años se puede reactivar el amor, ¿por qué no? La más dura o reacia es la mujer, pero no debe ser así, todo debe continuar.
— ¿Las políticas sociales contienen a la tercera edad?
— Se avanzó mucho con el tema jubilación, derechos, pero creo que nos falta mucho más. Si uno camina por las calles, no están preparadas con rampas tanto para personas mayores como para discapacitados. Esta franja etaria está un poco descuidada. Creo que estamos equivocando el camino, por ejemplo, en el precio de los medicamentos de los adultos mayores. En general no presentan una sola enfermedad, sino poli enfermedades, cuatro o cinco, y el precio de los remedios supera el monto de su jubilación.
—Debe ser más redituable gastar más en prevención que intentar remedir después…
—A ver, yo pertenezco al municipio de Capital, ahí debe haber un registro de cuántas personas mayores de 65 años tiene. Hay que rastrearlas, llevarles los medicamentos, saber que si no le alcanzó la plata no tomó el remedio de la presión. Estamos haciendo prevención, para que no le dé un accidente cerebro vascular y le cueste más dinero al Estado. Hay que empezar a trabajar, no es sólo la parte médica. En un momento la Argentina va a ser un país viejo, por muchos factores, desde el control de la natalidad hasta el éxito de la medicina en el alargamiento de la vida.
— Militás hace 12 años en el partido de Roberto Basualdo, sos responsable del área de Salud. ¿Qué políticas propondrías para la tercera edad si llegás al cargo de ministro?
— Fundamentalmente trabajar con los municipios, para que tengan identificados a los adultos mayores, saber qué medicamentos toman, qué actividades realizan. No pueden faltar los remedios para la presión y para la diabetes, mínimo. Y crear lugares de recreación, donde se les puede distribuir también responsabilidades. Hasta los 100 años tengo que escucharlos. Es bonito saber que se juntan en un baile, que tienen su reina. Es bonito. Ese es un sueño.
— ¿Cuáles son las enfermedades más comunes de la tercera edad en San Juan?
— Para San Juan y la Argentina: las cardiovasculares, las metabólicas, como la diabetes; las óseas, como el reumatismo; y las neurológicas, Parkinson, demencia. De estas aún no tenemos prevención pero sí indicadores que nos llevan a saber cómo trabajar.
— ¿Cómo se debe tratar a los adultos mayores?
— ¿Qué están buscando? Que alguien los escuche. Ese es quizás mi éxito como médico, que los escucho y se mejoran, mucha veces más por eso que por los medicamentos. A mis pacientes jamás les digo “abuelo”, los llamo por el nombre. Muchas pérdidas tienen ya en la vida como para perder también la identidad.
PERFIL
Nombre: José Rafael Claros
Edad: 59 años
Estado civil: “Casado hace como 35 años con Olga Femenía”
Hijos: “Cuatro y cuatro nietos: Federico (11); Juan Francisco (1 y ½), Victoria (5) y Francesca (2)”.
¿Qué leés?: “Todo tipo de lectura. Me gusta estar informado. Leo mucho sobre política”.
¿Qué música escuchás?: “Todo lo que sea música latina y folclore”
¿Que ves?: “Más que películas o televisión, veo la naturaleza. Tengo un terreno donde cultivo diferentes plantas y me gusta verlas crecer. Ver la vida, ya que trabajo en el final de la vida, me gusta verla desde el principio”.
Actividad física: “Caminatas con mi esposa, fui jugador de fútbol y ahora soy bochófilo, fui campeón argentino en cuatro oportunidades”
¿Cocinás?: “Nada"
¿Qué te gusta comer?: “Fundamentalmente verduras y frutas. Las comidas menos elaboradas son las que me gustan.
¿Cómo te gustaría que te recuerden?: “Porque hice una obra de bien, nada más. Brindándome en lo que sé hacer”.
REQUISITOS PARA VIVIR MEJOR
1 Alimentación balanceada. Hay que reponer vitaminas, minerales y consumir suplementos dietarios. Disminuir los hidratos de carbono, que son los envejecedores. Disminuir el sobrepeso. Mantener el nivel de insulina, que no aumente, por lo que se deben consumir menos harinas y azúcares, porque provoca envejecimiento, endurece las arterias y genera nerviosismo. Disminuir los alimentos de color blanco y sabor dulce. Disminuir el exceso de arroz y las grasas. Mantener el consumo de cereales, vegetales, frutas secas y pescados y disminuir al mínimo el consumo de la sal.
2 Actividad física. Se ha demostrado que las personas que se mantienen activas viven en mejores condiciones físicas y durante más tiempo. Hay dos tipos de actividades: aeróbicas, que son correr o caminar por lo menos 40 minutos, 4 veces a la semana. Todas las personas de más de 50 años deberían hacerlo. Y las actividades anaeróbicas, dan musculación, se estimula la hormona del crecimiento y la testosterona, que bajan en la vejez.
3 Antioxidantes. Retrasan el envejecimiento. Las frutas y verduras de color amarillo, rojizos y anaranjados son ricas en vitaminas C, E y antioxidantes.
4 Restitución hormonal. Es otro de los parámetros para revertir ciertos efectos de la edad. La principal es la DHEA, que empieza a disminuir a partir de los 40 años y se asocia con la pérdida de sueño, disminución de sensación de bienestar, depresión, mal humor, ira, disminución de la libido, cambios de ánimo y una baja de defensas.
NOTA PUBLICADA EN EL NUEVO DIARIO EL 30 DE ABRIL DE 2009