El 9 de mayo de 2009 falleció el humorista y dibujante sanjuanino que mayor proyección internacional alcanzó.Otto Langer ilustró las páginas de numerosas revistas europeas durante toda su vida y desde hacía seis años, también publicaba sus chistes en las páginas de El Nuevo Diario.
Otto Langer fue sin dudas el dibujante y humorista sanjuanino que mayor proyección internacional alcanzó. Desde Alemania y desde Argentina difundió su trabajo a diferentes países de Europa y llegó a ilustrar las páginas de más de 60 publicaciones de toda Europa. Pero como amaba San Juan, también quiso estar en contacto con sus comprovincianos y lo hizo a través de El Nuevo diario, donde publicó su humor gráficos durante los últimos seis años.
Langer era hijo de Adolf Langer, un inmigrante alemán pacifista que quiso evitar sufrir los horrores de la guerra que se avecinaba. Adolf se casó aquí con Petrona Coria y tuvieron cuatro hijos, entre ellos Otto.
Desde muy chico mostró interés por el dibujo, seguramente por influencia de su padre, un virtuoso fileteador y pintor artístico que se dedicaba además a restaurar imágenes y muebles antiguos. Fue un buen dibujante desde niño, al punto que a los 5 años la revista Billiken le publicó un dibujo que había enviado para una sección que destacaba los trabajos de niños con habilidades de dibujante. Su vocación, sumada a su espíritu aventurero, lo llevó a que después de hacer el servicio militar en San Juan, se quede en Buenos Aires con la idea de estudiar en la Academia de Bellas Artes.
Un aventurero que se comunicaba a través de dibujos
En 1954 decidió viajar a la tierra de su padre y como no sabía el idioma, su comunicación era básicamente a través de los dibujos. Por eso no es extraño que su primer trabajo fuera como bocetista en una agencia publicitaria.
Según relató en una entrevista que le realizó El Nuevo Diario el año pasado, al principio Langer sufrió su extranjería, no porque fuera discriminado sino que el no saber el idioma y la diferencia de costumbres lo hicieron sentir un extranjero “por más Otto que me llamara”.
Sin dudas su adaptación fue muy rápida y pocos meses después ingresó en la agencia internacional más importante de la época, la Lintas, donde comenzó a producir chistes gráficos, algo a lo que llamaban “cartoonistas”.
Cuatro años después y ya casado con la alemana Margaret Albert, Otto volvió a San Juan. Aquí fundó la agencia Langer Propaganda, que funcionó por años en un local frente a Casa Lara, sobre avenida Libertador. Esa agencia fue pionera en San Juan en el uso de la técnica de la serigrafía.
En San Juan nacieron sus tres hijos, Guillermo, Esteban y Federico y desde aquí siguió cultivando sus contactos enviando sus viñetas gráficas a diferentes publicaciones europeas.
Eso le permitió vivir cuando en la década del 70 decidió regresar a Alemania. La agencia siguió funcionando en manos de su hermano mientras él, ya como trabajador independiente, se dedicó a proveer de sus trabajos a más de 60 publicaciones europeas de todo tipo, desde revistas de animales hasta prestigiosos periódicos de economía.
Un fiel intérprete de la idiosincracia europea
El éxito de Langer seguramente se debió a que aprendió a interpretar la forma de ser de los europeos, particularmente de los alemanes, a quienes definía como personas que gustan del humor no agresivo, respetuoso de las diferencias de razas y que transmita su amor por los animales.
-En el chiste alemán el perro se ríe del hombre, no el hombre del perro- explicaba para graficar la idiosincrasia del pueblo con el que decidió vivir.
Ese humor y creatividad lo llevó a ganar varios premios. En San Juan, el que otorgaba el SES y el segundo lugar del premio CAVIC, en Buenos Aires el Grant Advertising (Gran Publicidad) y en Alemania el de Coca Cola.
Hace tres años y animado porque el último de sus hijos que quedaba viviendo en Europa decidió radicarse nuevamente en la provincia. Y desde hace seis años, todas las semanas enviaba una de sus viñetas para ser publicadas en El Nuevo Diario.
Ya en San Juan, cuando se encaminaba a cumplir los 80 años, Otto Langer fue elegido presidente del Círculo Alemán.
-Es importante continuar la herencia de esa cultura, sobre todo ahora que no hay inmigración alemana- definía sobre el perfil que le dio a su gestión.
El viernes pasado, Otto sufrió una caída que le provocó daños irreversibles en su cerebro. Un día después, falleció. Sus restos fueron cremados en Río Cuarto y sus cenizas serán sepultadas en el Cementerio Alemán este domingo.
Guillermo, su hijo, dice que el recuerdo nítido de su padre es “de espaldas agachado sobre un tablero de dibujo”.
-Era muy familiero, no recuerdo que haya hecho alguna actividad recreativa sin nosotros- dice.
Amante de la gente pero no de la muchedumbre, a Otto le costaba expresarse en público. Lo suyo era el dibujo y así como le sirvió para expresarse en Alemania cuando no sabía el idioma, siguió comunicándose a través de ellos tanto como con los europeos a quienes siguió enviando colaboraciones como con los sanjuaninos, a través de El Nuevo Diario.
Las cosas que le gustaban de Alemania
En una entrevista realizada por El Nuevo Diario en julio del año pasado, Otto Langer describió las cosas que le gustaban y que había aprendido de los alemanes:
»“Hay cosas que impactan de Alemania como la limpieza y el respeto en general y por eso creo que no tuve tantos problemas, porque no es difícil adaptarse a lo que anda bien”.
»“Allí aprendí el valor de la palabra, cuando un “no” no es un “sí” para quedar bien y que un compromiso a las 8 no es a las 8.15 ni a las 8.30. Que puede haber un tránsito más educado porque para sacar un carnet de conductor hay que tener un mes de enseñanza teórica y práctica”.
»“En Hamburgo, la gente es más reservada y si quiero visitar un amigo, por más íntimo que sea, tengo que llamarlo por teléfono y quedar en una hora. Todo es más programado porque respetan mucho la privacidad de las personas. No es como acá que si se llega de improviso te reciben como si te estuvieran esperando”.
NOTA PUBLICADA EN EL NUEVO DIARIO EL 15 DE MAYO DE 2009