La preocupación por reunir un congreso para organizar el país o en su defecto dotar a Cuyo de una estructura política regional, no fue nueva en 1822. La idea se remonta a 1820, a dos meses de la declaración de la autonomía de San Juan, cuando el gobierno de Mendoza propuso al gobernador Fernández Maradona constituir una Junta Provincial de Cuyo, y a 1821, en oportunidad de intentar el gobierno de José Antonio Sánchez la idea de constituir esa especie de república de Tucumán fundada por Bernabé Aráoz, o a la república de Entre Ríos de Francisco Ramírez.
Durante el gobierno de Pérez de Urdininea, el gobernador de Mendoza don Pedro Molina, de conocida tendencia federalista, tachado por sus opositores por conservador o pelucón, con aprobación de la Junta de Representantes dio el tercer paso. Contando con la anuencia de la Sala de Representantes de San Juan, prestada el 2 de agosto y la adhesión entusiasta del ministro doctor Salvador María del Carril, se reunieron en la localidad de San Miguel en zona lagunera de Huanacache del territorio mendocino, a un paso del linde con San Juan y San Luis las representaciones de las tres provincias: el gobernador don Pedro Molina y su ministro Francisco Delgado; el gobernador Pérez de Urdininea y su ministro Del Carril; el primer mandatario de San Luís, doctor José Santos Ortíz. Como con anterioridad se habían estipulado las cláusulas a detalle, el acto se redujo a estampar las firmas et 22 de agosto de 1822 en el pacto conocido con el nombre de San Miguel de las Lagunas.
Se trató de un escueto documento de seis artículos. Sin ampulosidad y en sencillos términos proponía algunas soluciones no imperativas, ad-referéndum de las tres legislaturas provinciales. A saber: que el 1º de diciembre se reunirían en la capital de San Luis en primera presión los diputados, “siempre que los pueblos invitados no juzguen otro más preferible”; que correspondería a cada provincia el mismo número de diputados con el que estuvieron representadas en el congreso de Córdoba, “hasta que el que se inaugure determine lo más oportuno” que si se convocaba antes un congreso nacional, las partes contratantes reunirían una convención para echarlas bases dela organización de la provincia de Cuyo.
El mismo día se suscribió también en el lugar, antes de la ratificación del pacto por las provincias signatarias, una extensa proclama o manifiesto llamado de la Convención Provincial de los Pueblos de Cuyo, dirigido las provincias de Sud-América, nombre éste dado a las provincias Unidas en una época en que en muchas cabezas bullía un confuso americanismo sin concreto contenido. En una minuciosa relación retrospectiva, se explicaba que hallándose aún distante la reunión del congreso general, los pueblos de Cuyo habían decidido en San Miguel de las Lagunas constituirse provisoriamente.
SAN JUAN RECHAZA EL PACTO
Ratificados por Mendoza el 31 de agosto de 1822 los convenios de San Miguel de las Lagunas, provincia aquella a la cual le resultaban gratos al propender a resucitar en moldes nuevos la caduca intendencia de Cuyo, devolviéndole su antigua posición hegemónica, la Corporación Legislativa de San Juan a la que el gobernador Pérez de Urdininea los había remitido el 2 de septiembre, los rechazó por unanimidad cuatro días después, y la de San Luis al parecer nunca la consideró.
¿Sería la amenaza cernida sobre la todavía insegura autonomía provincial lo que detuvo a Pérez de Urdininea y a su grupo? No resulta creíble, ya que el año anterior el propio Del Carril y Laprida programaron la Unión de los Pueblos de Cuyo que en cuanto a nuevo nuclea miento político en torno a Mendoza, fue aventajada discípula del proyecto del gobernador Pedro Molina. La explicación de la contramarcha debe buscarse más bien en el ascendiente ejercido por Rivadavia, empeñado en anular cualquier contrapeso al tratado del Cuadrilátero que le aseguraba amplia capacidad de maniobras. La influencia del reformador de Buenos Aires fue decisiva sobre los liberales sanjuaninos de 1822 y su palabra casi una orden, al extremo de haber sido San Juan la primera provincia, después de Buenos Aires y respondiendo a su política, en retirar al diputado José Posidio Rojo del congreso nacional de Córdoba, de orientación federalista.
Fuente: Historia de San Juan - Tomo III - Época Patria 1810-1836- Horacio Videla
Nota publicada en “La Nueva Revista” de “El Nuevo Diario” el 14 de julio de 1995, edición 715.