Nuevos aires corrían en el país al comenzar la década. Carlos Saúl Menem era el presidente de los argentinos que querían olvidar los años de hiperinflación, de emisión incontrolada, de un Estado derrochador. Y aquel abogado riojano, descendiente de sirios, hablaba un idioma que no era el que suponía la gente que utilizaría de acuerdo a su pasado político. Hablaba de modernidad, convocaba a los grandes grupos empresarios, alineaba la política exterior junto a los Estados Unidos y aseguraba que al terminar su mandato Argentina estaría entre los principales países del primer mundo.
Muchos fueron los empresarios que se sumaron a aquella propuesta. Entre ellos un sanjuanino, licenciado en administración de empresas, propietario de una importante agencia de venta de automóviles. Ese empresario sin pasado político es Jorge Escobar y cuando promediaba 1990 apareció en escena con la firme convicción de ser gobernador.
El peronismo sanjuanino, en aquellos años, estaba profundamente dividido y nadie le daba posibilidades de triunfar en las elecciones del año siguiente. La puja, para la mayoría, estaba centrada entre el Partido Bloquista, desgastado por diez años de gestión pero con una sólida estructura y la Cruzada Renovadora, el partido de Alfredo Avelín, triunfador de las elecciones legislativas de 1989.
Pero consagrada la fórmula Jorge Escobar - Juan Carlos Rojas, no sólo triunfó en las internas partidarias sino que también lo hizo en la general en una reñida elección con Avelín. El joven empresario llegaba al gobierno con 39 años, el 10 de diciembre de 1991.
Con una Cámara dividida y un justicialismo que no terminaba de asumirlo como conductor, Escobar gobernó el primer año. La primera llamada de alerta fue cuando la oposición se unió e impuso las dos bancas de senador, consagrando a Alfredo Avelín y Leopoldo Bravo. Lejos de unirse, las controversias continuaron en el peronismo y pronto se advirtieron las diferencias entre Escobar, empresario sin militancia previa, y el vicegobernador Rojas, peronista desde la cuna e hijo de un destacado dirigente gremial de la época de la resistencia. En medio de la puja entre los hombres, el gobierno nacional proponía un proyecto de transformación.
Y el desenlace se produjo cuando terminaba 1992. Escobar fue destituido tras un juicio político con el voto de la oposición y siete de los once diputados peronistas, acusado de utilizar bienes del Estado en beneficio propio. Rojas asumió la gobernación y pocos meses más tarde, la presidencia del justicialismo.
Amplios sectores estaban disconformes con lo que había ocurrido. Y se alinearon con Escobar que inició de nuevo su carrera política a la vez que recurría a la Justicia pidiendo la restitución.
Dos elecciones, la de diputados nacionales en 1993 y la de constituyentes en 1994, demostraron que los sanjuaninos estaban mayoritariamente con Escobar. El amplio respaldo que le dio a su nuevo movimiento, el Frente de la Esperanza, le permitió duplicar en votos a las otras agrupaciones, incluido el justicialismo. A fines de 1994, la Justicia provincial declaró nulo el juicio político a Escobar y lo restituyó como gobernador, renunciando Rojas.
Transformado ahora sí en un conductor con sustento propio y apoyo del gobierno nacional, Escobar reasumió la gobernación e impulso una serie de reformas del Estado y privatizaciones ante las críticas de la oposición. Su propuesta, que incluyó reducciones de haberes a los empleados públicos, fue plebiscitada por el electorado que lo respaldó ampliamente en las elecciones de 1995, reeligiéndolo gobernador, llevando como compañero de fórmula a Rogelio Cerdera, luego fallecido, y dándole una cómoda mayoría en la Cámara de Diputados. Escobar no tenía sólo el gobierno sino también el poder. Los dos años de su segundo mandato, con una oposición dividida y minoritaria fueron de cierta comodidad. La reelección del presidente Menem consolidó ese poder que en el campo político reunía no sólo al frente de la Esperanza y sus aliados sino también al justicialismo cuya conducción ganó Escobar en elecciones internas.
Dos años más tarde esa tendencia quedaría ratificada. La Justicia posibilitó que Escobar fuera candidato por tercera vez al considerar que no pudo cumplir íntegramente con su primer mandato al ser destituido y este decidió adelantar las elecciones que debían realizarse en octubre para el mes de mayo. La oposición, representada por la Cruzada Renovadora, el bloquismo, el radicalismo, el Frepaso y el MODEIN más algunos dirigentes peronistas, logró consensuar un candidato único: Alfredo Avelín, acompañado por el bloquista Wbaldino Acosta, e integrarse en la Alianza por San Juan, triunfando con amplitud.
En la Nación, ya en el mes de octubre, quedaba demostrado que la ciudadanía quería dejar atrás la década peronista y votaba a la fórmula de la Alianza, representada por Fernando De la Rúa y Carlos Alvarez. Ese mismo día se votó nuevamente en San Juan y otra vez Escobar fue derrotado por el candidato de la Alianza, Mario Capello, aunque quedó finalmente consagrado como diputado nacional. Es así como casi con la terminación del siglo, el 10 de diciembre, asumían De la Rúa en la Nación y Alfredo Avelín, en la provincia. Un nuevo milenio comenzaba y con él muchos cambios. Algunos de ellos inesperados como es el caso de la huída de Fernando De la Rúa, en helicóptero, de la Casa Rosada el 20 de diciembre de 2001.
Fuente:
El Siglo XX en San Juan - Colección El Nuevo Diario - Editores del Oeste S.A.