El mantenimiento de los caracteres indígenas en la población lagunera asombró a Alfredo Métraux (1929), en 1922. Asistiendo en cierta ocasión a la salida de los alumnos de la escuela, cual no fue su sorpresa al ver desfilar un grupo tan homogéneo de pequeños indígenas de tez oscura, pómulos salientes y pelo negro y duro. Comentaba entonces que si bien en Mendoza no son raros individuos con rasgos indígenas, nunca había tenido la ocasión de ver un conjunto tan definido, concluyendo que esto prueba que el territorio de Guanacache mantuvo una población indígena mucho más tiempo que otras y en la que los cruzamientos con inmigrantes fueron poco frecuentes. Dentro de esta población de fuertes caracteres indígenas, producto seguramente de la conjunción de varias etnias, debía delimitarse el fenotipo huarpe.
Tanto los antropólogos Salvador Canals Frau y Carlos Rusconi como Roig Matóns, con diferentes métodos intentaron determinar el fenotipo huarpe, el primero partiendo de documentos históricos, los otros tipificando la población lagunera.
Si seguimos a Canals Frau, que analiza las versiones antiguas o se basa en los estudios de antropología física de esqueletos atribuidos a este pueblo, los huarpes eran comparativamente más altos, delgados, de cara más larga que los pueblos que los rodean de tipo ándido con cabeza corta y constitución brevilínea. Fuera de los caracteres morfológicos generales de estatura y complexión las fuentes históricas dadas por los cronistas de los primeros tiempos de la ocupación española, mencionan otros caracteres físicos, el color moreno de la piel, más oscura que en los otros pueblos y pilosidad más abundante.
Los huarpes corresponderían a un tipo longilíneo racialmente independiente que Canals Frau llama Huárpido de estatura relativamente alta, cabeza y cara alargadas, bóveda craneana alta, pilosidad mayor y tono oscuro de la piel. Correspondería este tipo al Australoide procedente de la primera capa de población americana que ocupó el continente.
Rusconi en 1939 resolvió documentar, mediante descripciones y fotografías, individuos que presentaran ciertos caracteres indígenas, buscando además su origen geográfico, familiar, etc. que contribuyeran a confirmar la ascendencia y origen de cada uno. Visitó así numerosos lugares de toda la provincia de Mendoza y en las lagunas de Guanacache describió y fotografió 33 pobladores entre hombres y mujeres que clasificó en categorías que van de criollo, criollo con pocos rasgos indígenas, criollo pero de ascendencia huarpeana o mestizo huarpe. Dentro de esta última categoría incluye sólo a 10 de sus encuestados. Todos ellos tienen en común el rostro alargado, la tez morena a moreno oscura, la nariz desarrollada, aguileña, algo ensanchada en la base, los ojos de medianamente oblicuos a normales, labios gruesos, pómulos siempre salientes, cabello negro, canoso en la vejez y lacio.
No dice Rusconi en qué fundamenta su tipificación, que indudablemente ha surgido de un análisis del conjunto de la población y de su experiencia en la observación de otras etnias indígenas. Pero lo interesante es que llegó a hacerse en concepto sobre los rasgos de los huarpes que coincide con los caracteres dados por Canals Frau.
Un método semejante fue el que aplicó Roig Matóns. Ambos partieron de dos hipótesis: la primera, considerar a la población lagunera como una mezcla de etnias de distintos orígenes en la que se mantenían aún los caracteres huarpes y en donde era factible por lo tanto encontrar sus restos. La segunda, que dado el aislamiento en que vivía la población lagunera alejada de los oasis de Mendoza y San Juan habría mayores posibilidades de confirmar la primera hipótesis en la zona de Guanacache.
La diferencia en el método consiste en que cuando Roig Matóns encontraba algún individuo interesante dentro del concepto que se había formado, lo dibujaba al carbón. Si analizamos los laguneros estudiados por Rusconi como Mestizo Huarpe con los carbones de aquellos laguneros que Roig Matóns consideraba como más representativos, hay una evidente convergencia entre ambos. Tal es el caso de los que fueron fotografiados por uno y dibujados por el otro como doña Patrocinia Reynosos y doña Pascua Nievas o las semejanzas faciales entre los que fueron vistos independientemente por cada uno.
En octubre de 1939 Roig Matóns realizó un viaje hasta Costa de Araujo, Colonia Francesa y Nueva California y luego al Rosario y San José acompañado por Carmen Jofré en búsqueda de posibles modelos para sus dibujos. Entrevistó así a 50 pobladores, muchos de ellos parientes de Carmen. En cada uno de los anotados en su libreta se agregaba el lugar de residencia, su oficio, datos sobre la parentela, etc. y cuando algunos de ellos le impresionaba por sus facciones huarpes indicaba: buen tipo, espléndido tipo o auténtico. Entre los primeros anotó: Mercedes Barros, Rufina, Flora y Eva Fernández, abuela, madre e hija respectivamente todos de la Colonia Francesa, Juan Antonio y Baltazar González de la Costa de Araujo, Rosa Fernández puestero de Aguada de Las Lauchas en San José, etc. Dentro de la segunda categoría Ceferino Barros de Colonia Francesa y Jacinta Yanzón de la Costa de Araujo, etc. Considerados como auténticos José Ignacio González y Pedro Molina de Las Tunitas.
Entre los laguneros dibujados que más se aproximaban a este fenotipo corresponden los carbones del niño Irineo Martiniano Jofré (Niño cabrero), Don Tadeo Mayorga (Ciego de Algarrobo Grande), Don Juan Manuel Villegas, de San José, Luciano Molina y otros carbones como Madre india. Entre ellos el que merece particular atención es indudablemente Carmen Jofré, que Roig Matóns siempre consideró como el de facciones huarpes más perfectas.
En 1999 la Universidad Nacional de Cuyo editó el libro “Guanacache, Fidel Roig Matóns, pintor del desierto”, publicación llevada adelante por los hijos del artísta plástico, Fidel, Arturo, Mario, Virgilio y Enrique F. Roig y colaboradores.El libro excelentemente impreso, constituye un documento de gran valor para Mendoza y San Juan, pues permite conocer un poco más de los huarpes, antiguos pobladores de Guanacache a la vez que descubrir en San Juan a ese gran pintor que fue Fidel Roig Matóns, un músico y pintor nacido en Girona, España, el 27 de mayo de 1885 que cursó estudios de música y pintura en la Academia de Bellas Artes y en el Politécnico de Barcelona y que se radicó en Buenos Aires en 1908 para instalarse luego definitivamente en Mendoza.En 1931 el pintor realizó su primera expedición a Guanacache donde fue plasmando su obra en función de las distintas motivaciones que fueron apareciendo que lo impulsaban a dibujar o pintar y expresar los matices de aquella tierra que lo habían atrapado.Hoy esos dibujos constituyen una acabada aproximación a los rasgos huarpes en la población lagunera. Digamos finalmente que Roig Matóns, pintó entre 1936 y 1950 paisajes de los pasos de Uspallata, Portillo, Tunuyán y de Los Patos en San Juan en lo que llamó Paisaje épico, siguiendo la huella de la gesta libertadora.