Juan Pablo Milana: "Es deprorable ver como opina gente que no sabe nada"

El especialista asegura que en épocas de extrema sequía, pueden llegar a aportar el 70% del cauce del Río San Juan, el más importante de la provincia, y sostiene que es posible hacer minería sin afectarlos, pero que se necesitan más controles.


Acusado muchas veces de “anti-minero”, Juan Pablo Milana explica que es geólogo y que sería un contrasentido entonces estar en contra de la minería. “Soy ambientalista”, manifiesta y eso significa que boga porque se trabaje de manera limpia y sustentable, exigiendo todos los controles sobre las empresas, cualquiera sea su actividad.

Especialista en glaciares, asesor de la Fundación Ciudadanos Independientes (Fuci) y docente de la Universidad Nacional de San Juan (UNSJ), Milana fue consultor de los regantes afectados por la minería en Chile, que obligaron a la Comisión Nacional de Medio Ambiente (Conama) a pedir compensaciones por la baja de 5 litros por segundo en el caudal de los ríos producto de la actividad en la Cordillera.
Convencido de que se debe formar especialistas en la materia, en marzo pasado dictó un curso de postgrado en Glaciares en la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, porque asegura que en emergencias hídricas llegan a producir un 70% del caudal del Río San Juan.

“A mi modo de ver, son fundamentales para la sociedad, porque son la reserva hídrica primordial de la Cordillera de los Andes y, por ello, de los valles alimentados por los ríos que allí se originan: el San Juan y el Jáchal”, opina Milana.

- ¿Qué es un glaciar?
- Es un cuerpo de hielo de dimensiones significativas, perenne (aunque la fracción superficial se derrite en verano, mantiene la mayor parte de su masa interanualmente), que en general fluye por efecto de la plasticidad del hielo, pero que también puede estar estable, y que se forma por la compactación y re cristalización de la nieve, que suele ser el elemento primario de formación de un glaciar.

- ¿Dónde están ubicados?
- Un glaciar sólo sobrevive en un clima donde la temperatura media anual está por debajo de los 0º C, ya que es la temperatura a la que se derrite el hielo y pasa a agua, para ser dirigida por ríos o derretirse en el mar directamente. Sin embargo, en zonas muy húmedas, con mucho aporte de nieve, las lenguas glaciares pueden descender por debajo de esta isoterma, y por ejemplo en Europa o en Patagonia, las partes terminales de los glaciares llegan a alturas cuya temperatura media es sobre los 0º C.

-¿Cuántos glaciares existen aproximadamente en la provincia?
-El problema de contar los glaciares es que debe fijarse un tamaño mínimo, porque la cantidad de cuerpos “registrables” aumenta exponencialmente con la inversa del tamaño. Calculo que si consideramos cuerpos de hielo con áreas superiores a unas 5 hectáreas, tendremos esos 1.500 glaciares.

-¿Es necesario saber la cantidad?
-Para San Juan es importante porque de esa forma se puede conocer aproximadamente la cantidad de reservas hídricas y luego monitorear su evolución. Es una forma de estar preparados en caso de emergencias hídricas.

-¿Cuál es la importancia de los glaciares?
- Eso depende del lugar geográfico. En la Antártida , son importantes porque son sensibles a los cambios climáticos y nos dicen que “algo está pasando”. Si esos glaciares colapsan el nivel del mar podría aumentar unos 3 metros fácilmente y en poco tiempo. En Suiza son importantes turísticamente y económicamente para las generaciones hidroeléctricas, porque tienen una red de pequeñas centrales que se alimentan directamente del producto de fusión de glaciares que da un caudal constante y seguro, aún en invierno. En Patagonia, diría que son importantes por el turismo.

- ¿Y en San Juan?
-  En San Juan los glaciares son mucho más importantes que en otros lugares del mundo, salvo sociedades que viven en Tíbet y Pakistán, en climas áridos y que también dependen de sus ríos que son alimentados por glaciares. A mi modo de ver, son fundamentales para la sociedad, porque son la reserva hídrica primordial de la Cordillera de los Andes y, por ello, de los valles alimentados por los ríos que allí se originan: el San Juan y el Jáchal.

-¿Cuánta cantidad de agua aportan al cauce de esos ríos?
- Esto es muy relativo y no hay datos verídicos con los cuales contestar esta pregunta. Yo me animo a aproximar que en emergencias hídricas llegan a producir un 70% del caudal del Río San Juan, en base a los estudios que hicimos en el Valle del Colorado, que es un pequeño río que drena la zona más densamente alaciada de San Juan (vertiente Sur del Mercedario, Este del Pico Polaco y La Mesa y Norte de los cerros La Ramada y Alma Negra). Allí medimos este río durante tres años seguidos.

- ¿Y qué determinaron?
- Comprobamos que, mientras el Río Colorado aporta sólo 1,3% del caudal del Río San Juan en épocas nivales buenas; luego de casi dos años sin nevadas, este pequeño río aportaba 19,1%. O sea, casi un quinto de caudal total del Río San Juan, aportado por una cuenca que es sólo el 0,3% de la cuenca del Río San Juan. Nosotros confirmamos, con mediciones en los frentes de los glaciares, que ese 19% de agua era enteramente de glaciar. Si extendemos estas observaciones al resto de la cordillera sanjuanina, no creo que el aporte de los glaciares en condiciones de emergencia hídrica, sea menor al 70%. (Ver Tabla)

-¿De qué forma pueden afectarse los glaciares?
- De innumerables formas. El calor es el principal agente, pero la suciedad de la superficie también lo es. Para dar una referencia, la suciedad natural de la superficie es lo que hace que los glaciares durante las sequías extremas produzcan más agua, ya que este polvo que aparece en los glaciares aumenta la capacidad de tomar energía solar, y así transformarlos en agua. Por eso preocupa tanto la emisión de polvo de operaciones humanas en cordillera, porque provoca un desbalance en el equilibrio natural que antes existía

-¿Es posible hacer minería sin afectar glaciares?
- Totalmente, pero ello sólo es posible si hay una sociedad que controla a la empresa minera. El credo de cualquier empresa (la que sea) es la ganancia, y sólo van a hacer la inversión necesaria en cuidado ambiental si están obligadas a ello. Para darte un ejemplo, una vez mandé una nota a una empresa canadiense porque estaban acumulando enormes escombreras sobre glaciares increíblemente lindos (estilo Perito Moreno). La envié porque esta empresa -Cameco Gold, antes Centerra Gold, con la mina Kumtor, en Kirgistán (se ve perfectamente en Google Earth)- se vanagloriaba que sus operaciones dentro y fuera de Canadá eran limpias y sustentables.

-¿Respondió?
-Me contestaron que ellos cumplen con las normativas ambientales vigentes en los países que operan. O sea, aunque saben perfectamente que acumular escombros mineros sobre un glaciar es algo ambientalmente no sano, lo hacen porque el gobierno local se los permite. Esta es la gran trampa con la que engañan las certificaciones “internacionales” ISO. Lo único que certifican es que las empresas cumplen con las normas locales, pero no hay un estándar ambiental internacional. Esto es el paraíso para algunas compañías, que pueden manipular la opinión pública mediante estos certificados internacionales que no dicen nada.

-¿El proyecto minero Lama Pascua afectará a glaciares?
- Sí, no hay duda de ello. Por eso, al menos en Chile, se solicitó un monitoreo online de los cuerpos de hielo presentes (webcams y cámaras digitales), con acceso a las ONG de regantes locales, para asegurar que las operaciones no iban a generar mayor impacto que el acordado. Ya que impacto, al menos menor, siempre lo habrá si estas operando al lado de glaciares.

-¿El Estado debería pedir compensaciones por esa afectación?
-Si, debería negociar las afectaciones de forma abierta y no a espaldas de la ciudadanía. Por ejemplo, se otorgaron 60 millones de dólares al Parque Nacional San Guillermo y 50 millones a la línea eléctrica minera, y habría que invertir dinero en prevenir un posible colapso de los dos diques en Veladero y Pascua Lama. Las opiniones técnicas deberían valer más. Existe un informe que habla de la afectación directa a 300 hectáreas de suelo congelado (permafrost), que es aceptadamente otra reserva hídrica, y no se pide nada a cambio.

- Según tu opinión, ¿cómo se determinan esas compensaciones?
-Es bastante relativo. Yo determinaría compensaciones que tiendan a “mejorar” el sistema natural en relación a la vida humana. En Chile, por ejemplo, no sólo se le exigió a la empresa una instalación de tratamiento de aguas residuales que entregaría agua mejorada al río, respecto a su condición natural, sino que se logró un acuerdo para que cediera parte de sus terrenos para una reserva de glaciares y también que se construyera un embalse cordillerano, además de mejoras en los sistemas de canales del Valle de Huasco.

-¿Qué se debió hacer aquí?
-Siempre opiné que antes de Veladero se debería haber hecho un embalse cordillerano en La Palca, con el fin de que además de reserva hídrica, funcione como depurador natural de los metales pesados que lleva hoy naturalmente el río y los que eventualmente se produzcan por la actividad minera. Di una charla en la Universidad Católica en la que demostré cómo el Embalse Puclaro (en Chile) limitó notablemente el aumento del transporte de metales que produjo (y sigue produciendo) la actividad de la Mina El Indio. Un embalse aquí, además, serviría para limitar la cantidad de energía “sucia” que se usa en los campamentos mineros y para el crecimiento industrial, ya que una represa produce los dos elementos básicos para el crecimiento: agua y energía.

-¿Por qué estuviste de acuerdo con el veto de la presidente a la Ley de Glaciares?
-Porque se vio beneficiada por la falta de discusión de los estamentos técnicos y de las provincias con glaciares. Esa ley no le convenía a San Juan, ya que ponía en manos del IANIGLA (NdelaR: Instituto Argentino de Nivología, Glaciología y Ciencias Ambientales), de Mendoza, el destino y manejo exclusivo de los glaciares.

-¿No es idóneo?
-Hace poco, ese instituto opinó que la extirpación de 300 hectáreas de suelos congelados sanjuaninos era “poco significativo”. No era una ley “federal” ni participativa. Una vez aprobada, sería aún más difícil seguir trabajando en glaciares, ya que este instituto fue muy cerrado en el manejo de la información recabada, y pagada con el dinero de los contribuyentes. No me parecía inteligente, darle una gran torta de presupuesto a un grupo cerrado, que claramente no está defendiendo nuestros hielos.

-¿Leíste el nuevo proyecto de ley presentado por el senador César Gioja?
-Leí un proyecto acordado por una comisión en la Cámara Alta , pero no sé si era de César Gioja (Nde laR: Milana se encuentra desde hace casi un mes en Europa). El problema es que está totalmente politizado el tema y no se ha convocado en ningún momento a un panel federal de expertos, o sea glaciólogos de Patagonia, NOA, Cuyo y las pampas, por dar un ejemplo, que redacten una estructura de la ley.

-En Capital Federal han hecho campaña con los glaciares…
-Realmente es deplorable ver cómo gente que ni sabía de la existencia de glaciares hoy se rasga las vestiduras por ellos y, lógicamente, no van a permitir que gente informada en el tema, los contradiga.

-¿Los sanjuaninos son, en general, conscientes de la importancia de los glaciares?
- Puede haber mucha desinformación en este tema, y hay gente que se beneficia con la falta de estudio de este recurso, porque cuando se dañe, nadie va a ser responsable si no se lo conoce. Hay gente que a veces está en posiciones importantes, como en la Dirección de Hidráulica, que sigue opinando que los glaciares no son una reserva hídrica fundamental. Los estudios (únicos a la fecha) que hice de la relación glaciar-río, demuestran que durante las emergencias hídricas son los glaciares los que aportan el agua de San Juan.

-¿Cuál es la opinión de esa gente?
-Trata de confundir al ciudadano diciendo que el 60% del agua es de pozo…, que vayan a Marayes a tratar de sacar agua como en el Valle del Tulum. La riqueza hidrogeológica del Tulum es debida pura y exclusivamente al Río San Juan, así que es mejor que lo cuidemos y que cuidemos las fuentes de agua que lo alimentan, o sea, los glaciares.



Nota publicada en El Nuevo Diario el 24 de julio de 2009.

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Juan Pablo Milana.