Esta nota fue publicada en El Nuevo Diario. Que la abuela se quede poco más que dormida en el festejo, la encargada de civil no llegue, el novio se escape con la mejor amiga de la novia, no es cosa de ficción. Son solo algunas de las terribles historias de los casamientos en San Juan.
Quién no vio la Novia Fugitiva y se desesperó cada vez que Julia Roberts huyó de la iglesia, hasta que finalmente logró dar con su “tipo ideal”. No es solo una historia de ficción, la vida real también está teñida de los más increíbles plantones y desilusiones frente o minutos antes de llegar al altar.
Novios que se fugan, famosos que se colan en los festejos, amantes que aparecen inesperadamente, platos glamorosos que dejan a los invitados en urgencias, curas que se casaron, amigas traidoras que se roban al novio, y lo devastador, invitados que no sobrevivieron al postre. Son solo algunas de las historias más extraordinarias que dejaron algunas de las bodas celebradas en San Juan.
En esta nota, las más insólitas anécdotas de los casamientos sanjuaninos, relatados por los protagonistas de las fiestas, organizadores, curas, novios y encargados del catering que se quedaron con los pelos de punta.
JORGE DIEZ - ORGANIZADOR DE EVENTES
“Andrea Frigeiro nos ayudó con la recepción”
“Nuestra empresa cumplía sus primeros diez años y para nuestras celebraciones vino contratada, por nosotros, la top model, conductora y hoy empresaria, Andrea Frigerio. El festejo fue un día viernes en el
entonces boliche All Time. Al día siguiente, por problemas en los vuelos de la provincia, Andrea no pudo viajar y tuvo que quedarse hasta el domingo. El sábado tuvimos una boda en el Club Social y ella nos pidió acompañarnos para no quedarse sola en el hotel y, siendo tan divina como es, se ofreció para ayudarle a Silvina con la recepción. Imaginen la sorpresa de la gente que llegaba a la boda, algunos no se dieron cuenta en el momento, pero cuando la descubrieron todo el mundo quería la foto con ella. Pasó automáticamente a ser el centro de la boda y los novios se coparon, lejos de disgustarse por roles protagónicos”.
“La abuelita de la novia se quedó como dormidita”
“Estando en una gran boda, de muchísima gente, en una zona rural de la provincia, nos encontramos con la sorpresa que la abuelita de la novia, que compartía la mesa cabecera, junto a otros familiares, se quedó como dormidita. Eso es lo que creíamos, pero en realidad había fallecido. Disimuladamente y con muy buen tino, sin despertar sospechas, con total disimulo, sin que los novios supieran, los padrinos de la boda esperaron a que diera comienzo el baile, y con el ruido de la música y el show de luces, en plena distracción de la gente, la trasladaron hasta la casa, la recostaron y así se sucedió todo hasta finalizar la fiesta, a altas horas de la madrugada, recién ahí, cuando se encendieron las luces, ya en el grupo más íntimo los familiares dieron la noticia”.
“El novio abandonó a la novia antes de entrar a la iglesia”
“Estando a una hora de recepcionar a los invitados en un importante salón de nuestra ciudad, imaginen, todo listo, llegaron al salón los hermanos de la novia diciendo que todo se cancelaba. Sin creerles, nosotros semi atónitos, tuvimos que repreguntar y recontracorroborar lo que se nos informaba en ese momento. El novio había abandonado a la novia a una hora del ingreso a la iglesia. Obviamente, se suspendió el evento, se replanteó qué se hacía con todo, con el consentimiento, obviamente, de los familiares y lo peor fue para aquellas personas que no fueron a la iglesia y llegaron directo a la supuesta fiesta, no podrían imaginar sus rostros transformados de angustia y sorpresa por tan terrible noticia”.
PALITO GONZALEZ - SERVICIO DE CATERING
Sirviendo la comida en varios casamientos, Palito ha tenido la oportunidad de ver novios tan divertidos, que estuvieron dispuestos a tirar toda formalidad a la pileta o con una chaya de champagne.
Enfiestados y empapados
María Belén Pérez Lunardi y Francisco Nicolía Heras contrajeron matrimonio en la Iglesia Nuestra Señora de la Merced el 29 de diciembre del año pasado. Después de la ceremonia religiosa, siguieron con el festejo en la casa quinta de la familia Pérez Ridao, en Chimbas.
El civil fue una original ceremonia sobre una plataforma de madera, flotando en la pileta de la finca. Los fuegos artificiales coparon el cielo, comenzó la cena y el grupo King of Banana puso su cuota de explosión al festejo. Ya eran las tres de la madrugada, la diversión y el calor eran elevados y los novios decidieron dejar la formalidad y se tiraron a la pileta. Empapados bailaron, comieron puntas de espalda a las llamas y la fiesta no paró hasta las once de la mañana.
Un carnaval con champagne
En otra oportunidad, eran las tres de la mañana, y durante el baile de la boda, el novio le pidió a Palito que trajera una de las botellas de champagne de cinco litros que tenían guardadas. El organizador accedió y para su sorpresa, el recién casado empezó a chayar a todos los invitados con la costosa bebida. Sorprendido y asustado llamó al novio a la reflexión, y le dijo que se quedarían sin bebida para el resto de la noche. Despreocupado, el casado le respondió: “Palito, es la primera y única vez que me caso, es por eso mi festejo”.
JOSE JUAN GARCIA - SACERDOTE
El novio arrepentido
El cura recordó que en los años en que estuvo en la Iglesia de La Merced tuvo una terrible experiencia. Fue hace unos veinte años, cuando se preparaba para oficiar un casamiento. Estaba casi todo listo. La novia poniéndose a punto en la peluquería, tejiendo ilusiones para la gran noche pero, faltando solo un par de horas para que la pareja diera el sí frente al altar, el novio se arrepintió.
ROGELIO FERNANDEZ - COMERCIANTE
Como vendedor de las clásicas alianzas que coronan a los novios, Rogelio ha sido testigo de algunas extrañas historias.
El cura que compró las alianzas
El comerciante contrajo matrimonio con Alicia Sirerol un 7 de mayo de 1966 y, un día, lo visitó en su local Washington Sánchez, el cura que lo había casado. Para su sorpresa, el sacerdote no buscaba un reloj o collar, sino que iba a comprar las alianzas para su propio casamiento. Así fue que Fernández le vendió los anillos a quien lo casó y que después tuvo cuatro hijos.
La historia con la curia no terminó ahí. Seis años después de haberle vendido la alianza al ex sacerdote, otra baja en el clero lo sorprendió. Era el cura que bautizó su hija, que también llegó al local para comprar los anillos para su casamiento.
Varios años después, cuando se aprobó la ley del matrimonio igualitario, Rogelio vendió las primeras alianzas para una pareja de hombres jóvenes. Después les vendió los anillos a otros novios, aunque esa vez fue para uno mayor y otro joven, y también a un matrimonio de dos mujeres.
FRANCISCO RAMOS - SERVICIO DE CATERING
Trabajando en uno de los pilares de cualquier festejo, la comida, Francisco ha podido ser testigo de fantásticas, tanto por divertidas como por terribles, anécdotas de casamientos. Entre los buenos recuerdos, pudo trabajar en bodas a las que estaban invitadas personalidades como Jorge Luis Borges, René Favaloro y Carlos Saúl Menem. Entre otras no tan agradables imágenes de su archivo casamentero, recuerda la vez que lo contrataron para un casamiento y el novio era por demás mujeriego. Para asegurarse de que todo se desarrollara con tranquilidad tuvo que ponerle custodia para salvaguardar su integridad.
El novio que nunca llegó
Hace unos años lo contrataron para un casamiento entre una sanjuanina y un empresario de Buenos Aires. Faltando pocos días para la boda comenzaron a llegar los familiares desde la Capital, todos se preparaban para el ansiado festejo. Pero, por asuntos de trabajo del novio, la fecha comenzó a atrasarse con la promesa de “mañana voy”. Pero el trabajo se siguió acumulando, igual que los mañana voy, mañana voy.
La carta maldita
Era el día del casamiento. Todos se preparaban para la gran noche, la novia ya estaba en la peluquería y el novio… el novio tuvo que viajar de forma imprevista. ¿Trabajo? ¿Salud? Para que su futura esposa no se preocupara por él le dejó una carta, sus letras sobre el papel contaban que no iba a casarse y que se iba con la mejor amiga de ella.
Una doble vida
Estaba todo preparado para el casamiento, de hecho, ya había empezado la celebración. La novia estaba de la mano de su enamorado, justo sobre el altar, lista para dar el sí. Cual novela mexicana, brasileña o argentina, en la iglesia irrumpió un hombre con dos mellizas. Esta vez no fue el hombre, sino la novia, que tenía una doble vida. El hombre era su esposo y las niñas, sus hijas. Se armó un revuelo impresionante. Los invitados buscaban los regalos y se los llevaban, porque era la época en la que cada invitado llevaba el obsequio a la fiesta. Otros aprovecharon para comer algo y después se fueron.
BETTY RIVAS - ORGANIZADORA DE EVENTOS
Cuidado, que viene la grúa
Nada común y corriente. Ana Paula Fagale y Mariano Olguín programaban su casamiento y no quería una clásica y tranquila recepción con música lenta y conmovedora. La noche del festejo, que fue en el Hotel Provincial, los invitados ingresaron al salón. Todo transcurría con normalidad. Esta vez, fueron los recién casados los que rompieron con la monotonía, aterrizando en la terraza del hotel desde una grúa que los elevó desde la calle General Acha hasta lo más alto del edificio.
Los invitados en tinieblas
Hace varios años, en un hotel céntrico hubo un casamiento que sufrió una serie de eventos desafortunados. Cuando los invitados llegaban al salón la luz se cortó. No fueron solo unos minutos, sino que la penumbra se extendió durante un largo rato. Fue durante el corte que una abuelita que ingresaba al hall se tropezó con un escalón, cayó y se fracturó el brazo.
El Zonda devastador
Tanto tiempo que llevaban programando la noche de su casamiento y el día de la boda corrió un fuerte viento Zonda.
Más allá de las típicas ráfagas sanjuaninas, comenzó la celebración y sirvieron la cena. Uno de los invitados, que había ido solo a la fiesta, se estaba ubicando en la mesa cuando, para sorpresa de las otras personas ahí sentadas, cayó desplomado sobre la mesa y luego quedó tendido en el piso. Betty llamó a emergencias y acudió al lugar, pero ya era demasiado tarde. El hombre había fallecido justo en el momento de la caída. Los médicos y la policía pasaron a ser los protagonistas del festejo, que tuvieron al cuerpo en el lugar hasta las diez de la mañana siguiente, cuando llegó el hijo del fallecido.
Una amante en la boda
¿Quién invitaría a su amante a su casamiento? Fue real. En plena fiesta y baile, la novia, que estaba embarazada, perdió de vista a su esposo. Entre música y luces comenzó a buscarlo, hasta que se encontró con una desagradable imagen. Su recién casado estaba besando a una mujer, con quien hacía un tiempo la estaba engañando. Sobran las palabras para el escándalo que siguió a este terrible descubrimiento.
El civil que no llegó
En otra oportunidad, la pareja había llegado al salón después de la ceremonia religiosa. Sin embargo, cuando llegaron al salón, la encargada del Registro Civil Móvil todavía no llegaba. Ante la demora, Betty les sugirió que dieran comienzo a la recepción, para hacer tiempo hasta que llegara la jueza de turno. Pero los minutos, las horas pasaron y, con gran nerviosismo, los novios dieron la orden de comenzar con la cena. Recién a las tres de la mañana y, con el baile de por medio, se hizo un alto para celebrar el civil que lo ofició otra encargada y no la que estaba designada.
El postre con salmonella
Otra desagradable experiencia fue con la comida. En ese casamiento sirvieron uno de los postres predilectos de la época, Omelet Vulcain, que se servía flambeado. La mañana posterior al casamiento, varias personas amanecieron intoxicadas y tuvieron que ser internadas de urgencia. Al parecer, una partida de huevos con los que se hacía el postre estaba contaminado con salmonella.
Nota Publicada en el Nuevo Diario en el año 2013. Edición N°: 1582 |