Era jueves el 17 de noviembre de 1921. Y el gobernador
Amable Jones posaba una vez más en su domicilio particular.
-E’ basta per oggi, dottore...
El pintor italiano Faustino Brughetti dejó los lápices sobre el escritorio y acercó el retrato al gobernador Amable Jones. Era el boceto del rostro del mandatario.
-Perfecto, maestro, ha logrado plenamente el gesto de nobleza, firmeza de carácter y sabiduría que transmite nuestro gobernador.
Quien había opinado era Honorio Guiñazú, el jefe de policía que Jones había traído de Buenos Aires, siempre listo para alabar a su jefe.
Pero realmente el boceto era bueno.
El pintor italiano había sido contratado dos semanas atrás por la suma de cuatro mil pesos que pagaría el gobierno provincial para realizar un retrato al óleo del gobernador.
Jones miró el boceto e hizo un gesto de aprobación.
-¿Possiamo continuare domani, dottore?
-No mi amigo. Mañana tengo mucho trabajo. Si usted está de acuerdo seguimos el lunes a las 3 de la tarde.
El domingo al mediodía, Jones murió asesinado en La Rinconada, Pocito.
Extraída del libro “El lado humano del poder, anécdotas de la política sanjuanina”, de Juan Carlos Bataller, publicado en marzo de 2006