Kummel es un sanjuanino que trabajó para el crecimiento de los actores y el teatro de la provincia. El actor afirma “A mis alumnos les inculqué más el amor al arte que al dinero”.
Actor, director, docente, mimo y titiritero. Descendiente de alemanes y oriundo de Barreal, Oscar Kummel nació en 1935 y falleció el 14 de septiembre de 2012.
Kummel comenzó a sentirse atraído por la actuación cuando estaba en la milicia. En 1958 salió del ejército y empezó a estudiar enología, por recomendación de su padre. Sin embargo su verdadera vocación, el “arte dramático” seguía latente.
Fue su hermana la que lo animó a seguir su afición. En esa época, a fines de la década de 1950, una reconocida teatrera de Buenos Aires, Adelaida Hernández de Castagnino, estaba de paso en San Juan brindando un curso de teatro. Con la oposición de su padre, pero sin dejar la carrera de enología, Oscar hizo el curso y empezó a incursionar en la actuación.
El siguiente paso fue ingresar en la Escuela de Teatro del Instituto Superior de Artes (ISA).Egresó en la década de 1960 y formó parte de la primera promoción de egresados de teatro. Además, terminó con la carrera de enología.
Desde que se recibió, Oscar se dio cuenta que no podría vivir del teatro. Por eso, entró a Salud Pública y trabajó en la parte de educación sanitaria. Al mismo tiempo seguía trabajando en lo que lo apasionaba, la actuación. Era director de la Escuela de Títeres del ISA. Además, comenzó a participar en el programa televisivo “San Juan Alta Visión”, que se emitía por Canal 8. Su participación en ese espacio le permitió difundir su nombre y actividad.
Después de 1964, el panorama para los recién nacidos actores sanjuaninos, se complicó. Con la creación de la Universidad Provincial Domingo F. Sarmiento desapareció el ISA y con él la escuela de Teatro y la de Títeres. Desde entonces, y a lo largo de toda su carrera, Kummel tuvo que defender y fomentar, por su propia cuenta, el trabajo de los actores en San Juan.
Así, en 1971, junto a David Volpinasky y con el apoyo de profesores de Buenos Aires, fundó “Nuestro Nuevo Teatro”. A su vez, comenzó a trabajar en Radio Sarmiento como jefe de programación.
En 1973 entró al Goethe, Instituto Alemán. Poco tiempo después, en tiempos del gobierno militar, perdió su trabajo en Radio Sarmiento. Kummel tenía que viajar a Santiago del Estero para representar una obra. En la emisora, que estaba intervenida por los militares, no le dieron permiso para hacer el viaje. Entonces, para poder faltar, presentó un parte de enfermo. Después de esa hazaña, lo descubrieron y lo echaron. Desde entonces se dedicó con exclusividad a su actividad como docente en el Goethe.
A mediados de la década de 1980, Kummel participó en la creación del Instituto Nacional de Teatro (INT), que lo premió de por vida. La misma institución, en los años 2000 y 2003, le entregó dos premios por su trayectoria en la región de Cuyo. Aparte, en el 2005, recibió de manos del entonces vicepresidente de la nación, Daniel Scioli, una distinción como personalidad sanjuanina.
Oscar Kummel está casado, desde hace más cuarenta años, con Inge Schwenke, con quien tuvo tres hijos: Katia, Federico y Naida.
En sus siete décadas Kummel ha dirigido más de cincuenta obras. Su primer protagónico fue “El apolo de Bellac”; su debut como director fue “Médico a palos”, de Moliére y la primera vez que actuó fuera de la provincia lo hizo con la obra “Jaque a la reina”, de Santillán. Uno de sus grandes éxitos teatrales y económicos fue "Argimon" (1993), que llenó varias veces el Teatro Sarmiento, se presentó en varias provincias y ganó el Premio Nacional de Teatro.
Una nota del Nuevo diario - 26 de septiembre del 2008 - Edición 1361
Oscar Kummel, 50 años de teatro “A mis alumnos les inculqué más el amor al arte que al dinero”
Responsable de la formación de la mayoría de los actores sanjuaninos desde hace casi 40 años, el director y actor reconoce que ahora se arrepiente de no haber pensado más en lo económico, y explica que aquí nunca se produjo teatro comercial.
Una nota de Betty Puga
“A mis alumnos les inculqué más el amor al arte que al dinero. Ahora pienso distinto, porque mis nuevos alumnos les interesa más el éxito económico”, dice hoy Oscar Kummel, cincuenta años después de convertirse en el peor estudiante de la Escuela de Enología cuando en 1958 descubrió que su gran pasión en la vida era el teatro.
A los 74 años, el responsable de la formación de varias camadas de actores en San Juan está preparando una nueva obra, escrita y dirigida por él: “Don Quijote de Barreal”, que será su última puesta como actor.
“Yo nací en Barreal y me sentí medio Don Quijote haciendo teatro aquí”, cuenta, al tiempo que explica que “los elencos hacen teatro de arte porque piensan que el comercial es sólo para sacar plata”.
Formado en el pionero Instituto Superior de Arte (ISA), protagonista de una época de oro para la cultura sanjuanina y de una de las obras más exitosas en cuanto a público que dio el teatro local (“Argimón”), Kummel opina que otro hubiera sido el destino de la actividad teatral si hubiera quedado dentro de la Universidad Nacional de San Juan, como Artes Plásticas y Música.
- Si se hubieran unido los actores como los plásticos o los músicos para luchar por quedar dentro de la UNSJ, ¿sería otro el perfil del teatro sanjuanino? .
Si, seguro. Pienso que hubiera andado mejor el teatro. Los actores nos peleamos siempre demasiado…
- ¿Por qué?
- Por nada a veces. Por estupideces sobre todo...
- ¿Por eso es que hay más músicos o plásticos sanjuaninos reconocidos en el país y en el exterior que actores?
- El que persevera triunfa. Yo lo demostré haciendo teatro siempre; por más que me fuera mal muchas veces, seguí. Yo no era uno de los mejores. Mejor fue Héctor Podda, pero tuve más constancia. Tengo el tesón del alemán, por eso seguí. Eso fue lo que me hizo triunfar a mí… Bah, si puede llamar triunfar a esto…Ni siquiera tengo un teatro propio.
- ¿Qué tendrías que haber hecho diferente?
- Tendría que haber pensado mucho más en triunfar económicamente. Podría haber invertido dinero en muchas cosas. Pero nunca me importó la plata, eso fue lo que me mató.
- ¿Sentís que eso le inculcaste a tus actores?
- No lo había pensado, pero sí les inculqué más el amor al arte que al dinero. Ahora pienso distinto, porque mis nuevos alumnos piensan diferente también. A ellos les interesa más el éxito económico.
- ¿Por qué crees que no funcionan los elencos independientes en San Juan?
- No sé. Sí sé que empezaron a funcionar a partir de los subsidios del Instituto Nacional de Teatro (INT), cuando se le dio importancia al mal llamado teatro del interior del país.
- ¿Será porque el público sanjuanino no va a ver teatro local?
- No sé. A nosotros nos tienen mucho respeto en el país. A mí me tienen más en cuenta en Buenos Aires que acá. El INT me dio un premio a la trayectoria, que me entregó China Zorrilla, y que me otorga dinero de por vida…
- ¿Cuánta responsabilidad tiene el director en buscar obras que no atrapan al público?
- Creo que es porque existen dos clases de teatro: el de arte y el comercial. El de arte es un teatro para poco público, siempre tiene que estar subsidiado, lo vi en Europa. Los elencos acá hacen teatro de arte porque piensan que el comercial es sólo para sacar plata.
- En tu experiencia de 50 años como actor, ¿alguna vez se generó público en San Juan?
- No. De los ’70 para acá estuve mucho tiempo solo llevando el teatro adelante. Ahora se está generando de a poquito., porque hay elencos de nivel: El Candado, Círculo de Tiza, Teatro de Arte….
- Pero actúan para 100 personas o menos por función. ¿Qué les falta: publicidad, marketing, más inversión?
- Todo eso les falta. Muchas veces propuse que en los kioscos, en la calle, esté promocionada la programación de teatro. No hay plata. Estaría bueno que de ese dinero que otorga para subvenciones, el Estado destine una parte a publicidad. Hoy todo se maneja con publicidad. Hay buenos actores: Ariel Sampaolesi, Juan Carlos Carta, Julio Masi, José Annechini pero no son reconocidos porque les falta marketing.
- ¿El hecho de que no haya ficción en la TV o cine sanjuaninos contribuye a que los actores locales no sean reconocidos masivamente?
- Si, y es una lástima. Yo me hice famoso por la televisión, Cuando trabajaba en “San Juan en Alta Visión”, en Canal 8, la gente me reconocía, firmaba autógrafos. Claro, me veían como 30.000 personas por día. El “Rodrigazo” fundió a Reynaldo Mattar (NdelR: un director de TV y cine sanjuanino. Entre otras producciones filmó la película La Difunta Correa), pero en su momento yo estudiaba hasta inglés, porque me iban a pagar en dólares varios trabajos….Se hizo la película “Visión de un asesino” (NdelaR: En 1981, protagonizada por los actores nacionales Juan Carlos Dual, Alfredo Iglesias y Jorge Rivera López; y los sanjuaninos Kummel, Lucy Campbell, Bachi Buttini y Carmen Renard, entre otros) pero no tuvo repercusión… Todo necesita venderse primero… Si invertís un peso en crear algo, tenés que invertir 30.000 en publicidad…
- Si se hiciera teatro comercial o de “escándalo”, como por ejemplo el que causó el desnudo de Norma Velardita en la obra (Des) vestir santos, ¿el público sanjuanino se acercaría más al teatro?
- Sí, claro. La misma profesora que tuve cuando empecé me lo dijo. Cuando hice “Argimón” (1993) me dio más popularidad el lío que tuve con la viuda de Haroldo Conti, autor del cuento en el que está basada la obra. En el teatro Cervantes de Buenos Aires, la mujer entró a los gritos por el pasillo diciendo que yo no había pagado los permisos. Pagué todo. Pero le dije: “le voy a pagar, señora”. Le di 2.000 pesos de los 7.000 que obtuve por ganar el primer premio en el Nacional de teatro. Ella sabía que podía sacar tajada de la obra porque era exitosa.
- “Argimón” es uno de los pocos éxitos de público del teatro sanjuanino. Llenó varias veces el Sarmiento, ganó el Nacional, se presentó en varias provincias. ¿Cuál fue el secreto de esa obra?
- Todo el mundo me dice lo mismo: “De Ud. me acuerdo por Argimón”. Creo que fue porque la puesta fue de teatro total, una gran escenografía, muñecos, todo.
- La temática también fue importante.
- Si, era simple: Un hombre que quería volar en su pueblo. Y es su discípulo el que logra volar. Mi discurso también era impactante: “No se arrastren como gusanos si no elévense…” (recita).
- ¿Cuánto hay de Kummel en la historia de Argimón?
- Muchísimo, porque yo me sentí identificado con ese personaje. Era un Don Quijote de la Mancha.
- ¿Quién sería hoy Nino, el discípulo que puede volar?
- Todos mis alumnos, díría. En cada uno de ellos dejo algo de Argimón, del hombre que quería volar…
Los discípulos
Ariel Sampaolesi: “Yo lo tenía como duro, pero es tan plástico en Feroz”.
Julio Masi: “Un día se destapó y fue uno de los mejores actores que hay en San Juan”.
Julián Amarfil: “Era otro de los duros, y ahora hay que verlo trabajar y las cosas que hace”. Pilar Murcia: “Estudió y da clases conmigo, pero se recibió de profesora de teatro en la UNSJ”.
Ficha personal
Nombre: Oscar Kummel
Edad: 74 años
Estado civil: casado hace “como 40 años” con Inge Hijos: 3. “Katia, que está en Ushuaia; Federico y Naira, que se casaron el año pasado los dos” Nietos: Una y uno en camino
Un autor: Friedrich Dürenmatt (“Nunca pude hacer La visita de la anciana dama por falta de actores”)
Un pintor: “Los expresionistas”
Una obra musical: “El Himno a la alegría, que utilicé en Conoce Ud. la vía láctea?”
Un hobby: “Cocinar. Hago toda clase dulces en mi casa de Ullum. Si un hubiera sido actor hubiera sido enólogo”.
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