Empapada de su niñez en Jáchal, una mujer que apuesta por la cultura local.
Susana Castro nació en 1960, en Jáchal. Es hija de José Arnaldo Castro y de Manuela Aurora Molini. Susana tiene cinco hermanos: Mario, Laura, Diana, Walter y Silvana.
La vocación de la sanjuanina por la música forma parte de una herencia familiar. Sus tíos paternos se dedicaban al canto y su tío materno, Elio, era especialista al momento de entonar tangos. Su madre Manuela también compartía el talento por el canto, pero nunca actuó en público.
Castro dio sus primeros pasos en el arte musical durante su niñez, de la mano de su hermana Laura. Juntas formaban el dúo de las “hermanitas Castro”, que era una figura infaltable en las peñas y fiestas jachalleras. Además, eran siempre invitadas para actuar en el escenario de los actos escolares. Cuando crecieron se separaron para seguir distintos gustos musicales.
En 1977 Susana terminó su secundario en la Escuela Normal Fray Justo Santa María de Oro (Jáchal) y en 1979 se fue a Mendoza para estudiar Educación Física. Sin embargo, nunca dejó su gran afición.
Cuando se recibió empezó a trabajar en Rodeo. Durante la semana vivía en esa localidad y el viernes viajaba a la Capital de San Juan para tocar con su grupo que estaba integrado por: Juan Ortega, Tito Astorga, Negro Sarracina, Chato Diaz y Beto Manrique.
En el año 1982, en vísperas del regreso a la democracia, empezó a trabajar para difundir la música del sanjuanino Negro Figueroa. Con ese propósito integró el conjunto “Vereda” que estaba formado por el Negro Sarracina, Roly Lamela y Rulo Tejada. Participaban en todas las peñas sanjuaninas del momento, en especial, en las de El Palomar.
Susana actuó con “Vereda” hasta 1986, cuando empezó a formarse “El Sauzal”. El nuevo conjunto estaba integrado por Horacio Lavaisse, Alejandro Sánchez y Ricardo Sánchez. Con ese grupo llegó a Cosquín en 1988.
En el Pre Cosquín Susana Castro resultó ganadora en la categoría solista vocal femenina, con la tonada “La primera soledad”, de Armando Tejada Gómez. Después, en el escenario mayor del Festival de Cosquín, se llevó el único premio Revelación que se otorgó en esa oportunidad.
Desde sus inicios la jachallera tiene un proyecto musical especial. Trabaja para divulgar autores sanjuaninos, argentinos y latinoamericanos que no son difundidos. Algunos de sus músicos preferidos han sido Armando Tejada Gómez, Tito Francia y el Cuchi Leguizamón. Además, busca acompañarse de buenos músicos e introducir propuestas novedosas. Una de sus innovaciones ha sido ejecutar folclore, desde la década de 1980, con nuevos instrumentos como la flauta traversa, la guitarra eléctrica y el bajo.
En 1985 Susana se casó con el geólogo Jorge Catnich. El matrimonio tiene cuatro hijos Clarisa, Juan Carlos, Jorgelina y Juan Felipe.
Castro ha tenido la oportunidad de actuar en escenarios de Córdoba, Tucumán, Buenos Aires, Mendoza, La Rioja, el sur argentino, Chile, Ecuador, Italia y Estados Unidos. Ha compartido cantos y rasguidos con Mercedes Sosa, Luis Salinas, Juan Falú, Armando Tejada y Raúl Carnota.
La cantante sanjuanina tiene grabados varios discos: "Tonadita" (1994); "Olor a tierra mojada" (1999), "Diapasón de sol" (2003), “Sanjuanina de sol” (2006), “Cuentan que…Mitos, leyendas y relatos de San Juan” (2009), un CD que con diez canciones propias y “Lágrimas para cantar tangos con erre” (2011). En ésta última grabación tuvo la oportunidad de grabar junto a Manuela, su madre.
“Siempre he considerado que todas las actividades artísticas pueden influir en la sociedad y pueden provocar cambios de ánimo, de mirar las cosas de otra manera. No es un adorn, tiene una función social importante. Por eso es tan necesario que existan proyectos culturales de trabajo continuo en municipios, barrios y villas. Es un trabajo de hormiga que a futuro va a permitir tener cabezas abiertas y pensamiento crítico, menos violencia y más contención”.
Fuente: Susana Castro
El Nuevo Diario