La palabra indígena chaya es de origen quechua y es el juego propio de la época de carnaval que consiste, básicamente, en mojar con agua utilizando un balde, un pomo o bien tirando bombitas de agua. Y otra acepción de la palabra chaya es la fiesta misma.
En cuanto al origen de esta tradición, interesante es señalar que en La Rioja aún festejan esta fiesta y es la fiesta ancestral por antonomasia. Registran las fuentes que era una gran fiesta de amistad y de alegría, de compartir y dejar a un lado todas las penas. Cuenta la historia que los primeros españoles llegados a estas tierras se encontraron con una fiesta singular de agua y danza que celebraban los diaguitas festejando la finalización de las cosechas, aunque en La Rioja de hoy esté muy ligada al Carnaval de febrero.
Es entonces cuando se realizaba la Fiesta Nacional de la Chaya, además de las típicos topamientos (acercamiento festivo) por los barrios, con agua, harina, albahaca, vino y vidalas para refrescar la amistad de todos.
Dejo al lector testimonios escritos que atestiguan el contenido del texto: “Fiestas populares. La chaya: […] Se armaba la cacharpaya, jugaban con agua; bebían aloja que tenían en un noque de gran tamaño; comían pasteles y asados diferentes; las niñas sacaban barriladas de almidón con el que jugaban en abundancia”. (Enc. 1950, Esc. 5, Pza. Vja., Fam., LR).
Veamos los ejemplos que nos traen los sanjuaninos Margarita Mugnos de Escudero y Buenaventura Luna: Si bien esta tradición ya no se practica, siempre tenemos los deseos de volver a la chaya con nuestros vecinos y amigos. “No se veía ni un alma en la extensión del llano. Los pobladores se habían concentrado en un rancho para divertirse con la chaya, según dijo Benigna al explicarle la procedencia de un ruido sordo y acompasado que se oía: -Es el tun tun del tambor, niña. ¿No se acuerda que hoy día es el entierro del carnaval? En lo de la Ceferina es la fiesta agora. ¿Por qué no vamos a aguaitar un ratito? Viese que es linda la fiesta de la chaya, le va a gustar”. (Mugnos de E., 1957: 12). # “Chacarera de la chaya. Que de esta quincha se vaya/el que no halle compañera,/que es ofensa en esta chaya/no bailar la chacarera […] La chacarera en la chaya,/en la chaya, aloja y vino,/y en tu boquita, malaya!/los besos de un sanjuanino… ”.
(Buenaventura Luna, 2006: 23). Y qué registraron los maestros de Mendoza en las Encuestas de los Maestros Lainez de 1950: # “Fiestas Populares: el carnaval no tiene ninguna característica digna de mención pues se festeja como en los demás lugares, con disfraces costosos y máscaras muy curiosas de acuerdo a las posibilidades de cada uno; se chaya entre conocidos, amigos o familiares pero en estos tiempos se hace con menos fanatismo que en otras épocas, en que no se fijaban si la persona era sana o enferma o si estaba o no de acuerdo con sus intensiones, debido a ello ocurrían muchos disgustos que a veces epilogaban en desgracias que hoy han desaparecido debido a las reglamentaciones de los gobiernos”. (Enc. 1950, Esc. 64, M. Drumm., L. de Cuyo, Mza).
“Me challó la niña donosa, y yo me dejí hacer sopa”. (Vidal de Battini, 1949: 145) # “Fiestas populares. El carnaval llamado la chaya consiste: se reúnen jóvenes y niñas para jugar con agua tratando de mojarse los unos a los otros, se empieza chayando con pequeñas vasijas y cada uno trata de esquivar el agua, luego el juego se convierte en una verdadera lucha chayándose mutuamente…”. (Enc. 1950, Esc. 30, La Callec., Poc., SJ)
(*) Aida Elisa González de Ortiz, directora del Instituto de Investigaciones Lingüísticas y Filológicas Manuel Alvar (INILFI) de la FFHA de la UNSJ.
Publicado en La Pericana, edición 145 que integra la edición de El Nuevo Diario del 1 de marzo de 2019