Mario Castro es uno de los periodistas más respetados y queridos en el mundo del deporte. A lo largo de décadas se ha transformado en un referente del relato y los comentarios de cuanto acontecimiento deportivo se realice en San Juan, en el país e incluso en países donde participe algún equipo sanjuanino. De sus cientos de anécdotas publicamos esta que pinta la trastienda de un mundo muy particular donde la pasión se mezcla con lo competitivo, la picardía y el humor.
En el año 1977 había solo tres radios en San Juan, las tres AM. Colón, Sarmiento y Radio Nacional. Dos trasmitían el fútbol.
El fútbol sanjuanino era importante. Como que había divisional A, B y hasta divisional C.
Decía que dos de esas radios trasmitían fútbol. Una de ellas tenía un eslogan que decía “Hoy trasmitimos el partido principal y un periodista en cada cancha”.
La otra también decía que trasmitía y cubría todas las informaciones. La competencia era grande.
Una de las emisoras quería saber si era cierto que la otra cubría todas las canchas. Tenían dudas porque generalmente los periodistas que cubrían la B y C decían que no había nadie de la otra radio. Lo curioso es que tenían la información
En privado le llamaron por VHF al periodista joven de la emisora, quien estaba en una camioneta que era uno de los móviles de la radio. Por privado le dijeron que se inventara un gol, que informara que en esa cancha se había producido un gol y que después a los 5 minutos volviera a llamar y dijera que lo habían anulado.
El periodista joven no quería saber nada porque, además de ser una mentira había gente que estaba mirando el partido y escuchando la transmisión.
Pero le dijeron es una orden y el periodista tuvo que hacerlo. Inventó ese gol y toda la gente comenzó a mirar dónde estaba la camioneta pensando que el periodista estaba mal o había ido ebrio a la cancha.
A los 5 minutos volvió a llamar y dijo que se anuló el gol. Y la tribuna comenzó a silbar.
Hasta un tío de ese periodista joven se acercó a la camioneta a preguntarle si estaba bien, qué le había pasado, que nunca se había hecho un gol en esa cancha y que por que después lo había anulado.
Nadie entendía qué estaba pasando.
La verdad, ese gol había sido un invento. Pero lo “compró” la otra emisora y cantaron el gol también.
Así se comprobó que la otra radio robaba información.
Lo concreto es que, para todos, el joven periodista estaba loco o ese día estaba borracho.