La siguiente nota realizada por Gustavo Martínez fue publicada en El Nuevo Diario el 6 de septiembre de 1991 en la edición 524
Uno de sus antepasados, el famoso "Tambor” Vargas, integraba la fanfarria que el Libertador San Martín llevó en el cruce de Los Andes para arengar a la tropa. Desde una antiquísima fotografía de la primera banda de música, que se expone en la Municipalidad de Jáchal, su abuelo le pone la nota melodiosa a la historia pueblerina. Su padre fue pionero en la enseñanza de la guitarra clásica y su hermano es concertista en Europa.
El don musical de los Carbajal se hizo notar en Alfredo desde muy pequeño y alcanzó también a hermanos, hijos y sobrinos.
Permanecen intactos en su memoria los recuerdos de su padrino al piano, don Laureano Lépez, de quien recibió las primeras lecciones aún siendo niño, y su ingreso, con apenas 12 años, en la banda de música de Jáchal, que hacía las delicias de chicos, jóvenes y viejos en las tardecitas de plaza y romance.
De pantalones cortos hizo sus primeras presentaciones públicas. El viejo salón de actos de la Escuela Normal Fray Justo Santa María de Oro es uno los testigos. Como solista de piano acompañó en sus veladas artísticas a la voz de don Sohar Marinero y a la poesía de Miguel Tejada. Cuando vino a la ciudad de San Juan no dudó en presentarse con su instrumento bajo el brazo al maestro Menna para integrar la Banda de Música de la Capital. En el futuro se dedicaría al comercio y a la industria, pero nunca dejaría de “tocar”. “Voy a hacer música hasta el final —dice con una seguridad incuestionable—. Ahora hago música por el solo placer de hacerla”. Se lo puede escuchar, por ejemplo, los sábados a la tarde en una audición de Radio Nacional y fundamentalmente en las veladas musicales que se organizan en su casa.
Su padre Domingo Carbajal marcó un hito con sus recitales en los que incluía a varios ejecutantes y Alfredo continuó su obra, organizando orquestas de diferentes géneros musicales como jazz, folklore, clásico y melódico. Es conocido su aporte desde la década del ’40 en la trayectoria de nuestra orquesta sinfónica, muchos músicos se formaron en su conservatorio y aún orienta y aconseja a algunos en su casado música. Su actividad profesional culminó en la Policía de San Juan como director de la Banda de Música, pero son sus hijos y sobrinos los que se encargan de perpetuar la tradición familiar.
Quién tuvo el privilegio de asistir a alguna función de la orquesta "Familia Carbajal”, integrada por abuelos, padres, hijos y nietos sabe de ese extraño clima que crean violines, piano, acordeón, guitarra, contrabajo y percusión en un grupo humano unido no sólo por lazos sanguíneos sino principalmente por el amor a la música. Generalmente los invitados pasan de apreciar en silencio una sonata de Bach a acompañar con palmas y baile una cueca o una zamba. Las funciones suelen continuar hasta el amanecer y vuelven a repetirse cada vez que se presenta la oportunidad. La familia Carbajal hace música desde el siglo pasado y sólo basta ver la habilidad de las nuevas generaciones para darse cuenta de que seguirá haciendo música el próximo siglo. Y quizás el próximo.