El siguiente texto escrito por Juan Carlos Bataller fue publicado en El Nuevo Diario en la edición 1458 del 22 de octubre 2010 luego del fallecimiento del poeta sanjuanino.
El domingo 17 de octubre de 2010, a la noche, llegó la noticia: “murió Nemer Barud”.
Para los oídos más jóvenes, la pregunta surgió espontánea:
¿Quién era Nemer Barud?
La pregunta confirmaba una presunción inevitable: uno se va volviendo viejo.
Pero cuando la pregunta llega no hay más remedio que volver atrás en el tiempo y recordar en este caso a aquel delgadísimo poeta sanjuanino de origen libanés que por sus rasgos era imposible que intentara mentirle a su origen.
En aquellos años, principios de los 70, Nemer era delegado del ministerio de Trabajo de la Nación, simpatizaba con el justicialismo, era muy amigo de don Francisco Montes, director de Diario de Cuyo y de Emilio Ventura, director de Tribuna y vivía en un pasaje de la calle Laprida.
Como novel periodista más de una vez tuvimos que ir a cubrir notas a la delegación de Trabajo y de esos encuentros surgió un trato que se prolongó en algunos cafés compartidos o en charlas sobre poesía. El joven periodista le mostraba algunos escritos que pretendían ser poesías y Barud aconsejaba:
—Hay que sacarle el ripio. Es necesario despojar a la poesía de palabras innecesarias para que sea poesía.
Nemer no era sólo poeta. Era un escritor todo terreno que incursionó en el periodismo y desde muy joven estuvo ligado a las letras y la docencia.
Había nacido en 1925 en nuestra provincia.
Obtuvo becas de la UNESCO y distinciones como el Premio Provincial de Poesía “Canto a San Juan”.
Además, había conquistado el Premio Nacional de Teatro María Guerrero con su obra “Deolinda Correa”.
Y el Premio de Teatro Leído de la Municipalidad de Buenos Aires además de ser finalista del Premio Internacional de Novela Centenario Pío Baroja-Editorial Alfaguara, Madrid, con su obra “Buenos días, Monseñor”.
Durante la breve gobernación de Ruperto Honorio Godoy –padre del actual diputado nacional- fue secretario general de la Gobernación, mientras que como docente se desempeñó en la Escuela de Periodismo y posteriormente en la Universidad Nacional de San Juan, siempre en cargos obtenidos por concurso.
Fue director de prensa del Departamento de Ciencias de la Comunicación de la Universidad Provincial Sarmiento y profesor investigador de la UNSJ
Un día Nemer Barud nos visitó en las oficinas de la corresponsalía de Clarín para comunicarnos la buena nueva:
— Me voy un tiempo a Buenos Aires.
Tenía 50 años y ya sólo vendría esporádicamente a San Juan.
Pocos años después Barud se había transformado en un poeta de fama internacional, con seguidores en muchas partes.
La fama no había llegado de la mano de su prosa ni de sus obras de teatro. Aforismos de gran profundidad y belleza habían conquistado al gran público de Buenos Aires y el poeta sanjuanino se había transformado merecidamente en un escritor de culto, mencionado en sus artículos por periodistas como Bernardo Neustatd, citado por escritores y admirado por una legión de jóvenes que hablaban maravillas de la poesía de Nemer Ibn el Barud
Sus libros, algunos pequeñas obras de arte en su presentación, se vendían como agua en las librerías. Y si bien era un autor muy mencionado, no daba entrevistas por lo que poco se sabía de su vida y menos fotos se difundieron, lo que alimentó aún más su fama de escritor oriental.
Si uno busca su nombre en Internet encontrará decenas de páginas que lo nombran pero no hallará fotos ni mayores datos biográficos.
En cambio sus aforismos y poemas se reproducen infinidad de veces y aún pueden encontrarse en lugares insospechados como objetos de regalo.
Entre los numerosos libros de gran éxito en Hispanoamérica se cuentan Por amor al amor, Hombres nuestros que estás en el suelo, Manuscritos de la memoria, Credo del caminante, El vuelo de la mariposa, Las estaciones el alma, De reyes y vasallos. Algunos de ellos, como La Sabiduría Esencial fueron editados también en España y México.
Muchos aforismos fueron traducidos a distintos idiomas. Tenía 85 años.
JCB
Algunos aforismos que recorrieron el mundo
»» Creo que huir de mí mismo es la infidelidad que más lamento.
»» Los hombres escribieron la ley después que la violaron.
»» Celebremos con besos nuestra expulsión de un paraíso de ceguera y miedo.
»» Cada vez que quiero perder, apuesto por mí.
»» ¡Oh, creyente cuya alma pecadora está llena de imágenes santas!
»» “Y, nos dejes caer en la tentación”… así nada tendrás que perdonarnos.
»» Creo que llegamos a la vida sin ser consultados y que nos vamos de la vida hartos de ser consultados sobre lo que hicimos con nuestra vida.
»» ¡Tan sabia es la naturaleza!
Nos repite sin el menor fastidio.
»» He gastado tanto tiempo en esperarte que ya no me queda tiempo para encontrarte.
»» No hay rebelión posible si antes no ha pasado por la cárcel de la impotencia.
»» De tanto oírnos Dios se ha quedado sordo; de tanto hablar a sordos, Dios ha enmudecido.
»» Quien menos amor da será porque más necesitado de amor está.
»» Ayudan a vivir, los sueños, ayuda a morir, recordarlos.
»» Cuando te encuentres con la verdad, sé prudente: no despidas a la mentira.
»» Dios es justo siempre, aún cuando nos perdona.
»» Cree en los mandamientos cuando en lugar de repetirlos puedas observarlos.
»» No enturbies la nobleza del dolor callando: llora.
»» Nadie sabe que te amo, sólo mi alma y es muda.
»» Soñé que el ciervo ileso pedía perdón al cazador frustrado.
»» Ten en cuenta al caminar que, a tus espaldas, tu sombra y tu luz se entienden.
»» La muerte es tímida. Nuestro miedo la hace heroica.
»» Te doy lo que me falta, así compartimos la alegría, de encontrarlo juntos.
»» Tengo días ensordecidos por el grito de mis silencios.
»» El pasado es la alegría de las almas tristes.
»» No quiero que limpies mi camino, me lo borrarías.
»» Hay pedidos de perdón que son un insulto.
»» Sin el calor que te daba ya soy todo frío.
»» Solo te acuerdas del silencio cuando ya no te queda voz.
»» Como todo, la libertad también se gasta con el uso.
»» Corta tus amarras de un solo tajo, pero no sigas a ferrando al puñal.
»» Existen quienes no pueden ver un pájaro sin pensar en la jaula.
»» Ojalá me encerraras en tu corazón y tiraras la llave.
»» Un amor generoso siempre tiene escrito su testamento.
Fuente: El Nuevo Diario – Edición 1458 del 22 de octubre 2010