La que fuera casa de los Dobladez

 Desde la calle Entre Ríos, durante buena parte del 1900, aquella casona ubicada a mitad de cuadra, jamás pasó desapercibida. Es que por allí pasaron grandes personalidades locales e invitados vinculados al devenir de la historia sanjuanina pero además fue escenario de la vida social de la provincia. Allí se festejaron celebraciones familiares, incluso hubo hasta una fiesta de egresados de las alumnas del Colegio Santa Rosa de Lima en la década del "60, en sus terrazas.

 

La casona pasó por diferentes etapas: del esplendor al abandono, de la sencillez a la incorporación de detalles arquitectónicos típicamente moros (resultado de la influencia árabe en España), del color natural al bordó en su fachada, de estar completamente deshabitada a revivir de la mano de la librería Del Rocío, que eligió en el 2009, el predio de la calle Entre Ríos 145 (sur) para instalarse como un centro cultural.
Luego, según datos el nuevo propietario el ex ministro de Salud de la Nación, Juan Manzur, proyecta derrumbarla por completo en los próximos meses para levantar allí un edificio moderno, tirando abajo con su proyecto, buena parte de la historia local.
           

Hasta ahora -dicen los descendientes de la familia Dobladez, quienes más tiempo pasaron en el lugar y que intentan dar a conocer su historia a través del Facebook- no hay herramientas legales para frenar el eventual derrumbe, salvo un giro en la decisión del propietario o la negativa de Planeamiento de permitir hacer un edificio de pisos en un terreno que tiene tan solo 10 metros de frente (teóricamente eso está prohibido por nociones sismorresistentes). Algo que nadie puede asegurar.

           

Mientras tanto, jamás, la casa fue declarada patrimonio arquitectónico cultural, pese a que es una de las primeras viviendas sismorresistentes de la ciudad, condición que le permitió sobrevivir a los terremotos y como si fuera poco, tiene un estilo propio ya que conserva detalles y materiales propios de la arquitectura y la decoración típicamente andaluza, como las arcadas en los patios, la fuente, los azulejos y mayólicas.
Es más, fue una de las primeras casas en ajustarse al código de edificación en la década del "50, respetando la línea de construcción de veredas y calles en la etapa de la reconstrucción de San Juan e incorporando un encadenado de pared a pared.

           

Originariamente la casa de la calle Entre Ríos, entre Rivadavia y Laprida, fue del Dr. Nazario Sánchez Benavídez, nieto de Nazario Benavídez, aquel militar y caudillo polémico que participó en las eternas luchas entre unitarios y federales y llegó a la gobernación de la provincia en cuatro periodos distintos. Por la sucesión del inmueble que data de 1906, el mismo fue vendido a otra persona de renombre en la provincia, el historiador Horacio Videla, que la adquirió en 1935 y para quien no fue una casa más ya que ésta estaba enclavada en el antiguo "Barrio El Carrascal'''''''', al que también perteneció la mismísima Casa de Sarmiento.

 

Apenas pasaron 4 años y la construcción volvió a cambiar de dueño, esta vez, fue el doctor Miguel Dobladez Ariza -médico, filósofo y amante de la lectura y la escritura- quien la compró antes de casarse con Amelia Méndez.
Allí nacieron sus hijos. Allí vivió inclusive con su madre y allí se dio el gusto de edificar nuevas dependencias siguiendo los gustos heredados de su España natal.

Es que como Dobladez había nacido en la ciudad andaluza de Córdoba, quería que su casa tuviese ese estilo a punto tal que no escatimó ni siquiera en hacer traer materiales originales o en encargar a un artesano, tejas de un tamaño más pequeño de lo usual.
Así logró la casa de sus sueños con 14 habitaciones, entre dormitorios (uno de ellos en suite), baños, cocina (en la que se conservan hasta los muebles de madera intactos), dependencias de servicios, lugar para el lavado y planchado, despensas inclusive para alimentos a granel, habitación para las herramientas y otra para los vestidos de las mujeres de la casa. Hasta una escalera que llevaba a una casa de muñecas supo tener, además de un escritorio, el consultorio del médico, la sala de espera, el zaguán y el típico comedor con un timbre en el piso para llamar al personal. También como parte de la estructura están los 3 patios y las terrazas, de las que tan solo una de ellas, la del 2¦ piso, se dañó en 1944. Allí era donde solían hacerse fiestas. Prueba de ello es que estaban todas enrejadas y habían sillones empotrados en sus paredes.

           

"Es una casa muy singular porque cada ambiente se caracteriza por tener ventilación y luz natural propia”, cuenta Patricia Aguilar, la dueña de la librería que recibió de manos de los descendientes un cuadro en el que quedó plasmado que en esa casa se recibió al premio nobel de Medicina, Bernardo Houssay y al doctor Salvador Mazza, colega de Dobladez, quien lo acompañó en su equipo de investigación sobre la enfermedad del chagas en el ámbito de la provincia.
Allí también pernoctaron la escritora española María de Maetzu, como así también el reverendo Alejandro Blanco, vicario episcopal y canónico del Cabildo Metropolitano. Vale decir que muchos de los obispos -inclusive el cardenal Miguel Menéndez fue a almorzar alguna vez, según recuerda Alicia Dobladez, una de las hijas- que llegaban a la provincia pasaban por su casa ya que su madre fue integrantes de las Damas de la Catedral

 

Fuente: Diario de Cuyo - Publicada en el año 2012

 

 

GALERIA MULTIMEDIA
Imagen tomada en el año 2012 donde muestra el frente de la casa de la familia Dobladez, ubicada en calle Entre Ríos entre Rivadavia y Laprida, en la vereda Oeste.