El siguiente artículo fue publicado en El Nuevo Diario, edición 593 del 12 de febrero de 1993
El básquetbol es uno de los de los deportes más apasionantes.
San Juan no es una potencia, pero entregó grandes figuras. El ingeniero Manuel Guerrero integró el seleccionado argentino en los Juegos Olímpicos de 1948.
Muchos años después otros dos sanjuaninos Guillermo Riofrío y Leopoldo Benegas vistieron orgullosos la casaca nacional. Polo Benegas sigue en el maxibásquetbol, jugando en Mendoza y en la selección.
En julio próximo se apresta a jugar el mundial de la categoría en Las Vegas, Estados Unidos.
Poseedor de una riqueza técnica y fundamentado como basquetbolista, Benegas fue sinónimo de funcionalidad: buen encestador, impecable pasador y visión para el juego. Hoy se lo ve diariamente enfrascado en el negocio del transporte refrigerado en la empresa de los hermanos Gallerano.
Supervisa y gestiona la compra de pescados y moluscos en Mar del Plata. Casado con Leticia Isabel Gallerano, tiene cuatro hijos: Jorge, Guillermo, Alejandra y Carolina.
Su hijo “gatillo” integra el plantel del Inca Huasi para la Liga Nacional “B”, que disputará próximamente.
Viviendo en Entre Ríos, a los 11 años aprendió a jugar básquetbol en el club Echagüe, de Paraná.
Luego en Mendoza jugó por Anzorena y de vuelta en San Juan, se constituyó en protagonista del mejor básquetbol que vivió San Juan, junto a los hermanos Ricardo y Guillermo Riofrío, Domiján, Pellegrinuzzi y otros.
Con la selección local jugó 20 años y casi obtienen el argentino de Misiones. Con la nacional fue tres años integrante jugando el Sudamericano de Brasil, junto a valores como Olariaga, hermanos Torrá y Farías (Córdoba), Tulli y Chazarreta (Santiago del Estero), Crespi y Canducci (Santa Fé), Lutringer (Chaco) y Csciamani (Mendoza).
Sus reflexiones a El Nuevo Diario fueron las siguientes:
“Seguí con el Maxi en Mendoza, donde hay 18 equipos y en los últimos tres campeonatos fui nominado para integrar la selección nacional.
No fui a los dos primeros, uno a Dinamarca, por no tener el pasaporte a tiempo y el otro, en Buenos Aires, año pasado, por una lesión en el ojo, unos días antes de su realización.
Los mejores recuerdos los tengo de los campeonatos argentinos. Éramos un grupo muy solidario y la odisea de los viajes se bancaban de buen humor. Todos hicimos un culto de la amistad.
Hoy el básquetbol está en baja, porque nadie puede contar con un director técnico que enseñe los fundamentos a los chicos, a pesar de tener posibilidades con los mini y observar por televisión los partidos de la NBA. Y cuando aparecen algunos lungos, son absorbidos por los clubes de la Liga Nacional. Y la sangría se prolonga al exterior, donde juegan casi 30 muchachos de menos de 20 años".