Sanna. Una familia que se movió siempre como un clan

En 1912 llegaron Mauro, Pedro y Antonio, los primeros Sanna a San Juan. Los tres hermanos se destacaron por emprender siempre juntos todas las actividades económicas. La unión fue lo que heredaron las siguientes generaciones.

 Llegaron a la Argentina, como tantos inmigrantes, impulsados por el crecimiento económico de estas tierras. Eran cuatro hermanos, sin embargo, solo tres dejaron la cerdeña natal. Fue en 1912 cuando Mauro, Pedro Ángel y Antonio Sanna arribaron al puerto de Buenos Aires. Del otro lado del Atlántico quedaron sus padres con su única hermana mujer, Dominicángela.

Por raíz cultural, Mauro era el jefe de los tres y actuaban como un clan. Con él se mantenía la estructura de la familia donde todos respetaban al mayor. Al principio, y por muy poco tiempo, los hermanos Mauro y Pedro trabajaron en una estancia en la provincia de Buenos Aires. Luego fueron contratados para trabajar en  la construcción de la base naval militar del Puerto Belgrano, y posteriormente trabajaron en el ramal ferroviario que iba a la ciudad de Río Cuarto en la provincia de Córdoba. Antonio, con carácter algo rebelde, se separó y fue a trabajar en la localidad de Malagueña en Córdoba, mientras que Pedro y Mauro siguieron el rumbo hacia San Juan. En esta provincia, la hoja de ruta los llevó a Marquesado, donde trabajaron algún tiempo.

Para ese entonces, la melancolía y la sangre tiraba entre los tres hermanos. Antonio, en Córdoba, sintió que estaba perdiendo lo principal que era la familia, y decidió seguir el camino de ellos. Así fue como en 1915 llegó a San Juan y junto a Mauro y Pedro se fueron a Pocito con una nueva propuesta laboral de Francisco Campodónico, que era dueño de una finca. Allí trabajaron cinco años pero la actividad productiva quebró y el dueño de las tierras, le ofreció a Mauro la finca a muy bajo costo ya que ésta tenía una hipoteca. Fue la primera oportunidad, que tuvieron los Sanna de hacerse de sus propias hectáreas, sin embargo Mauro, que era el jefe del hogar, dispuso no aceptar la propuesta.

La decisión produjo algunas opiniones encontradas entre los hermanos, pero no fue motivo para separarse y emprendieron juntos una nueva propuesta laboral. Nuevamente sería Francisco Campodónico quien los buscaría para que ellos les trabajaran las tierras, esta vez en Media Agua. Los tres se convirtieron en contratistas, plantando trigo y alfalfa.

El único hermano que formó una familia
A principios del siglo XIX, en Argentina eran muy comunes las reuniones sardas y San Juan no era la excepción. Los integrantes de esta comunidad se reunían como una forma de mantener la cultura. En uno de estos encuentros, Pedro conoció a Serafina Campus, una mujer que también nació en cerdeña y que llegó a la Argentina siendo muy chica.
Poco tiempo duró el noviazgo. El 13 de septiembre de 1924 ambos se casaron y se fueron a vivir a la casa que Pedro compartía con sus hermanos en Sarmiento. En 1925 nace Francisco en San Juan, y en 1927 Agustina en Sarmiento.
En 1928, con el crecimiento de la familia y el rechazo de Serafina de vivir en el campo, Pedro se trasladó a la Capital donde compró un hotel ubicado en avenida España y Mitre. Allí se estableció con su familia en las habitaciones que daban al primer patio, los dos patios posteriores estaban destinados al alojamiento de huéspedes.
En ese lugar nació el tercer hijo, José (1929), y ocurrieron las más variadas anécdotas familiares. Una de éstas sucedió de la mano de la llegada del interventor Modestino Pizarro a San Juan. Frente al hotel estaba la estación del ferrocarril Pacífico y del otro lado una plazoleta con la estatua de Salvador María del Carril.

La historia familiar relata que en ese triángulo espacial, hubo un tiroteo entre dos fracciones radicales, donde  el ejército tuvo que intervenir, terminando con decenas de muertos, entre ellos un hombre que cayó desplomado en la puerta de ingreso al hotel y un caballo en los pies de la estatua de Del Carril.
La residencia alojó a pensionistas permanentes y funcionarios de la intervención que, tras el golpe de Estado de 1930 cuando fue derrocado Yrigoyen en Buenos Aires, huyeron sin pagar. Esto le significó la ruina a Pedro que terminó vendiendo todo y volviendo con su mujer e hijos a Media Agua para trabajar con sus hermanos.

El hijo mayor
Francisco tenía seis años cuando Pedro y Serafina decidieron volver a Sarmiento. En esa época, él se quedó a vivir con sus abuelos maternos para poder ingresar a primer grado de la escuela Salvador María del Carril. Sólo pudo estar un mes alejado de sus padres. En 1931 hizo parte de la primaria en Sarmiento. Más tarde los estudios los continuó otra vez en la escuela Del Carril, con su maestro de 6º grado, Abel Soria Vega. La secundaria la hizo en el colegio Don Bosco, que era dirigido por el padre Garbini y luego por el padre Gelat.

En este colegio, Francisco conoció a quienes luego serían sus compañeros de ruta en su nuevo camino como estudiante, esta vez universitario. Se trata de Antonio Fernández Riera, Santiago Guirado y Agustín Quesada, tres jóvenes sanjuaninos con los que vivió en una pensión católica en Córdoba durante sus dos primeros años de estudio en la Facultad de Medicina.
En 1947, cuando comenzó quinto año de la carrera, Francisco se presentó a un concurso de practicantes en el Hospital Militar de Córdoba. Fue ahí, con 22 años, cuando consiguió su primer cargo. Fue en el Servicio de Clínica y en el de Nariz, garganta y oídos. Luego gano el concurso de practicante mayor en la Maternidad Nacional de Córdoba.

En 1950 Francisco se recibió de médico y volvió a San Juan, donde ejerció la profesión. Sus inicios fueron sin tener un consultorio y de manera domiciliaria. Luego lo convocaron desde la Dirección de la Administración Sanitaria para cubrir un cargo en el Hospital de Caucete y durante siete años conjugó su trabajo en aquel lugar con la labor particular.
Con los años consiguió la independencia profesional y compró acciones en el Sanatorio Central, que casualmente estaba en el edificio donde él había estudiado parte de su primaria en Capital.
Luego inició su participación activa, a nivel gremial, como socio del Colegio Médico; fue fundador del Partido de los Trabajadores junto con Horacio Storni, Ubaldo Montaño y Fausto Ortiz, con el que consiguieron más de 10 mil votos en la primera elección para la Asamblea Constituyente que reformaría  la constitución de 1949.
En 1963 integró, por dos años, la Junta Ejecutiva del Colegio Médico en el cargo de Secretario de Obras Sociales y Mutuales de la provincia. Fue vicepresidente del Consejo de Administración del Hospital Privado, y presidente en dos oportunidades, iniciando e inaugurando la terapia intensiva polivalente y la terapia intensiva neonatológica.  En 1960 ganó el concurso de Jefe de Clínica de la Maternidad del Hospital Rawson, en 1971 el de Jefe de Servicio de dicha Maternidad, cargo que debió dejar por quedar cesante el 9 de Abril de 1976, por Decreto Nº 3 de la Junta Militar, luego del golpe de Estado del 24 de marzo del mismo año.
En la década del ´60 participó activamente  como integrante del Colegio Médico.

Una nueva familia
Córdoba no solo fue el lugar donde se formó Francisco sino también donde conoció al amor de su vida: Juana Delia Ponce. Fue en una especie de retreta en la plaza Rafael Núñez de aquella provincia, donde todos los domingos iba con varios compañeros de la facultad.
El 11 de julio de 1953 Francisco se comprometió con Delia y el 9 de enero del año siguiente se casaron en la parroquia María Auxiliadora de Córdoba. El padre Gelat, el mismo que en su adolescencia había dirigido el colegio Don Bosco, fue el encargado de casarlos.
Caucete fue el lugar que eligieron para vivir. Allí nació, en 1955, su primer hijo Francisco José, quien con los años llegó a ser contador. Su segundo hijo, Pedro Daniel, nació en 1956 y también siguió el camino de la medicina. La última hija fue Nélida Isabel que nació en 1958 y que se recibió de arquitecta.
Francisco José se casó con Adriana Ruiz y tuvo tres hijos: Ana Delia que es contadora, Francisco Manuel que trabaja en páginas Web y Julieta que estudia Ciencias Económicas.

Pedro Daniel no solo siguió el amor a la medicina del padre, sino que también realizó una activa participación política sindical. Así es como desde 1993 y hasta 2000 fue secretario gremial del Colegio Médico y en el 2002 comenzó a constituir el Sindicato Médico en toda la parte estatutaria. En diciembre del 2009, este grupo adquirió la personería gremial y desde entonces es Secretario General. Actualmente es, además, Jefe de Guardia de la Maternidad del Rawson.
Es casado con Viviana Baroli y tuvo tres hijos: Daniela que es médica, Diego que es contador y Federico que está en tercer año de abogacía.

Los hermanos de Francisco
Agustina y José fueron muy unidos a su padre, Pedro. José Sanna se casó con “China” Sierra y tuvo dos hijos: Ricardo que trabaja en la dirección de Contabilidad de la Universidad Nacional de San Juan; y Ana Graciela que es profesora de Matemáticas.
Por su parte, Agustina fue una mujer que tuvo una sensibilidad muy notable. De acuerdo a los recuerdos de la familia, ella comenzó el camino religioso en Córdoba donde quiso ser monja. Sin embargo los afectos a San Juan la hicieron volver y acá con los años conoció a Hugo Richard con quien formó una familia y tuvo cinco hijos: Héctor, Noemí del Carmen, Ángel, Mario y Guillermo.

      

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Pedro Sanna llegó a la Argentina en 1912 junto a sus dos hermanos.