Historia
El Sarmiento apasionado por el buen comer
El pucherito de Doña Toribia, los higos secos de su
mamá, las conservas que preparaba su hermana. A Domingo Faustino
Sarmiento le gustaba comer bien. Y esta pasión la dejó escrita en varias
cartas y libros. Es por eso que hay historiadores que afirman que fue el prócer
argentino más gourmet.
De San Juan no sólo le gustaban las montañas y añoraba la casa materna (sólo vivió en la provincia 19 años). Fue un fiel admirador de las conservas típicas de la región. En cartas que les escribió a su madre y sus hermanas, pedía que le realizaran envíos de estos productos.
En una oportunidad, ya viviendo en
Buenos Aires, le pidió a su hermana Bienvenida, que estaba en San Juan, le
enviara los “dulces, conservas, los higos y membrillos”. En esas
líneas no tuvo resquemor de reconocer su pasión por los duraznos en aguardiente
y las pasas de higo. Ni que hablar de su gusto por las aceitunas remojadas o
aprensadas.
Aunque en varias oportunidades reconoció que le
caía pésimo, no dejó de comer ensalada de pepinos.
El historiador Daniel Balmaceda publicó el libro “La comida en la historia argentina”. Obviamente, el sanjuanino ocupó buena parte de sus páginas.
Balmaceda escribió que Sarmiento era el más gourmet de todos los próceres, porque hablaba de puchero, de su fanatismo por la crema de vainilla y de las típicas empanadas sanjuaninas. En su viaje por Europa, además de dedicarse al estudio del sistema educativo, se maravilló ante los recetarios de los distintos países que recorrió. E incluso contrató a renombrados cocineros que preparaban comidas especialmente para él.
Sarmiento fue la antítesis de Belgrano. Balmaceda también escribió que este último ni siquiera tenía cubiertos ni platos suficientes para todos los integrantes de su familia. Según Balmaceda, conocer los hábitos alimentarios de personalidades y figuras conocidas del pasado ayuda a recrear la pintura de una época.
*Fuente: Epistolario de Domingo Faustino Sarmiento. Cartas Familiares.
