Los huarpes tenían un idioma propio, distinto por completo al de los araucanos, diaguitas, pehuelches, pehuenches, pampas y demás aborígenes vecinos.
Así es que se ha profundizado desde comienzos en esta lengua y se dice que todas las lenguas de andinas tienen una gran similitud muy sorprendente con el habla asiática.
La huarpe ofrece así una particularidad. En aquella época se hablaban dos idiomas distintos. Según dijo en su libro “Historia de San Juan”, Horacio Videla, estaba el allentiac y el millcayac.
La fonética de las lenguas huarpes era muy simple. Para reproducir los sonidos de ambas hablas indias fueron suficientes los símbolos del alfabeto español. No tocante a esto, sin embargo, para reproducir con fidelidad la fonética huarpe sobraban algunas letras castellanas, pero también faltaban otras. Las lenguas huarpes tenían de pronto una vocal anormal, cual semivocal, la ü.
La gramática, por otro lado, era muy sencilla. La construcción carecía de plural. Careciendo de prácticas del arte de escribir, a la llegada de los españoles puede pensarse que los huarpes desconocían la escritura.
Como los cronistas de la época dijeron, no podían ellos descifrar lo que decían, ni siquiera con la propia ayuda de los mismos lugareños, con los petroglifos comarcanos y como también fracasó posteriormente el esfuerzo de los especialistas para llegar a una compilación verdadera.
Es así que es muy probable que esos gráficos con flechas, guanacos o indios encerraran este secreto de los derroteros de las minas.
Como en la mayoría de los pueblos de la antigüedad, la hierogramática o clave de interpretación de las inscripciones eran solamente saberes de las clases dirigentes.
No es lo huarpe, a pesar del atavismo de este elemento en lo antropológico sanjuanino, sino la lengua quichua del conquistador incaico del último siglo, precolombino, lo que dejó en San Juan la mayor parte de sedimentos de vocablos en uso.
Es así que el idioma huarpe se defendió más en la nomenclatura geográfica que en el habla de la posteridad. Muchas de aquellas palabras tienen vigencia en Cuyo, por entero, y en algunas regiones argentinas y países de América mediridional.
El historiador Horacio Videla hace una larga lista de estas palabras con sus significados. Así dice también que algunas voces del fondo aborigen de Cuyo ganaron estrado en la lengua de Cervantes y revisten en el diccionario de los idiomas.
Otros vocablos ya tienen consagración académica. Una circunstancia notable es el de las varias voces de origen quichua que están en la lengua española.
Fuente: "Historia de San Juan", de Horacio Videla.