En esta foto aparece el doctor Enrique Kalejman junto a
su esposa, Juana Kerman, sus cuatro hijos: Norma, Alicia, Olga y Antonio,
yernos, nueras y nietos.
Enrique fue uno de los primeros pediatras de la
provincia.
Hubo un hecho que lo marcó como pediatra y aumentó su prestigio. Ocurrió en septiembre de 1944. La historia relata que el doctor Enrique Domínguez lo convocó para formar un equipo médico y así afrontar un desafío que le ponía la medicina: un niño de 4 años sufría una grave neumonía y no había remedio que lo curara.
Ante esto el grupo
integrado por esos dos profesionales más Ricardo López Mansilla pidieron a la
Nación el envío de un antibiótico muy nuevo para ese tiempo: la
penicilina. Como esta droga llegaba a la Argentina en dosis muy reducidas
(por ser algo innovador), la distribución era controlada. Por ello los tres
médicos debieron hacer un pedido firmado por el ministro de Salud de San Juan y
bajo juramento de que esto se realizaba ante un caso de suma gravedad.
Así fue como, al poco tiempo, llegó a San Juan por primera vez una gran
dosis de penicilina y el niño de 4 años se salvó.
Formado en la Casa Cuna de Córdoba, Enrique fue uno de los primeros
pediatras de la provincia. En 1955 integró el tribunal de honor del Colegio
Médico de San Juan y pocos años después pasó a ser presidente de esta
asociación. Además, fue presidente de la Sociedad de Pediatría de San Juan y
miembro honorífico de la filial local de Amigos Argentinos de la Universidad
Hebrea de Jerusalem.
Las anécdotas familiares relatan que cuando sufrió el primero de cinco
infartos, desde el ministerio de Salud de la provincia determinaron que las
calles que rodeaban la casa del médico fueran cortadas para que el ruido de los
autos no interrumpiera su proceso de recuperación. Tal era su prestigio como
médico.
Fuente: Publicado en Nuevo Mundo, edición 908
del miércoles 17 de abril de 2024