El 6 febrero de 2004 un incendio destruyó parte del
edificio del Rectorado de la Universidad Nacional de San Juan. Las llamas
comenzaron cerca de las 21 en el ala norte del cuarto piso del edificio, en las
oficinas de Recursos Humanos.
El incendio desnudó una realidad. Aunque una dotación de
Bomberos acudió rápidamente fueron evidentes las limitaciones en cuanto a
equipamiento.
Concretamente, Bomberos no estaba preparado para un
incendio de esas características. Pronto estallaron los vidrios del ala sur del
edificio y las llamas se expandieron hacia el quinto piso haciendo la situación
incontrolable.
A las 23 el fuego ya había tomado el sexto piso logrando
así eliminar la historia de la UNSJ (archivos y documentación del personal) y
las llamaradas se veían a cuadras de distancia.
Al día siguiente el panorama era desolador y la única
explicación fueron tres pastillas de Gamexane (insecticida) que una empleada
dejó sobre un escritorio, lo que habría ocasionado la combustión de los papeles
que se encontraban en la oficina.
Luego del histórico incendio la gestión de José Luis Gioja
invirtió gran cantidad de dinero para renovar el equipamiento de Bomberos y
entre las nuevas adquisiciones estuvo una grúa que permitía llegar a grandes
alturas.
Con fondos aportados por la Nación, tres años después, en
febrero de 2007, los trabajos de reconstrucción estaban avanzados en un 90%.
En 2008, tras varias idas y vueltas, la estructura fue
restaurada y la universidad compró un sector del Banco Hipotecario y el 16 de
abril fue inaugurado en nuevo Rectorado.
Para la gente, nunca se investigó suficientemente lo que
allí ocurrió.
Fuente: Publicado en Nuevo Mundo, edición
923 del jueves 9 de mayo de 2024