Los restos más antiguos encontrados en San Juan son de 8.500 años a.C. Se trataba de grupos de cazadores-recolectores que llegaron a nuestras tierras desde el norte, huyendo de la desertización, en busca de alimentos ya que en esa época, las temperaturas en la tierra habían aumentado y muchos lagos se secaron por la escasez de aguas de deshielo. En la Precordillera y Cordillera sanjuanina encontraron lo que buscaban.
Ocho mil años antes que llegara Juan Jufré ya habitaban
este suelo grupos humanos.
Los cazadores de la Cultura Fortuna constituyen la población humana más
antigua localizada en lo que hoy es San Juan. Sus restos fueron hallados en las
zonas de La Fortuna y Los Morrillos, en la Cordillera de Ansilta, Calingasta.
También se los ubicó en las actuales localidades de Bauchaceta, San Guillermo,
Gualcamayo, Talacasto, Ullum, Cerro de Valdivia y La Huerta, entre otras.
Vivían de la recolección de frutos de algarrobo, semillas y raíces de cactus,
así como de huevos de ñandú. Cazaban guanacos y avestruces. Fabricaban para
ello puntas de dardos y lanza, cuchillos y otros instrumentos de piedra. No
vivían en un lugar fijo sino que se movían estacionalmente, de acuerdo con los
movimientos de sus presas de caza, por los valles cordilleranos y las márgenes
de grandes lagos que ocupaban por entonces algunos de los valles
precordilleranos. Cuando cambiaron las condiciones climáticas, los grandes
lagos precordilleranos comenzaron a evaporarse y estos grupos humanos debieron
buscar otro lugar donde instalarse.
Estas son puntas de proyectiles de piedra pertenecientes a la Cultura Fortuna.
Fueron
halladas en excavaciones arqueológicas realizadas en San Juan. Cazaban guanacos
y avestruces.
Alrededor del año 6000 a.C. un grupo humano se instaló en la Cordillera de
Ansilta, al suroeste de lo que hoy es Calingasta. La zona es la de Los Morrillos
y por esa razón esta cultura fue bautizada Cultura Los Morrillos por los
arqueólogos. Cazaban guanacos y esta actividad motivaba que el grupo cambiara
estacionalmente el lugar de campamento, ya que se trasladaban detrás de
las manadas de animales.
Se alimentaban también de frutos de algarrobo y chañar, semillas,
raíces de cactus y huevos de ñandú. Su vestimenta y sus adornos tenían que ver
con la caza y la recolección: hacían sus vestidos con pieles unidas con fibras vegetales
o animales y fabricaban collares de huesos, dientes o semillas.
Hay registro de que la cultura Los Morrillos se
desarrolló en esta zona hasta el año 2000 a.C. Estas culturas de cazadores-recolectores
fueron sucedidas en el tiempo por grupos que se iniciaron en el cultivo de
tierra y en la cría de animales. Se han descubierto pinturas rupestres en los asentamientos
de la cultura Morrillos.
Collar de la Cultura Morrillos, realizado con huesos de
ave y dientes de zorro