Apostado en el corazón del departamento, sobre calle Arenales, el Centro Arte Nativo de Albardón cumplió 88 años y sigue más vigente que nunca. A lo largo de su historia, ha atravesado momentos difíciles, al punto de estar al borde de la desaparición, pero el tesón y el sentimiento gaucho que sus integrantes más fervientes han mantenido a lo largo del tiempo lo han salvado de la extinción. Pequeños, medianos y adultos disfrutan de un predio que, con mucho sacrificio, sigue sumando comodidades para sus más de 30 socios y sus respectivas familias. Hay proyectos en el horizonte y al mirar hacia el pasado, se descubre una historia pintada por momentos en sepia, con muchas alegrías y entrañables recuerdos.
Actualmente, Roberto Pereyra y Pamela Ávila son el presidente y la vicepresidenta del centro, respectivamente. Ambos se encargaron en esta oportunidad de compartir un vertiginoso repaso por la vida de la institución, pionera entre la paisanada en San Juan y el país.
En cuanto a los albores de la agrupación, se sabe que se inauguró el 9 de julio de 1936, según la historia que ha llegado a las nuevas generaciones. En sus inicios, un grupo de carreros que trabajaban en el puente de Albardón, acarreando piedras desde El Villicum, fueron invitados a la inauguración del Parque de Mayo. Para representar a alguna agrupación en ese evento, decidieron crear el Centro Arte Nativo de Albardón.
Entre las primeras actividades que llevaron a cabo los encargados de la agrupación en aquellos tiempos, se destacaba dar alojamiento a los animales que venían de La Rioja con destino a Chile. Posteriormente, comenzaron a organizar algunos bailes, y desde entonces, la institución ha mantenido su vigencia, aunque con mayor o menor fuerza según las épocas.
A mediados de la década del 90, la agrupación logró formalizar la propiedad de su inmueble, lo que permitió sentar las bases para su desarrollo futuro. En 1994, se afiliaron a la Federación Gaucha Sanjuanina, justo en el momento en que adquirieron el predio en el que actualmente se encuentran. Durante ese período, bajo la presidencia de Taty Escudero, se comenzaron a organizar fiestas de destrezas criollas, domadas y hasta carreras. Sin embargo, un par de años después, el hipódromo prohibió la realización de carreras dentro de un radio de 50 km, lo que obligó a desistir de estas actividades.
En 2009, la situación del predio era crítica y estuvo a punto de ser rematado. Fue entonces cuando tres miembros, entre ellos Pereyra, se unieron para salvar la institución. Desde entonces, se ha consolidado un grupo fuerte y unido que sigue acompañando a la agrupación en todas sus actividades.
Por su parte, la vicepresidenta del Centro Arte Nativo expresó el orgullo que sienten en estos tiempos de aniversario. Para los miembros, es un honor contar con el predio más antiguo y con tanta historia. Disfrutan del grupo que se ha formado y de compartir alguna actividad cada domingo, ya sea en su predio o en eventos organizados por otras agrupaciones.
En cuanto a las actividades de otras agrupaciones, participar en ellas se registra como asistencia, lo que resulta importante para la Cabalgata a la Difunta Correa. En la última edición, la cantidad de asistencias permitió al Centro Arte Nativo cabalgar en el puesto 8 dentro de las 84 agrupaciones participantes.
Entre los proyectos futuros, figuran la construcción de baños nuevos, la ampliación de la galería y la construcción de parrilleros. En esta institución, donde se respira tradición, siempre se encuentra una mano amiga para compartir grandes momentos o para enfrentar juntos las dificultades que puedan surgir.