La foto muestra el telar de doña Paula Albarracín de Sarmiento, madre de Domingo Faustino. El sostenimiento económico de la familia recayó
principalmente en doña Paula. Sarmiento reconoció haberse criado casi en la
indigencia, a pesar de que los hermanos párrocos de su madre eran gente
pudiente. Ella les ocultaba la situación. No quería depender de ellos ni de
otros parientes. En su casa había una higuera. Junto a ella instaló el telar
con el que mantenía a sus hijos.
Doña Paula confeccionaba ponchos, mantas, frazadas y anascote, tela de
grandes dimensiones que era adquirida por los sacerdotes en la época.
El telar era lo que se llama un telar criollo, empotrado directamente a
la tierra, compuesto por una estructura de cuatro palos verticales unidos en su
parte superior por otros dos, llamados largueros y de varias piezas que cumplen
una función específica: palo envolvedor, pedales o pisaderas, peine, lisos o
cuadros, pala, huso lanzadera, devanadera. Sarmiento, describe esa casa, donde
vivió, en “Recuerdos de Provincia”, obra que publicó en 1850, a los 39 años.
(Foto Archivo General de la Nación).
Fuente: Publicado en Nuevo Mundo, edición
997 del 27 de agosto de 2024