Robert Alfred Wilkinson, ingeniero ferroviario inglés, llegó a San Juan a sus 60 años para transformar la conectividad de la provincia. A lo largo de su vida profesional en Sudamérica, Wilkinson impulsó la creación de infraestructuras ferroviarias en Uruguay, Buenos Aires y Mendoza, pero sería en San Juan donde su legado perduraría más profundamente, convirtiéndose en un pionero del transporte y en una figura clave para el desarrollo económico local. Wilkinson arribó a San Juan entre 1902 y 1903, representando a la Compañía Ferro-Carriles Industriales. Su llegada coincidió con la culminación de los primeros proyectos ferroviarios en la provincia, iniciados en 1885. Inmediatamente, Wilkinson presentó un ambicioso plan que incluía la construcción de ramales que conectaran estratégicamente zonas urbanas y bodegas de gran actividad comercial, a fin de integrar los municipios de Caucete, Pocito y Concepción a través de una estación central en Santa Lucía, próxima a la actual Terminal de Ómnibus. Los trazados iniciales, aunque alterados tras revisiones de inspectores locales, se consolidaron en 1907, marcando el inicio de un periodo de construcción intensiva. Para 1913, Wilkinson y su equipo ya habían completado 183 kilómetros de vías férreas y unos 70 kilómetros de ramales, alcanzando numerosos puntos en la provincia.
La visión de Wilkinson era ambiciosa; imaginaba una "Circunvalación de rieles" para conectar varias localidades del Gran San Juan, un proyecto visionario que, sin embargo, fue limitado por factores económicos. A pesar de ello, su iniciativa no sólo mejoró la movilidad y el transporte de personas y mercancías, sino que fomentó un auge en la actividad vinícola y agrícola, potenciando la economía provincial. Las Vivencias en los Primeros Viajes en Tren. Los trenes del siglo XX ofrecían a los pasajeros dos opciones de tarifas, una económica y otra de mayor costo. Las diferencias de comodidad eran evidentes, ya que quienes optaban por la tarifa económica tenían que ayudar a empujar el tren en caso de avería. El recorrido del Circuito San Juan, que incluía lugares emblemáticos como la Bodega del Bono y Estación Santa Lucía, permitía a los sanjuaninos y turistas atravesar bodegas y localidades, disfrutando del vibrante paisaje cuyano. Su Vida en San Juan y el Recuerdo Eterno Wilkinson, quien nunca se casó ni tuvo descendencia, compartió sus últimos años con un joven británico a quien apadrinó como un hijo. Falleció en 1938 a los 96 años, dejando un profundo legado en San Juan. Su tumba, ubicada en el cementerio de San Martín, permaneció en el olvido hasta 2021, cuando autoridades locales comenzaron a restaurarla como tributo a este visionario que cambió la vida de los sanjuaninos. Robert Alfred Wilkinson no fue sólo el nombre de un barrio en Rivadavia; su obra y sus ferrocarriles marcaron un antes y un después en la historia de San Juan, impulsando el desarrollo económico y conectando una provincia que siempre lo recordará.