En el sudeste de la provincia de San Juan, a unos 120 kilómetros de la capital, se encuentra Balde de Leyes, un yacimiento paleontológico descubierto en 2014 que ha captado la atención mundial por la riqueza de su registro fósil. Este sitio, declarado Reserva Natural en 2019, revela información clave sobre la vida en la Tierra durante el Triásico y es objeto de estudio para paleontólogos de renombre.
Un reservorio de historia y ciencia
El paleontólogo Ricardo Martínez destacó la importancia de este yacimiento, que forma parte de la formación geológica Balde de Leyes, integrada en la cuenca Marayes-El Carrizal. Este sistema está correlacionado con la cuenca Ischigualasto-Villa Unión, ambas vinculadas al desarrollo de cuencas continentales en el margen oeste de Pangea durante el Mesozoico temprano.
Desde su descubrimiento, en Balde de Leyes se han identificado entre 16 y 17 especies de animales, y aún quedan por analizar 57 fósiles. Martínez resaltó que el trabajo en la zona sigue ampliándose: "Hemos expandido el campo de estudio, lo que confirma que este lugar tiene una cantidad importante de fósiles por explorar".
Comparación con Ischigualasto
Al igual que el Parque Provincial Ischigualasto, conocido por albergar a los dinosaurios más primitivos, Balde de Leyes tiene un valor incalculable para la paleontología. Su singularidad radica en que aquí se encuentran los dinosaurios gigantes más antiguos conocidos hasta ahora en el planeta. Esto abre la puerta a nuevas investigaciones y a la posibilidad de reescribir capítulos de la historia natural.
Una ventana al pasado con proyección mundial
La inclusión de Balde de Leyes en la lista de Patrimonios de la Humanidad de la UNESCO, una iniciativa promovida desde 2019, potenciaría el reconocimiento internacional de este tesoro paleontológico. Este lugar representa una ventana al pasado, mostrando cómo los descubrimientos en San Juan pueden transformar el entendimiento global sobre la evolución de la vida en la Tierra.