Francesco
Paolini nació en Rieti, Italia, el 18 de septiembre de 1932. El lugar de
nacimiento está a unos 100 kilómetros de Roma. En Argentina lo llaman
Francisco, aunque su padre siempre le decía Franco, según él mismo contaba
Paolini
fue uno de los empresarios de la construcción más importantes de la provincia.
Su primera obra en San Juan fue el tramo Albardón – Adán Quiroga, sobre ruta 40
y la última el Dique Cuesta del Viento, que en 1986 le fue otorgada y que
formalmente quedó finalizada en 1997, pero que nunca cobró y lo llevó a la
quiebra.
Impecable
en su manera de vestir, hablando con su conocido tono de voz alto y siempre
sonriente, Paolini recordaba en una nota con El Nuevo Diario en 2014, detalles
de cómo llegó a San Juan, de cómo era la vida de un adolescente de 16 años
durante la Segunda Guerra Mundial y por qué decidió venir a la Argentina.
Con
casi 50 años de vida en la provincia, Paolini siempre trabajó en obras viales.
El empresario sostenía que lo bueno de construir caminos en San Juan era que
nunca llovía. “Cuando llueve, no se puede trabajar y como acá no llovía nunca,
se podía. Entonces me quedé. Esta casa (Nde la R: donde vivía, en calle Meglioli),
se la compré a unos franceses, los Jacquemin”.
En
relación a la construcción del Dique Cuesta del Viento, cuya falta de pago lo
llevó a la quiebra, Paolini recordaba que “en esa época María Julia Alsogaray
era secretaria de Recursos Energéticos y Carlos Saúl Menem, el presidente de la
República, 350 sanjuaninos trabajaban conmigo. A Cuesta del Viento me lo van a
pagar cuando sea Papa; por Cuesta del Viento pedí la quiebra. Si me hubiera
terminado de pagar no iba a la quiebra”.
Paolini
ganó la mayor parte de la obra pública de la provincia durante el bloquismo, y
sostenía que tenía una buena relación con Leopoldo Bravo y su hijo “Polito”.
Aunque
su “villa” fue vendida hace tiempo, el empresario sostenía que “de acá no me
sacan. Esto se vende después de muerto. Soy romano de nacimiento, argentino por
adopción y sanjuanino de sentimiento. Hay siete kilómetros de acá a un café de
la Plaza 25 y siete de vuelta, son catorce si quiero tomar capuccino”, dijo en
la nota en la que repasó gran parte de su vida.
El
miércoles 14 de febrero de 2018, en la madrugada, falleció en la Clínica Santa
Clara a raíz de una neumonía. Los restos del empresario, uno de los que marcó
una época en la obra pública en San Juan, fueron trasladados a Mendoza para ser
sepultados junto a su esposa, la odontóloga Irma Moreno, quien falleció el 17
de abril del 2012.
Fuente: Publicado
en Nuevo Mundo, edición 1195 del 21 de julio de 2025
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