El caso de los huarpes cuyanos – Décimo séptima parte

De palabras en juicios y prejuicios en torno a Antroponimia aborigen. De la pluma del Dr. César Quiroga Salcedo


Pero a esto sólo lo podía hacer, sin peligro y con legitimidad, bautizándose y casándose cristianamente; o mantener su gentilidad -esto es, su identidad étnico cultural- huyendo de los poblados, deambulando por las lagunas y pajonales, convirtiéndose en vagabundo errático.

En el primer caso, su personalidad fue conservada bajo una nominación cristiana; en el segundo logró mantener el designativo a costa de morir con él, sin ingresar a los archivos de los encomenderos ni a los registros parroquiales. O sea, desaparecía.

Para los primeros, para quienes elegían el ingreso a las nuevas formas cristianas, previo al casamiento se erguía la operación del bautismo.

Hemos visto que el Sínodo aconsejaba persuadir a los aborígenes que poseían nombres atinentes a la gentilidad a renunciar a ellos; o en todo caso sugería a los curas que les impongan un nombre “cuales se acostumbran entre cristianos” (Sesión Primera, cap.11). Pero en cuestión de nombres familiares, a la sazón caratulados como “sobrenombres”, nos aclara el P. Durán:
“En cuanto al uso de sobrenombres del mismo origen, el capítulo citado [11 de la Sesión Primera] agrega que por ser necesarios “para que entre sí se diferencien, procúrese que los varones conserven los de sus padres y las mujeres los de sus madres” (177, n.124).

Estos sobrenombres no son sino lo que ahora nosotros llamaríamos apellidos o apelativos gentilicios, es decir, designativos familiares, que la Iglesia americana, lejos de abolirlos, los intentaba conservar en el pueblo llano de los indios, en el totum de los aborígenes, en el común, del montón, justamente por razones prácticas de identificación (sobre todo para los casamientos), con obligación de ser guardada por curas, doctrineros, visitadores y jueces eclesiásticos.


(*) Ex directora del Instituto de Investigaciones Lingüísticas y Filológicas Manuel Alvar (INILFI) de la FFHA de la UNSJ. Miembro de la Academia Argentina de Letras<

 

Fuente: Publicado en La Pericana, edición 459 del 28 de septiembre de 2025

 

 

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