Yo fui caudillo en la sierra
y fui matrero en el llano;
todo el dolor de mi tierra
está en mi vida, paisano.
Me anduvo haciendo baqueano
en la llanura y el cerro,
el canto de este cencerro
que mis tristezas ahoga,
yo fui vidala en Quiroga
y media cifra con Fierro.
Quien sepa historia pasada
sabrá que dende el comienzo
yo madrugué en San Lorenzo
con la primer puñalada;
que allá por Cancha Rayada
anduve a los trompezones
y que aprendí mis canciones
siguiéndolo a San Martín,
las dianas de su clarín
y el tronar de sus cañones.
No tengo rancho en la pampa
ni tengo quincha en el cerro,
se desvanece mi estampa
y el tañir de aquel cencerro.
Tiré mi flete al destierro
llegando ya a la vejez,
me pasa, yo bien lo sé,
lo mismo que a Fierro y Santos:
no comprendieron mis cantos
los que vinieron después.
Letra: Buenaventura Luna
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