Ayer...
Cuando ya no estabas
me quedé mirando
la tarde morir.
Por el monte escapaba el verano
gigante quemando su cuerpo febril;
y una joven llovizna de espejos,
trisaba su enero, volviéndose a mi.
Y esta zamba...
se quedó muy sola;
que triste es la tarde
si no estás allí.
Cuando el alba le estalle el silencio
capullo de besos, te sentirá en mí;
y en los brazos enfriados de un río,
tentará el estío, su noche feliz.
((Estribillo))
Ilusión...
de un verano que pasa,
mariposa rendida de sol;
Si una noche volviera tu enero,
tú tendrás mi voz,
y empezando una tarde sencilla,
tendremos la vida los dos.
Tu voz...
ya estaba en mi sangre,
volcando un ocaso
que no supe ve
Y se hicieron calor en mi pecho,
tus manos ciñendo aquel atardecer,
y en la errante nostalgia del tiempo
comprendí el inmenso vivir de tu pie.
Y esta zamba...
sentir de un verano
de lívidas lunas, respirándote.
Se refugia nocturna en mis venas
y llora en las cuerdas de un río de sed;
y comienza de nuevo la noche,
pequeña en tu nombre, desnuda en su ser.
Letra y Música: Raúl de la Torre
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