Hablar de los Martinazzo es relatar una parte de la historia del deporte sanjuanino, es recordar la eclosión de la pasión por el hockey sobre patines y la época de oro de los equipos sanjuaninos y la selección argentina. Contar la historia de los Martinazzo también es hablar de política, de empresas, porque así como fueron destacados jugadores con la bocha y los patines, han tenido importantes logros en otras áreas.
Esta familia tiene sus orígenes en Italia, más precisamente en la localidad de Rubiana, que está ubicada en Turín, una provincia localizada al norte del país. Desde allí partió, hacia Argentina, Valentino Vicenzo Francesco Martinasso, así era el apellido originariamente. Sus descendientes no saben exactamente en qué año llegó, pero creen que fue entre fines del siglo XIX y principios del XX. Para embarcarse pasó por Génova, cruzó a Francia y zarpó desde un puerto de aquel país.
Al menos un mes más tarde el italiano llegaba a las costas argentinas. Como muchos de los europeos que en esa época migraban al país, pasó algunos días en el Hotel de Inmigrantes y luego se vino a San Juan.
Valentino era tonelero y en la provincia se instaló en Caucete, donde empezó a ejercer ese oficio. Mientras trabajaba en ese departamento conoció a la caucetera Romelia Pérez, con quien se casó y tuvo tres hijos: Domingo, Valentín y Argentina.
Valentino falleció siendo muy joven. Él tenía alrededor de 33 años y el hijo que llevaba su mismo nombre tenía apenas cuatro. Sus nietos, que nacieron varios años después, se convertirían en grandes figuras nacionales e internacionales de un popular deporte sanjuanino.
El hermano mayor de los Martinasso Pérez, Domingo, se casó con Elba Conturso y tuvo cuatro hijos: Gringo, Olga, Víctor y Norma. La menor, Argentina, contrajo matrimonio con Ángel Catania y tuvieron una hija, Estela.
A diferencia de sus dos hermanos, y por un error del registro civil, Valentín tuvo otro apellido. Quienes lo inscribieron le reemplazaron las eses por doble zeta y le dejaron Martinazzo. Él era empleado ferroviario y por su trabajo viajaba con mucha frecuencia.
Justo en el año del terremoto, el joven se casó con Berta Mattar, que era hija de inmigrantes libaneses y fue profesora de manualidades en una escuela de Santa Lucía. El matrimonio tuvo ocho hijos: Valentín Alberto, Raúl Héctor, María Elena, Carlos Víctor, Luis Eduardo, Rosa del Carmen, Daniel Domingo y José Antonio. En 1975, cuando el mayor de los hermanos tenía treinta y un años y los dos chicos todavía vivían en la casa familiar, falleció su padre, Valentín, que tenía 57 años.
, uno de los hermanos mayores, fue el que encendió la vocación familiar por el deporte. Fue el primero en practicar hockey sobre patines y, de a poco, se fueron sumando Valentín, Carlos, Daniel y por último José, que es dieciséis años menor que el mayor de la familia.
Todos dieron sus primeros pasos en el hockey en el Club Estudiantil, que era “la segunda casa” de los Martinazzo. Con tantos chicos jugando al hockey, en la casa de Berta había por todos lados rodilleras, sticks, bochas y patines. Cada tarde, después de terminar los deberes, partían al club y si todavía estaba cerrado, saltaban las rejas y se ponían a entrenar solos.
En 1966 Raúl llegó a la selección argentina y en 1974 fue convocado para integrar un equipo de Italia, convirtiéndose en el primer argentino en jugar en Europa en forma profesional. En esa misma época, Luis y Valentín instalaron un pequeño local en calle Laprida antes de Avenida Rawson, en su casa materna, donde empezaron a arreglar los patines de los chicos que iban al club. Años más tarde se les sumaría en el negocio los dos hermanos menores, Daniel y José.
El mundial de hockey que originalmente iba a ser en Australia fue trasladado a la provincia. En ese campeonato, Raúl y Daniel, integraron la selección argentina y le dieron al país la primera copa del mundo.
Esa fue la despedida de Raúl del deporte y la consagración de Daniel como mejor jugador, no solo argentino sino mundial. Detrás de ellos venía José, que siendo menor de edad tuvo la oportunidad de jugar profesionalmente en Europa. Allá partió junto a su madre, Berta, que lo contuvo en esos años lejos de su país.
aparte de jugar al hockey es enólogo y el dueño de Quinta La Berta. Está casado con Juana María Cabrera y son padres de: Mariana y Marcelo, que trabajan en la Quinta y Belén, que es ama de casa.
» Raúl Héctor llegó a jugar siete mundiales con la selección argentina y fue el capitán del equipo cuando resultó ganadora, en 1978. A mediados de los setenta jugó profesionalmente en Italia y luego comenzó trabajar como técnico, de la selección sanjuanina, de la argentina y del equipo italiano Vercelli y además fue Subsecretario de Deportes de San Juan. Se casó con Laura Giménez y tienen cuatro hijos: Rogelio, que vive en España, licenciado en diseño industrial; Lisa, vive en Puerto Madryn, bióloga marina; Andrés, que es dueño del pub Arena y Luciana, que tiene una agencia de viajes.
» María Elena, a quien apodan “Chola”, trabaja junto a sus hermanos en la casa de deportes Martinazzo. Es madre de Lorena, que es ama de casa; Adrián, que trabaja en una ART y Gastón, que trabaja en una empresa minera.
» Carlos Víctor: es el propietario de la parrillada Bigotes y hace muchos años acompañó a Javier Caselles en su campaña a gobernador, antes de que el joven político falleciera. Se casó con Susana Ferrer y tiene dos hijas: Andrea, que es ama de casa y Gimena, quien trabaja en la parrillada y milita en el PRO, partido del que fue candidata a diputada nacional.
» Luis Eduardo: fue intendente de Santa Lucía en dos periodos, primero de 1995 a 1999 y desde ese año hasta 2003. Además, acompañó a José Luis Gioja en la fórmula para senador y asumió la banca cuando este fue electo gobernador. Está casado con Laura Cabello y tienen tres hijos: Pablo, que tiene un negocio de insumos médicos; Ariel, que trabaja en la administración pública y Carla, que tiene un instituto de danzas.
» Rosa del Carmen, a quien llaman “Chicha”, se casó con José Luis Santiago, dueño de una joyería. Son padres de Mariela, que trabaja en la administración pública; Fernando, que trabaja en el ECI; Gema, que es empleada administrativa del club Ausonia y Germán, que es kinesiólogo y tiene un instituto de kinesiología.
» Daniel Domingo: con sólo once años integró la selección argentina sub 18 y ha sido considerado el mejor jugador del mundo. Con la selección logró un subcampeonato mundial y fue campeón en 1978 y 1984. En 1980 comenzó a jugar en Europa y fue goleador de la Liga Española durante los ochenta. Fue presidente de la Federación Sanjuanina de Patín durante doce años y el creador de la Liga Nacional Argentina de Hockey sobre Patines. Junto a José es el dueño del negocio de artículos deportivos Martinazzo. Está casado con Alicia Aguilar y tiene tres hijos: Tiziana y Julieta, que trabajan junto a él y Francisco, que está en el ecundario y juega al hockey en Estudiantil.
» José Antonio: fue campeón mundial en 1984 y siendo muy chico fue convocado para jugar en Europa. Estuvo allí durante unos quince años y más tarde fue director técnico de la selección argentina, con la que fue dos veces finalista. Es socio de Daniel en el negocio de indumentaria deportiva y está casado con la italiana Dona Chiti. El matrimonio tiene tres hijos: Antonela, que estudia en el secundario; Albano y Francesca, que están en la primaria y el varón juega al hockey en el Social San Juan.