* Ingredientes:
(Para 6 personas)
½ kg. de lentejas; remojadas del día anterior.
300 grs. de carne, (puede ser cuadril, bola de lomo, asado o unos lindos huesitos, si no le alcanza para más)
4 dientes de ajo pelados y picados chiquitos
3 pocillos de aceite
3 cebollas grandes picadas en pluma
3 hojas de laurel
6 tazas de agua
3 pocillos de arroz
Ají, sal a gusto
* Preparación:
Colocar en olla a presión las lentejas con las seis tazas de agua, la sal y el ají a hervir destapada.
Dorar la cebolla en los tres pocillos de aceite (la cebolla para las lentejas debe quedar, ¡bien doradita! –casi quemadita-, ya que de esa forma es más sabrosa), retirarla con espumador , para que el aceite quede en la sartén y echársela a la olla.
Dorar en el mismo aceite, la carne con los ajos y agregárselos también a la olla. Dejar hervir durante 35 minutos; abrir y agregarle el arroz, laurel, rectificar el sazonamiento y dejar hervir hasta que el arroz esté blando y las lentejas cremosas. ¡Suerte!
Máximas del general José de San Martín, para su hija Mercedes Tomasa (comentadas por Manuel Nicandro Arriola) Humanizar el carácter y hacerlo sensible aún con los insectos que no perjudican.
Stern a dicho a una mosca abriéndole la ventana para que saliese: anda, pobre animal, el mundo es demasiado grande para nosotros dos.
Cada persona tiene su modo de ser, su manera de accionar, su forma de proyectarse hacia los demás. Ello determina la personalidad; y a la personalidad la particulariza el carácter, en el justo equilibrio de estas cosas va implícito la expresión del carácter. Pero ese carácter debe ser llevado, con tacto y puleritud hacia la convivencia armónica, hacia formas adecuadas que esa convivencia impone. Su humanización habrá de permitir una leal proyección hacia los demás; tendrá que mostrar el gesto franco, la mano cordial que acerque y abra las puertas del espíritu en una amplia actitud de solidaridad humana. La sensibilidad hará que cada uno sea capaz de sentir como propio el sentir y el vivir de sus semejantes. En esa humanización estará encerrada la intención cristiana de “amaos los unos a los otros”. Porque si es la voz de la conciencia, es la voz de Dios. La invitación de Stern a una mosca, es le retrato nítido de quien tuvo siempre, como acción y fin, la libertad, pasión, permanente de nuestro Libertador. También es cierto que todo cabe en el mundo cuando se abre el espíritu y, si quedara alguna brecha, recordemos el consejo de Amado Nervo: “Si hay un hueco en tu vida llénalo de amor…”
Afifa Máttar de Kálejman: *Empresaria y amante de la cocina, fue columnista de El Nuevo Diario en sus comienzos