Navarro fue un exitoso abogado y escritor, creador del himno provincial al maestro de América. Estaba casado con una sobrina de Sarmiento y compartió muchas horas con él durante la vejez del gran maestro.
Si alguna vez en un acto escolar las estrofas del himno a Sarmiento le anudaron la lengua porque se disponía a cantar una cosa mientras sus oídos escuchaban otra, aquí tiene a uno de los culpables: Segundino Navarro, creador del himno provincial a Sarmiento, ese que suena sólo en San Juan, en contraposición al creado por Leopoldo Corretjer, que se escucha en el resto del país. Para que no queden dudas, el himno de Navarro es el que suena así: "Fue su vi-i-ida, la lucha incesa-a-ante...". El otro: "Fue la lucha, tu vida y tu eleme-e-ento".
No es que se vaya a tomar partido aquí por Navarro -a propósito de la calle que lleva su nombre en Capital-, pero en rigor de verdad, Segundino fue primero en esta historia de escribir canciones al gran maestro. Y no es casualidad.
No sólo estaba casado con una sobrina de Sarmiento -Victorina Lenoir Sarmiento- sino tuvo una relación muy afectuosa con él.
Esa amistad fue abonada con viajes y largas charlas. Fueron esas horas compartidas lo que le permitieron a Navarro escribir una pequeña biografía de Sarmiento y, tiempo más tarde, la letra del himno que lleva la música de Francisco Colecchia.
Amante de la historia, esa biografía fue uno de los trabajos literario que realizó. Junto a su mujer escribió "Compendio de Historia Argentina", un libro que fue utilizado durante varios años en las escuelas sanjuaninas.
Durante los gobiernos de Carlos Doncel, Domingo Morón y Justo Castro, Navarro fue designado Ministro de Gobierno. En sus mandatos demostró ser un gran estadista que resolvió una dura crisis económica y política mientras gobernaba Domingo Morón.
Segundino nació el 15 de febrero de 1852. Su padrino de bautismo fue otro grande de la provincia: Guillermo Rawson.
Hizo la primaria y la secundaria en San Juan y luego viajó a Córdoba para estudiar Derecho donde se recibió con 23 años. Un año más tarde fue nombrado Juez de Letras (1876). El joven y talentoso Navarro fue elegido como diputado de la Convención que reformó la Constitución Provincial y luego fue designado ministro de la Suprema Corte de la Justicia de la Provincia. Todo eso con menos de 30 años.
Su empuje trascendió el ámbito del Estado. Fundó el Club Industrial y organizó la primera exposición y feria rural de San Juan. Promovió la explotación minera en cooperativas y fue fundador del Banco Obrero y Banco Industrial. Además, fue uno de los encargados de reconstruir la Biblioteca Franklin por mandato del propio Sarmiento.
Un hacedor
Durante su vida, Segundino Navarro dio conferencias de distintos tipo, pero además escribió artículos periodísticos y composiciones poéticas que dedicó a Colón, Laprida y Fray Justo Santa María de Oro. Además escribió los himnos a Sarmiento y al Arbol, ambos fueron adoptados oficialmente por la antigua Dirección General de Escuelas para que fueran cantados en los establecimientos sanjuaninos.
Fuente: Diario de Cuyo. 13 de Junio de 2007