Quinto gobernador de la provincia en cumplir con su mandato, Victorino Ortega fue el creador del escudo provincial. Dividió su vida entre San Juan y Buenos Aires. La historia de un hombre cuyo legado continúa vigente.
"El escudo heráldico de la provincia tendrá forma oval y deberá contener en el poit do chef el sol meridiano apoyado en un marco cerrado concéntrico al escudo y orlado de laureles y oliva. El campo del área estará cortado por las manos de la alianza, sosteniendo un rollo que lleva al extremo un gorro frigio en gules, sobre campo de azur, de las manos en alto". De esta manera, Victorino Ortega puso fin a años de anarquía. Recién llegado al poder, en 1911, fue sancionada la ley mediante la cual se consagró la primera iniciativa legal que fijó los atributos del Escudo Provincial.
Esa fue su carta de presentación. Osado. Serio. Responsable. Hombre culto y tranquilo. Supo llevar las riendas de San Juan con altura. Tanto que su buena labor le permitió convertirse en el quinto gobernador en terminar con su mandato, tal como lo establece la Constitución. Su llegada al poder no fue complicada ni mucho menos, ya que sólo una lista se presentó a las elecciones.
"Mostró Ortega en todo instante su osadía, que competiría con la del mismo jefe del partido coronel Sarmiento, al cual incluso cortó las alas en su carrera política. Sin embargo, hombre carente de enconos y fobias y dotado de una basta gama de artes políticas, sus discutibles maniobras alternaron con honrosos gestos de bien en verdad excepcionales", dijo de él el historiador Horacio Videla.
Victorino Ortega nació en San Juan el 5 de marzo de 1868. Fue hijo de José Victorino Ortega y su prima (sí, su prima), Clara Rosa Cortínez. Por parte materna pertenecía al riñón del patriciado sanjuanino.
Graduado como universitario, ejerció durante varios años la profesión de abogado. Posteriormente se desempeñó como diputado y senador provincial. Y sólo renunció a su banca de diputado nacional, para convertirse en el primer mandatario de los sanjuaninos.
En vida contrajo matrimonio con Reneé Sarmiento, hija de Guillermo Sarmiento y Herminia Echegaray, ambos comprovincianos del doctor.
Ya en 1914, cuando la primera guerra mundial azotaba al planeta, Victorino Ortega se desempeñó como juez correccional en Buenos Aires, lugar donde vivió hasta el día de su muerte, el 10 de noviembre de 1935.
Entre otras cosas, dejó como legado a la provincia la fundación del Club Español y la creación del Boletín Oficial.
Vida y obra de un luchador, complejo, que se debatió entre quienes lo consideraban un político capaz de obrar en forma cuestionable y quienes veían en él un ser humano honesto, fuera de toda discusión.
Fuente: Diario de Cuyo. 13 de Junio de 2007