Desde la Primera Guerra Mundial Italia sufrió más de dos décadas de escases, penurias económicas y sociales. Esta situación promovió la migración de muchos italianos que eligieron a Argentina como uno de sus principales destinos. En este contexto llegó a San Juan Santiago Minin. El joven Santiago viajó solo y en Buenos Aires se encontró con su padre, quien había migrado varios años antes al país. En Italia quedaron su madre Vitoria y su hermano José, que llegarían un año más tarde.
Los orígenes de la familia Minin nos llevan a la región italiana del Friuli. Allí José Minin y Vitoria Pradolin se unieron y dieron a luz a Santiago (1929) y José (1931).
Como muchos de los friulanos, José era trabajador de la construcción. Por su oficio viajó a Francia y Alemania, cumpliendo contratos de trabajo. Poco después del nacimiento de su segundo hijo, José migró a la Argentina. Llegó durante el gobierno de Perón y trabajó en la construcción de cuarteles militares en el sur. Su esposa y sus hijos quedaron en Italia. Los tres estaban listos para viajar, poco después de la partida de José, pero por problemas económicos tuvieron que postergar su viaje hasta dos décadasmás tarde.
Después de la partida de su esposo a Argentina, Vitoria se convirtió en el único sostén de su familia. Al igual que él comenzó a trabajar en la construcción. Con su mochila de mimbre hacía changas, cargaba hierro y otros materiales que utilizaban en el Friuli para las excavaciones destinadas a la construcción de un dique. Además de ocuparse del ingreso económico, Vitoria se encargaba de todos los trabajos propios de una casa. Con lana de oveja tejía la ropa de sus hijos, fabricaba su propio jabón y preparaba las típicas comidas de esa región italiana, como el pan de sémola. Ella siempre decía, según palabras de Santiago, “la miseria hace industria”.
A los diez años Santiago cursó su último año de escuela y comenzó a trabajar. Cuando tenía alrededor de 17 entró en el mundo de la edificación y recibió sus primeros aportes. Formaba parte de un grupo de hombres que realizaban excavaciones para un dique. Antes de que existieran las máquinas excavadoras, con palas y sus propias manos, cavaban más de 12 metros de profundidad. Además, en Italia, hizo un curso sobre planos y construcción. Toda esta experiencia de trabajo en Europa le permitió conseguir un contrato para trabajar en Argentina.
Cuando tenía casi veinte años Santiago se fue del Friuli. Viajó en el barco “Corrientes”, una nave que fue utilizada en la guerra para el transporte de armas, y que luego fue remodelada para el traslado de personas. El joven venía con un contrato para trabajar en la provincia de San Juan. En Buenos Aires lo esperaban su padre José y su tío Luis.
Después de un viaje de más de un día en tren, llegó a la provincia. Aquí comenzó a trabajar para la empresa constructora “Walter Melcher”, mientras que su padre continuó un año más en el sur, con la empresa “Pagane”.
El verdadero nombre de Santiago era “Giacomo” pero, al llegar al país, se lo cambiaron. Cuando el barco “Corrientes” ancló en el puerto de Buenos Aires los pasajeros comenzaron a buscar su equipaje, respondiendo al llamado de las autoridades de la nave. Giacomo esperaba, pero nadie lo llamaba para que retirara sus valijas. Entonces, se enteró de que buscaban a un tal “Santiago Minin”, que no aparecía por ningún lado. En ese momento se dio cuenta de que habían cambiado su nombre de nacimiento y desde entonces la mayoría lo llama “Santiago”.
Un año después del viaje de Santiago llegaron a San Juan su madre Vitoria y su hermano José. En la misma época, el padre de la familia regresó del sur y se instaló junto a ellos en la provincia. Por primera vez, después de más de veinte años, la familia volvió a reunirse.
Poco después de llegar a la provincia, Santiago comenzó a estudiar dibujo lineal en la escuela nocturna Obreros del Porvenir. Trabajaba por las mañanas y cursaba de noche. Esto complico un poco su cursado y a los dos años tuvo que abandonar.
Sin embargo, gracias a su estudio conoció a quien se convertiría en su futura esposa, Rosa Santoni. Los hermanos de Rosa eran sus compañeros y, a fin de año, organizaron una fiesta en su casa. Prepararon la pista de baile con aserrín y Santiago se lució con su baile importado desde Italia, el “Sh perú”. Así conoció y conquistó a su mujer, con quien se casaría un diez de octubre de 1953.
Santiago se desenvolvió doce años en la construcción sanjuanina, primero con la empresa “Walter Melcher” y luego con “Estornell Gullioto”. Trabajó en el periodo de reconstrucción de la ciudad de San Juan. Entre otras obras, participó en la edificación de bodegas y de la Galería Estornell Sin embargo, siempre tuvo la inquietud de escalonar, de ser su propio jefe, de tener su propio negocio.
En Italia un hermano de su madre tenía un pequeño almacén. Varias veces Santiago lo ayudó con los trabajos del pequeño local. Esta experiencia sumada a la propuesta de su tío Luis Minin, hermano de su padre, lo llevaron a convertirse en dueño en sociedad del primer autoservicio de San Juan, “LUS.SAN”. El negocio llevaba los nombres de los dos propietarios, Santiago y Luis. En 1961 el local estaba ubicado en calle General Acha, entre Avenida Córdoba y Santa Fe. Vendían golosinas, cigarrillos, y cosas dulces como maicenitas, palmeritas y otras masas.
Un año después la sociedad adquirió un nuevo local en calle Laprida, entre Sarmiento y Entre Ríos. Al poco tiempo, Luis, un poco cansado del trabajo que el negocio demandaba, decidió venderle su parte a su sobrino. Así, Santiago se convirtió en el único dueño de “LUS.SAN”
Después de comprarle la parte a su tío, Santiago vendió el local ubicado en General Acha a su hermano José y se quedó solo con el negocio de la calle Laprida. Allí comenzó a incursionar en nuevos campos y ampliar la oferta de productos. Ya no solo vendía cosas dulces sino también fiambres, alimentos, productos de consumo diario, de limpieza. En el siglo XXI el negocio ofrece productos alimenticios, fiambres nacionales e importados, servicio de catering y comidas para llevar. “Uno no puede dejarse estar, hay que incursionar”, esa es una de las ideas que ha guiado a Minin en la administración de su local.
Santiago Minin tiene la colección de autos, de la marca Ferrari, más importante dentro de la provincia y probablemente también dentro de Cuyo. Cuenta con 180 automóviles de fórmula uno y de calle.
El pasatiempo por los autos y las carreras lo heredó de su padre, que era admirador de Juan Manuel Fangio. Cuando el argentino corría en las carreras de Europa, padre e hijo, escuchaban el relato por la radio, acompañados de una picada y un buen vermut. Santiago y José se sentían identificados con la vida privada del corredor, ya que Fangio era hijo de un inmigrante italiano que trabajaba como albañil.
A mediados de la década del 70 Santiago regresó a su tierra natal y, en ese viaje, comenzó a comprar los primeros autos, remeras, gorras y banderas de Ferrari. Más tarde, amplió su colección adquiriendo una gran cantidad de coches que vendía la librería San Carlos. En su negocio de calle Laprida exhibe algunos de sus autos, indumentaria y banderas.
Santiago y Rosa tuvieron tres hijos. El mayor fue Eduardo Santiago, que se casó con María Alejandra Herrera y tuvieron dos hijos: Lucas y Ramiro Santiago. La segunda hija fue Yolanda Beatriz, que contrajo matrimonio con Luis Nacif y tuvieron dos hijos: Rodrigo y Andrea Belén Nacif. La menor fue Susana Graciela, que se casó con Alejandro Herrero y tuvieron dos hijos: Luciano y Agustín Herrero. Fuente: Santiago Minin.