El 26 de enero de 1914 fallece el Cura Brochero, conocido como "El cura gaucho".
José Gabriel Brochero se instaló durante 40 años en el valle de Traslasierra, en la localidad de Villa del Tránsito (actual Villa Cura Brochero), donde realizó una trascendente obra pastoral y social. Había nacido el 16 de marzo de 1840 en Villa Rosa de Río Primero, provincia de Córdoba. Declarado "Venerable" por el papa Juan Pablo II en el 2004. El Papa Benedicto XVI firmó el decreto que permite beatificar al "Cura Gaucho". La beatificación se formalizó con una ceremonia en septiembre de 2013.
El papa Francisco aprobó en enero de 2016 la canonización del cura José Gabriel Brochero, tras haber confirmado el segundo milagro atribuido a su obra, por lo que se convertirá en el primer santo nacido y muerto en Argentina.
El sacerdote cordobés realizó una vasta obra social en la región de Traslasierra y se le atribuyen dos milagros. El primero que se le reconoció y que permitió su beatificación fue su intercesión en la curación de Nicolás Flores, un chico que tenía tan solo 11 meses cuando un accidente de tránsito lo dejó en estado vegetativo.
El siniestro vial ocurrió el 28 de septiembre de 2000, en Falda del Cañete, provincia de Córdoba. Flores estuvo al borde de la muerte, luego de tener tres paros cardiorrespiratorios con pérdida de masa ósea del cráneo y masa encefálica.
En el momento en que se produjo el accidente, su padre Osvaldo, que había salido ileso, vio a la criatura bañada en sangre y rezó a Brochero que le salvara la vida.
Tras ser internado, todos los pronósticos apuntaban que, si se recuperaba, Nicolás no iba a poder ver, escuchar, hablar ni caminar. Pese a ello, el pequeño sanó y tuvo una recuperación milagrosa. Llegó a recuperar la masa ósea en seis meses, sin intervención quirúrgica de por medio. En 2012, una junta médica avaló esta teoría al declarar que la recuperación carecía de explicación científica. Durante todo este proceso, hubo varias oraciones al cura Brochero.
El segundo caso que se le atribuyó recientemente es el de la sanjuanina Camila Brusotti. A los ocho años, la niña padeció una brutal paliza a manos de su madre y su padrastro, lo que la dejó inconsciente y permaneció más de dos meses en terapia intensiva.