Historia de San Juan
La televisión sanjuanina de los años 60
»Buenos días, mucho gusto
Las fotos son de 1.969 y fueron tomadas en el programa “Buenos Días, mucho gusto” que se difundía por canal 8 de lunes a viernes, de 12 a 13.
El programa contaba con la dirección integral y el guión de Juan Antonio “Chingolo” Martin, un muy activo publicista que se había radicado en nuestra provincia.
La producción del programa era de la empresa Visión Publicidad, propiedad de Armando Gonzalez Aubone y Martín, que tenía sus oficinas en un departamento de la calle Mitre.
La producción técnica y puesta en el aire estaban a cargo del canal.
El programa pronto ganó su espacio en la audiencia televisiva que a pesar de recibir las imágenes en blanco y negro crecía cada día. Lo curioso de este programa es que en algunos casos trabajaban profesionales de la imagen y la voz, como era el caso del ascendente locutor Rony Vargas pero muchos de los integrantes eran nuevos en estas lides.
Una prueba es que pocos de ellos siguieron la carrera periodística.
Las fotos que ilustran estas páginas ofrecen más datos sobre el programa y sus conductores.
Artículo publicado en el “Nuevo Diario” el día 25 de julio de 2008.
»Telesábados gigantes
En 1.964 la televisión había llegado a San Juan. Y el sábado, como ocurría en los programas de la televisión porteña donde Pipo Mancera primero y Héctor Ricardo García después se transformaron en clásicos del genero, era el día de los programas gigantes.
A lo largo de varias horas se iban sucediendo las notas periodísticas, el humor, el deporte, los concursos, la música y la publicidad en vivo, como se hacía en aquellos años.
San Juan tuvo su Telesábados Gigantes producido por la agencia propiedad de Julio César Sevilla y Carlos Barros Bustos.
El programa era conducido por Rony Vargas y Ana María Nieto y contaba con importantes colaboradores como Eduardo Guido Cialella y Hugo Rodriguez en deportes.
El programa iba en vivo, con la presencia de público en el estudio de Canal 8 en la Galería Estornell y comenzaba a las 14 terminando a las 18.
Artículo publicado en “El Nuevo Diario” el 1 de agosto de 2008
»San Juan en Alta Visión
La televisión cumplía su segundo año en San Juan cuando comenzó esta historia. Y realmente, nunca mejor aplicado el término “historia” porque San Juan en Alta Visión fue un programa que hizo historia.
Por un momento imaginemos aquellos primeros tiempos cuando ni soñábamos con emisiones en color, no existía el sonido estereofónico y sólo una parte de los sanjuaninos habían hecho realidad el sueño del televisor propio.
Pese a las limitaciones de todo tipo, la familia Rocha hizo maravillas con este producto netamente sanjuanino que comenzó emitiéndose los lunes de 22 a 23 –horario supercentral- y fue durante ocho años un clásico de la TV local.
Don José L. Rocha era un hombre de prestigio en el ambiente radiofónico. Técnico de altísimo nivel fue el responsable de que Radio Colón se comunicara con todo el pais aquella mañana del 16 de enero de 1.944, luego de tremendo sismo que echó por tierra la ciudad.
En la calle Catamarca, casi llegando a Laprida, don José tenía su estudio de grabación, que ocupaba el subsuelo del edificio. En la planta de arriba funcionaba la agencia de publicidad que manejaba doña Lola, la esposa de don José, una mujer hábil tanto para la venta de publicidad como para el trato con artistas y proveedores. Sin duda, doña Lola era el el 50 por ciento de la empresa pues gracias a su trabajo Rocha pudo dedicarse a su gran vocación.
Todo giraba bajo el nombre de Alba producciones y de ese estudio nació San Juan en Alta Visión.
El programa tenía dos tiempos. El primero tenía por sede el estudio de la calle Catamarca. Allí los cantantes grababan con la mejor tecnología de la época. Luego, en el sótano del Hotel Estornell, el programa se emitía en vivo con el detalle que los artistas hacían mímica o play back –como se dice ahora- y lo que salía al aire eran las grabaciones.
Realmente, todo era muy cuidado en este programa. Desde la iluminación al juego de cámaras, que dirigía Enrique Pinto. Otro histórico de la televisión sanjuanina, el negro Hugo Gordillo era el jefe de piso.
El elenco tenía sus números fuertes, permanentes. Otros artistas eran invitados. Entre los primeros brillaban los nombres de Violeta Perez Lobos y Juan Carlos Abraham en la danza, que ocupaba un lugar importante en el programa.
Entre los cantantes, los números fijos eran Walter Rotetta –que utilizaba el nombre artístico de Walter San Juan-, los hermanos De la Torre, Las dos Yiyas (Yiya Paz y Antonieta Chiapini), la cantante melódica Rubí Alós, Mirtha Gallo y el Quinteto Dorado.
Era tan grande el prestigio de San Juan en Alta Visión que el programa, con todos sus artistas, era contratado en fiestas importantes. Sin duda ha sido una de las realizaciones más ambiciosas de la televisión local y fue base de proyección de artistas que alcanzaron su consagración.
Artículo publicado en “El Nuevo Diario” el 8 de agosto de 2008
»Cuando la televisión llegó a San JuanLa fecha fue el 2 de mayo de 1964. Para quienes ya pasamos los 50, fue una fecha importante.
Uno vuelve a verse jovencito, formando rueda alrededor de un televisor. Era un sábado a la noche y Canal 8 iniciaba oficialmente sus transmisiones.
La televisión había llegado a San Juan, 13 años después de que comenzara a formar parte de la vida de Buenos Aires.
Más de una vez los sanjuaninos nos íbamos el fin de semana a Mendoza, simplemente para ver televisión en casa de algún pariente.
Ya no existiría más ese motivo para viajar.
Las transmisiones de prueba se habían iniciado el 18 de abril. Diariamente y durante dos horas se transmitía la serie “cuentos de las Wells Fargo”. Pero aquel 2 de mayo marcaba un hito: comenzaba la programación.
Tanta era la importancia que se le había dado al hecho que se comentaba que vendría al acto inaugural el vicepresidente de la nación, Carlos Humberto Perette. Finalmente el funcionario fue reemplazado por el senador nacional por San Juan, Américo Aguiar Vazquez.
En Buenos Aires ya funcionaban cuatro canales. El 7 que fue el pionero, el 9, que funcionaba desde 1.969 pero que en el 63 pasó a manos de Alejandro Romay, el 13, cuyo propietario era Proartel, conducida por el cubano Goar Mestre y el 11.
ERl canal 8 nace bajo el paraguas del 13 y su programación se nutre fundamentalmente por las producciones de este canal.
El canal sanjuanino pertenecía a Jorge Enrique Estornell, un empresario de raza de tercera generación en la argentina. Su abuelo, José se había iniciado con destilería, casas de espectáculos y había creado el viejo cine Estornell, ubicado en Rivadavia y Sarmiento.
La tarea había sido continuada por su padre, Bautista, que dio gran impulso al negocio de cines y teatro, construyendo salas en Mendoza y San Juan y se había iniciado en la hotelería con el Hotel Estornell, un complejo que incluía restaurante, boite y hasta el cine que llevaba su nombre.
Jorge actuó en diversos campos empresarios pero sin duda será recordado como el hombre que trajo la televisión a San Juan.
El acto inaugural se realizó en el Teatro Estornell y además de funcionarios de canales porteños, el 13 había enviado a varios de sus principales artistas, entre ellos el guionista Hugo Moser, las actrices María Aurelia Bisutti y el cantante Jorge Sobral.
Luego que hablaran Estornell y que el arzobispo, monseñor Audino Rodriguez y Olmos bendijera las instalaciones, se transmitió un show que estuvo a cargo de Los Antillanos, Pedrito Rico, el Ballet de Isolde Kleitman, el dúo cómico Los Dandys, de Mendoza, la Orquesta Sinfónica, el Ballet San Juan , Carmen Nogués, Hugo Ruades y Tito Barreiro.
Al día siguiente ya comenzaron las transmisiones regulares. La programación comenzaba a las 12 y se interrumpía a las 14, para reiniciarse alas 18 y concluir a las 24.
De más está decir que con la llegada de la televisón aumentó geométricamente la venta de aparatos. En los primeros tiempos eran muy pocas las casas que tenían aquella pesadas cajas que funcionaban con válvulas y era común ver a la gente agolpada viendo televisión ante los comercios que ofrecían los equipos.
Artículo publicado en “El Nuevo Diario” el 15 de agosto de 2008
