La exposición de obras denominada Continuidad y ruptura en el arte 192s0/1950 - actualmente en el Museo Provincial de Bellas Artes - incluye la sección “caricatura”. Este género si bien hunde sus orígenes en tiempos remotos es poco considerado en la historia del arte.
El período 1920 y 1934 en San Juan es caracterizado por el conflicto político y social, el enfrentamiento de antagonistas de distinto y el mismo cuño, así también como por la violencia. En la lucha entre sectores e individuos se utilizó la caricatura en los medios gráficos para poner al descubierto, en clave de humor, los aspectos siniestros de los acontecimientos. En la mayoría de los trabajos no se registra el autor y la firma aparece ilegible; una excepción – que a su vez se destaca por la versatilidad de su producción – lo constituye un artista que autografía sus caricaturas con el nombre de Delledona y Delladonna – de quien todavía no se cuenta con datos de identidad –.
A través de sus dibujos publicados en diarios, ilustra los vaivenes políticos de la década, poniendo de relieve rasgos de las personalidad de los protagonistas siguiendo, en términos generales, el estilo del humor político nacional, consolidado en la gráfica con más de cincuenta años de vida. Sin embargo, evidencia conocimiento y habilidad artística sobresaliente, junto a algunas producciones de trazo grueso, realiza refinados trabajos cuyo tratamiento recuerda a los grandes “caricaturistas” Aubrey Bearsdley y Toulouse-Lautrec.
Pero en forma paralela, varios artistas se dedicaron a realizar caricaturas como un género de dibujo autónomo. Entre ellos, Ángel Rodrigo Mateo quien desde muy joven realizó dentro de su producción artística: pintura, joyería, decoración de interiores; una destacada cantidad de caricaturas. Una de las muestras más famosas que realizó en la década de 1920, se denominó “Exposición diabólica” y en ella mostró su versión de los personajes de la vida artística y cultural de San Juan. Poco de la producción del autor se ha conservado, pero algunos descendientes han facilitado para esta muestra los dibujos atesorados. Entre ellos se encuentra una caricatura del Señor Gnecco, a la que sin lugar a dudas se califica como notable. Mientras que en los óleos, Rodrigo Mateo se mantiene dentro de los cánones tradicionales – en particular por la creación de atmósferas -, en la caricatura de Gnecco se aproxima a los lenguajes más revolucionarios de la época. Con muy escasos motivos logra ubicar al retratado en su quehacer: el coleccionismo de objetos antiguos. El rostro, en ningún momento es sometido a la ridiculización, está resuelto sintéticamente con líneas y colores. Lo particular de la recepción de estos retratos es que la prensa y el público de la época atacan fuertemente el modernismo, pero aceptan el lenguaje de Rodrigo. Entre quienes recuerdan al artista, cuentan que solía sentarse en la confitería de un hotel céntrico a realizar retratos de personajes conocidos y desconocidos.
En la década del 20 vivió en San Juan el artista Antonio Bermúdez Franco. Dotado también de una precoz capacidad expresiva, se perfeccionó en Europa. A su regreso se radicó por algunos años en la provincia, aunque en la misma época recibió un importante reconocimiento nacional – exposiciones en Buenos Aires y distinciones en certámenes nacionales -. Su obra, claramente en relación con las formas de representación instauradas por las vanguardias, fue receptada por la sociedad sanjuanina y ha llegado hasta nosotros un trabajo conservado por los familiares, que es la versión original de una obra que posteriormente fue consagrada nacionalmente. Algunas obras expuestas, fueron facilitadas por la Señora Norma Bermúdez, la hija del autor, que se encontraba presente en la inauguración.
A través de la caricatura y seguramente la propaganda gráfica, la modernidad plástica se instaló en San Juan. Seguramente, el motivo de la buena acogida se encuentra en la diferencia entre la fotografía y la caricatura. Mientras que la fotografía capta el aspecto real, la caricatura pretende comunicar la interioridad del personaje.
Publicado el 23 de diciembre de 2016 en La Pericana - Edición 1752 de El Nuevo Diario