Más palabras de la vid y del vino

 Amigo lector en esta columna te invito a que compartas la lectura de nuevas palabras de la vid y del vino. Y estas también  ya  ingresaron al Diccionario de la Vid y del Vino publicado en coedición con la AAL.

Y para  otro brindis báquico, les regalo un pequeño racimo de palabras con textos literarios, musicales, folclóricos, y testimonios del Atlas Lingüístico Etnográfico del Nuevo Cuyo (2018); como así también de Encuestas sobre el Habla y Folclore argentino realizadas por los Maestros Láinez,  entre los años 1945-50.

 

Cayascho

Sobrante que queda en un cultivo después de la cosecha, especialmente de uva, papa, ajo y maíz, y que recoge para sí la gente humilde.

“El trabajo. Industrias populares. Agricultura: se siembra en las chacras que son de pequeñas dimensiones, maíz, zapallos, sandías y melones. […] después de terminada la recolección otras personas más humildes o por falta de elementos no sembraron piden la ‘melizca’ (sic) o ‘cayascho’. No se cosecha ningún otro cereal…”. (La Rioja);  “Fiestas populares: El día de la minga al amanecer, ya se encontraba el rastrojo invadido por la muchedumbre de vecinos y vecinas […]. Después del almuerzo aprovechando la siesta, se juega y se charla en general. Inmediatamente se van retirando los ‘alzadores’ y ya entran los pobres a ‘espigar’ ‘cayascheo’ es decir, reunir las espigas que se caen para ellos. Estos son en general mujeres y niños, recogen las espigas con la derecha y con la zurda las reúnen hasta juntar un mazo que los atan con la misma paja. Estos macitos se llaman ‘callaschis’” (La Rioja).

 

Noque

Recipiente  de cuero donde los viñateros estrujaban las uvas. Estaba confeccionado con horcones o palos en forma de Y, que sostienen los cueros vacunos que conformaban las paredes del recipiente. El mosto o sea la parte líquida de la uva, con el hollejo, pasaba así  a un noque  provisto de dos anillas, también de cuero, por las que pasaban dos varillones, los que tomaban dos esclavos para conducir este mosto a la bodega.  Los testimonios lo registran así: “El vino criollo que se hace en pequeña escala, es pisado, una vez bien madura la uva, en noques de cuero de vacuno, con filtraciones; este cuero se ata de las garras a cuatro horcones plantados de tal manera, que adopta la forma de una bolsa; en ella se echa la uva y se pisa a “pata pelada” como vulgarmente se dice...”. (San Juan). 

 

Zarcillo

Brote enrulado fibroso y resistente que desprende el sarmiento de la vid, con que la vid ciñe sus vástagos a alambres, palos o ramas.  “[…] Es el término culto, la forma más estandarizada. Sin embargo este órgano de la vid se lo conoce con otras denominaciones como rulillo, cordoncillo y vinagrillo. En los textos antiguos se pueden leer las formas tenazuelas y tijeruelas. Sin duda, en el primer caso, se debe a la función de “tenaza del zarcillo y en el segundo a su forma de tijera”. (Ibañez Rodriguez, 2010, 74). Y en el Atlas Lingüístico del Nuevo Cuyo, el brote pequeño como un cordón  fibroso con que la vid ciñe sus vástagos para sostenerse durante un periodo vegetal, da nacimiento a palabras nuevas como retortuño  o carrusco,  tilingo, agarradera, rulo,  etc. (ALECuyo, 2018)

(*) Aida Elisa González de Ortiz, directora del Instituto de Investigaciones Lingüísticas y Filológicas Manuel Alvar (INILFI) de la FFHA de la UNSJ.

Publicado en La Pericana, edición 152 que integra la edición de El Nuevo Diario del 18 de abril de 2019

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Más palabras de la vid y del vino. (Ilustración Miguel Camporro)