La década de los ’90 tuvo en San Juan una característica marcada a fuego: la entrada de la economía en el proceso de globalización. Una globalización que no se mide sólo por la existencia de shoppings y teléfonos celulares. El cambio –aún en tránsito al terminar el milenio— tuvo consecuencias. Para alguno beneficioso, para otros, dramáticas.
* En el campo agrícola cambiaron las formas de producción. Se tecnificaron los procesos y las pequeñas propiedades –que reunían a 10 mil viñateros con menos de 10 hectáreas- dejaron de ser económicamente rentables. Surgieron, en cambio, propiedades con 100, 200 o más hectáreas, la mayoría de ellas beneficiadas con diferimientos impositivos, que con uso más racional del agua (riego por goteo) ganaron terrenos al desierto y los cerros, plantaron las variedades que reclama el mercado y cuando el siglo terminaba comenzaron a lanzar sus primeras producciones.
* La industria, por su parte, debió adecuarse a las normas internacionales, mejorando sus equipos y la presentación de sus productos. La promoción industrial –beneficio concretado en la década anterior— fue configurando el nuevo perfil empresario de la provincia. Pero este estaba desconectado de la producción primaria local. Es en esta década cuando se instalan algunos frigoríficos y comienzan a conocerse proyectos agroindustriales. No obs-tante y a pesar de haberse transformado en la principal creadora de recursos en la provincia, el proceso de creación e integración industrial está lejos de terminar.
* En el área comercial los cambios fueron drásticos. La apertura de la economía dispuesta por la política nacional hizo que en nuestra provincia comenzara un rápido proceso que no sólo modificó el comercio local con la llegada de grandes cadenas de tiendas, hipermercados, televentas y bancos y servicios internacionales sino que puso a la producción local en la disyuntiva de adecuar su oferta tanto en calidad como precio o quedar fuera de competencia local e internacionalmente.
* En el campo minero se licitaron áreas bajo reserva estatal y se formalizó un convenio de integración con Chile, todo lo cuál atrajo a inversores que en los últimos años han realizado importantes tareas explorativas. No obstante, el siglo terminó sin que se pusiera en marcha proyecto alguno de significación en el campo metalífero.
* Tanto en materia turística como en el de las exportaciones, San Juan continúa teniendo una participación nacional muy baja, aunque han comenzado a darse pasos interesantes en ambos campos. No obstante sigue siendo mucho mayor la cantidad de sanjuaninos que viajan que la de visitantes que llegan y también el valor total de productos foráneos que consume nuestro mercado que el de aquellos locales que se exportan.
Fuente: Libro “El Siglo XX en San Juan”. Autores Juan Carlos Bataller y Edgardo Mendoza. Impreso en el mes de octubre de 1999